" de chiquilín te miraba de afuera"

" de chiquilín te miraba de afuera"
cafe de Garcia

lunes, 30 de diciembre de 2013

MANOS BRUJAS

Rodolfo Biagi (Buenos Aires, 14 de marzo de 1906 — Buenos Aires, 24 de septiembre de 1969) fue un director de orquesta, compositor y pianista argentino cuyo apodo era "Manos brujas" y que es considerado una importante figura vinculado a la música de tango. Desde 1935 hasta 1938 se desempeñó como pianista de la orquesta de tango de Juan D´Arienzo. En 1938 fundó su propia orquesta típica. Su estilo de ejecución tendió a favorecer al bailarín con un ritmo nervioso y hasta por momentos monótono. Como compositor se le recuerda especialmente como autor de la música del tango Indiferencia y de la milonga Campo afuera con versos de Homero Manzi. Nació en el barrio de San Telmo y al terminar la escuela primaria se inclinó por el estudio de la música y, en particular, por el violín. Llegó a una solución de compromiso con sus padres, que querían que continuara sus estudios, y al mismo tiempo se inscribió en la Escuela Normal de Profesores "Mariano Acosta" y en el conservatorio del diario La Prensa, donde halló que prefería el piano al violín. A los 13 años, y sin que sus padres lo supieran, comenzó a trabajar como pianista en un cine de barrio acompañando las películas, que en esa época eran mudas. En una ocasión cuando ya tenía 15 años lo escuchó Juan Maglio (Pacho), que lo invitó a tocar con él en el café Nacional y más adelante integró la orquesta del bandoneonista Miguel Orlando, en el cabaret "Maipú Pigall". En 1930 junto al violinista Antonio Rodio y los guitarristas José María Aguilar, Guillermo Barbieri y Domingo Riverol acompañó a Carlos Gardel en la grabación para el sello Odeon de los tangos Viejo smoking, Buenos Aires y Aquellas farras, el foxtrot Yo nací para ti, tú serás para mí y el vals Aromas de El Cairo. Biagi pasó más adelante por la orquesta de Juan Bautista Guido y luego por la de Juan Canaro, con quien actuó en el cine París e hizo una gira por Brasil. En esa orquesta conoció a Juan Carlos Thorry con quien compuso el tango "Indiferencia". En la orquesta de D'Arienzo[editar · editar código] Biagi acostumbraba concurrir al cabaret "Chantecler" en el centro de Buenos Aires, donde actuaba la orquesta de Juan D'Arienzo, del que era amigo. Una noche el director, cansado de la impuntualidad de su pianista Lidio Fasoli, le propuso a Biagi que lo reemplazara. D'Arienzo, a quien se llamaba justamente "El rey del compás", se había propuesto un estilo de ejecución propicio para el bailarín, en tanto Biagi venía de la escuela de Juan Maglio y de los cánones rítmicos y melódicos propios de la Guardia Vieja. La incorporación, sin embargo, fue exitosa. Dice el estudioso del tango Horacio Salas: "Biagi impuso desde el teclado un estilo característico: picado, más veloz que el resto de las orquestas, monótono y musicalmente elemental, pero muy bailable, como para que pudieran ejercitarse en la danza aun quienes apenas conocían los rudimentos, porque eran conducidos por un ritmo contagioso, el recuperado compás de los tiempos de los tríos heroicos llevó a la orquesta a recurrir al casi abandonado dos por cuatro. El tango retomaba su alegría inicial. Se trataba de un estilo poco apto para el oyente, pero de gran vibración para los bailarines. Los instrumentos tocaban al unísono y sólo podía distinguirse algún compás suelto del piano conductor, pero no más."1 Además de las actuaciones en el Chantecler, trabajó con D'Arienzo en LR1 radio El Mundo, en bailes de clubes, en exitosas giras, actuó en la película Melodías Porteñas dirigida por Enrique Santos Discépolo y grabó 71 piezas entre el 31 de diciembre de 1935 en que registró Orillas de Plata y el 22 de junio de 1938 en que registró Champagne tango. En 1938, Biagi formó su propia orquesta, con la que debutó el 16 de septiembre de 1938 en el cabaret "Marabú", continuando con el mismo estilo propicio al bailarín. De su actuación en Radio Belgrano le quedó el apodo de "Manos Brujas", que era un foxtrot de José María Aguilar con el que siempre iniciaba la actuación de su orquesta. En 1942 hizo una gira a Chile con gran aceptación del público. Al inicio de los '50 fue una de las figuras que animó el famoso programa "Glostora Tango Club" de radio El Mundo. Y al comenzar la televisión argentina su orquesta fue la primera en presentarse. Estuvo también como estrella del popular programa de Canal 13 "Casino Philips". Como cantores tuvo a Teófilo Ibáñez, luego a Andrés Falgás y después a quien fue el cantor más exitoso en la orquesta, Jorge Ortiz, quien luego de un corto período en que se desvinculó para actuar con Miguel Caló volvió con Biagi. Se recuerdan en especial sus interpretaciones de "Yuyo verde", "Indiferencia", "Pájaro ciego", "Misa de once" y "Soledad la de Barracas". Otros cantores que pasaron por la orquesta de Biagi fueron Alberto Lago, Alberto Amor y Carlos Acuña, del que se destacan sus versiones de los tangos "A la luz del candil", "Lonjazos" y "Uno". También estuvieron Carlos Saavedra, Carlos Heredia, Carlos Almagro y Hugo Duval, éste último hasta la disolución de la orquesta. Duval fue quien permaneció el el mayor tiempo con Biagi, y es así ya que el cantante se había adaptado muy bien al estilo del brillante pianista. Entre los músicos que han trabajado con Biagi en este período encontramos a los bandoneonistas Juan Migliore y Agustin Bergato; los violinistas Oscar del Fuente -que era también su arreglista- Naum Klotzman y Cayetano Nostro; el contrabajo Donato Calabrese. Y entre los músicos que colaboraron con Biagi merecen citarse los bandoneonistas Alfredo Attadía, Miguel Bonano y Ricardo Pedevilla, los violinistas Marcos Larrosa, Claudio González y Oscar de la Fuente, quien además fue su arreglista. Además tenía un pianista, Juan Carlos Giampé, que lo reemplazaba los domingos en la radio para poder ir al hipódromo. Entre otras obras compuso el tango Cruz diablo; los valses Amor y vals, Como en un cuento y el tango Humillación todos con letra de Carlos Bahr; los tangos Gólgota, Magdala y Por tener un corazón en colaboración con Francisco Gorrindo; las milongas Campo afuera y Por la güella con letra de Homero Manzi ; el tango Dejá el mundo como está junto a Rodolfo Sciammarella; el tango Oh, mama mía con Carlos Marín y el tango Indiferencia con Juan Carlos Thorry. El 24 de septiembre de 1969 murió en forma repentina debido a un gran descenso de presión.

viernes, 27 de diciembre de 2013

CANTOR Y ACTOR

Guillermo Rico (1920-2013) Seudónimo: Guillermo Coral omo hombre de tango se lo identifica por haber sido cantor de Francisco Canaro quien, muy brevemente, dio su opinión sobre sus condiciones, seguramente con una sonrisa, pero sin faltarle a su pensamiento: «Fue un gran imitador de cantores, que gustaba más con la voz de los otros que con la propia.» Sin embargo, en sólo diecisiete meses, dejó registrados en el disco 25 temas y diez años más tarde, ya solista, siete más, cifra que no alcanzaron muchos de los tantos vocalistas que tuvo Canaro. Porque en su definición El Kaiser tenía razón. Rico llegó a su orquesta proveniente de un conjunto humorístico y el público, no muy exigente o complaciente con el estilo del maestro, lo aceptó más por sus antecedentes artísticos que como cantor de tangos. Fue un vocalista de fuerza, de voz potente, pero carente de brillo, de discreto fraseo y restringido para cualquier tipo de fiorituras. De allí que gustaba más cuando imitaba. Pero recuperaba terreno con su imagen de muchacho simpático y pintón. De buena estatura, morocho, atractivos rasgos y una sonrisa compradora. Se inició cantando en clubes de barrio, Promediando los años '30. Su nombre llega a Mario Pugliese "Cariño", creador del entonces popular conjunto humorístico-musical "Los Bohemios" y marcha con ellos para presentaciones radiales y giras por el interior del país. El pianista era Oscar Sabino. En 1940 la numerosa troupe, más humorística que musical, comandada por Tito Martínez del Box, "La gran cruzada del buen humor", lo incorpora a su elenco. Radio Belgrano y locales de espectáculos cuentan con su presencia. También con ellos aparece por primera vez en el cine en 1943. Fue en "El fabricante de estrellas", con Pepe Arias, donde algunos componentes de la troupe aparecen en una escena donde Rico imita a Alberto Castillo y Rafael Carret hace su rutina de "pato". Al año siguiente, Oscar Sabino, vinculado musicalmente a Canaro, lo presenta al director y se incorpora a la orquesta. "Los cinco grandes del buen humor" en la radio. El gran Pirincho, que estaba en todos los detalles, pensó que cambiando su nombre conseguiría diferenciar al humorista cantor del cantor de tangos. Con ese fin propuso que se llamara Guillermo Barragán y luego Guillermo Peñaflor, pero ninguno le gustó al cantante. Finalmente, horas antes de debutar en Radio Belgrano mandó a imprimir en la cartelera: Guillermo Coral y punto final. Así se lo conoció durante este período. El otro vocalista era el uruguayo Carlos Roldán. Debuta en el disco cantando el vals de Sabino, "Incomprensión". Mas tarde Roldán es reemplazado por Alberto Arenas. Juntos intervienen en las múltiples presentaciones del maestro y también en la revista musical de 1945 "El tango en París", de Enrique García Velloso. Allí canta, a dúo con Arenas, la milonga "Serafín y Julia Paz", a dúo con la actriz Alicia Vignoli el vals "No llores más" y solo el tango "Niebla", que previamente Canaro con el cantor Roberto Maida había grabado, con otra letra, con el título de "El que a hierro mata". Cuando deja la orquesta interviene en la película "No salgas esta noche", estrenada en enero de 1946, allí sólo aparece cantando el tango "El irresistible". Vuelve a "La gran cruzada del buen humor", para participar en otra película, "Cuidado con las imitaciones" (mayo de 1948). Poco después se produce una transformación en el grupo y aparecen "Los cinco grandes del buen humor", que queda coformado por Rico, Carret, Jorge Luz, Zelmar Gueñol y Juan Carlos Cambón, este último por años vinculado al tango con su piano acompañando en varias giras a Mercdes Simone y creando el Cuarteto Los Ases. La trayectoria de los muchachos es exitosa. Radio, teatros, giras por América y España y 12 películas jalonan su recorrido. Los humoristas regresando de una gira. Es el galán, el que enamora a la muchacha de turno, el que saca de todos los atolladeros a sus disparatados amigos. Salvo la excepción de "Vecinita" (letra suya con música de Enrique Pedreira) en "Los peores del barrio", sólo canta para conquistar a la muchacha o haciendo imitaciones según lo requieran los simples argumentos creados para cada una de las películas. Se mantuvieron, con gran éxito, cerca de una década hasta que aparecieron otros conjuntos con fórmulas parecidas y sus recetas sencillas e inocentes para hacer reír -sin trazos gruesos-, se van diluyendo. Deciden separarse y cada uno busca otro rumbo. Al tango siguió ligado a través de esporádicas grabaciones. Su medio de actuación fue la televisión, en programas musicales donde oficiaba de presentador y, a partir de una experiencia en 1973, continuó como actor de reparto en comedias costumbristas. Así hasta el presente, aunque cada vez más espaciadamente con sus más de 80 años a cuestas. En los últimos años, no perdió la sonrisa ni la mirada de sorpresa en los papeles que le tocó interpretar. En esos gestos se sigue conservando el personaje que realmente nos legó, no el de cantor de Canaro, sino el del conjunto cómico que lo consagró, "Los grandes del buen humor". El que suscribe, como tantos de mi generación, recordamos con afecto y nostalgia esos lindos tiempos de tango y alegría.

domingo, 15 de diciembre de 2013

EL CANTOR DE SAN MARTIN

El sábado 30 de marzo de 1918, nació Orlando Luis Giustino, más conocido como Orlando Medina Le puso su voz a las orquestas de Ricardo Malerba, Armando Baliotti, Pedro Laurenz, Ricardo Pedevilla, Héctor Varela Cantó en las Radios Stentor, Belgrano y Mitre. En el Cabaret Imperio, de Esmeralda y Lavalle, en La Armonía, de la calle Corrientes y en La Querencia. En sus últimos tiempos formó la peña: La Posta de Orlando Medina, en la que además de tango, folklore y guitarreada se escuchaba algún tango cantado por él, en compañía de su esposa: Juanita Del Monte. Fue profesor de canto y guitarra, en San Martín, hasta el miércoles 11 de agosto de 2004, cuando Dios se lo llevó al reino de los cielos.

sábado, 30 de noviembre de 2013

MOZO GUAPO

Alberto Castillo, de su verdadero nombre, Alberto Salvador de Luca, nació el 7 de diciembre de 1914 en Buenos Aires. Muy pronto, atraído por el tango se oculta de su padre para cantarlo a la radio tomando seudónimos. Canta con las orquestasJulio de Caro en 1934, de Agusto Pedro Berto en 1935 y de Mariano Rodas en 1937 Pero, había debido olvidado un poco el tango para terminar sus estudios de medicina, obtiene su título de ginecólogo en 1942. es integrando la orquesta de Ricardo Tanturi "Los Indios", en 1939 que conoce el éxito con títulos emblemáticos como "Asi se baila EL tango, la Sra. Yvonne, Recuerdo Malevo". El día, el doctor de Luca se ocupa y la noche canta el tango. En 1944, crea su propia orquesta bajo la dirección del violinista Emilio Balcarce. Escuchan los vals: "los cien barrios portenos, Unitaria". Más que un cantante, Alberto Castillo es un símbolo. Sus exageraciones, vocal sobre la vertiente popular y de indumentaria, sobre el método vidente, casi clownesque, se lo alejan definitivamente de los pálidos imitateurs de Gardel después del accidente de Medellin. Se compromete sobre el camino de la marginalidad raillant el burgués y las normas de la clase media. Algunos lo comparan al cantante de AL Johnson que grimait en negro e hinchaba guantes blancos. Mucho antes Elvis Presley, se atreve a jugar con el micrófono que hasta -alli' no se afectaba. Cada tango es para él un tramo de vida que debe ponerse en escena; es lo que lo volverá inimitable e inimitado. Lo también en los años 50 al cantar ella candombé con bailarines negros, revisitando, en resumen, la historia cultural y étnica del tango, lo que no debió agradar a algunos sino, entusiasmaba al público. Es una alegría hoy de bailar sobre: "Charol, Siga el baile, Bronce, el baile de los morenos". Por ello se hizo al representante modesto de una clase marginalizada que comenzaba a despertarse. Allí, dónde otros caían en el obséquiosité ante las clases dirigentes, le optaban por la burla. Para el tango so'lo le tenía valor porque elegido por el pueblo. A partir de 1946, Alberto Castillo juega en varias películas que pegaron tales marcas de entradas: Adios pampa mia, EL tango vu en París. Su renombre baja en 1955 a la caída del péronisme, la alta burguesía que corresponde al poder no puede reconocerse en el que el mono y que exhibe otra identidad social. Se apaga el 23 de julio de 2000 después de una alta vida en colores y rico de su contenido.

viernes, 29 de noviembre de 2013

LA VOZ DEL BARRIO DE SAN CRISTOBAL

Roberto Ray fines de la década del veinte comienza a cobrar importancia la inclusión del cantor en las orquestas de tango. Son primeramente, los estribillistas -así llamados porque en esa época cantaban únicamente el estribillo de la obra-, los que empiezan a ganar posiciones en las carteleras orquestales. Poco a poco, y debido al favor que les fue concediendo el público y la proliferación de tangos con letra, la radiofonía, las empresas grabadoras, los concursos, ese estribillista -convertido ahora en vocalista de orquesta, ya que se le concede la oportunidad de interpretar la letra en casi toda su extensión-, se afirma como elemento protagónico en el conjunto. Concluyendo los años treinta y en la década del cuarenta, ese protagonismo alcanzarla su apogeo, logrando al mismo tiempo el tango-canción su época de mayor esplendor. En la mayoría de los conjuntos surgieron voces que se identificaron plenamente, y. para siempre, con el estilo y los propósitos del director, contribuyendo a crear una definitiva personalidad interpretativa en cada caso: Fiorentino con Troilo, Ángel Vargas con D'Agostino, Echagüe con D'Arienzo, Ernesto Famá con Canaro, Juan Carlos Miranda con Lucio Demare, Raúl Berón con Caló -por nombrar sólo algunos binomios-, quedaron estrechamente asociados al éxito de cada una de esas orquestas y fueron en gran parte el motivo de su perdurabilidad en el recuerdo y el cariño del público. Hubo en esas felices alianzas un recíproco y afortunado ajuste de sensibilidad y de intenciones para desarrollar cada tema, que sus interpretaciones se han perpetuado como verdaderos modelos de afinidad artística dentro de la historia del tango. Y en la lista de esos binomios que alcanzaron una perfecta conciliación en cuanto a. acentos, divisiones, modos, temperamento y matices para expresar un tango, uno que ha adquirido rango de arquetipo es el que formaron la voz de Roberto Ray y la orquesta de Osvaldo Fresedo. Todo el refinamiento expresivo de ese conjunto no habría de encontrar mejor respuesta vocal que la de este muchacho que había nacido en la ciudad de Buenos Aires, en el barrio de San Cristóbal, el 21 de diciembre de 1912, y habría de morir, joven aún, en la misma Capital, el 23 de septiembre de 1960 (su verdadero nombre era Roberto Raimondo). Y esta afirmación no pretende hacer comparaciones cualitativas, con respecto a los otros vocalistas del compositor de "Vida mía", sino que quiere señalar que con su incorporación a la agrupación de Fresedo, en 1931, inauguró Roberto Ray los presupuestos estilísticos del canto para ésta -dicción, timbre, repertorio. exquisitez y acentos sin empaques arrabaleros-, que serían luego la constante vocal fresediana a través de todos los cantores que después de Ray desfilaron por esa orquesta. El canto de Roberto Ray marcó todo una jerarquizada modalidad de interpretación vocal en el tango. Escuchando su discografía con Fresedo -comenzó en 1931 en el sello Brunswick, continuó en Víctor de 1933 a 1939, oportunidad de su desvinculación para aquella circunstancial experiencia directriz Rizzuti-Ray, volviendo a Fresedo en 1948-, se advierte, de entrada nomás, una ligera pero inequívoca similitud con la voz de Ignacio Corsini. Tenor de timbre más bien agudo, de emisión marcadamente nasal pero sumamente expresivo, de distinguida dicción, "se floreó" recreando el impecable repertorio de su director, en cuya orquesta dejó verdaderas joyas interpretativas: "Sollozos", "Aromas". "Vida mía", "Niebla del Riachuelo", "Como aquella princesa", "Recuerdos de bohemia", son, en una apretadísima síntesis, un ejemplo de todo el señorío artístico que la dupla Fresedo-Ray incorporó a la historia del tango. Ejemplo que no desdeña a los otros cantores del conjunto, pero que marca la adopción de un refinado e inconfundible estilo. Porque Roberto Ray, sin ninguna duda, rotuló "La voz" de Fresedo.

viernes, 22 de noviembre de 2013

EL POETA FRANCISCO GARCÍA JIMÉNEZ

Nació en Buenos Aires el 22 de setiembre de 1899. Cronista y comediógrafo, comentarista y guionista de películas, es recordado de todos modos, por las letras de tango que viene escribiendo desde 1920. Ese año Carlos Gardel le grabó la de Zorro gris (música de Rafael Tuegols), con la que se inició una larga serie de éxitos. Hombre de vasta cultura y sólida formación intelectual, ha puesto siempre al servicio de la letra del tango una gran corrección literaria, que le fue reconocida reiteradamente en los famosos concursos de la Casa Max Glucksmann. Así, en el de 1926 obtuvo el tercer premio con Bajo Belgrano (música de Anselmo Aieta); en 1928, el tercer premio con Alma en pena (música de Anselmo Aieta) y en 1930, el cuarto premio con Bajo tierra (música de Anselmo Aieta). Asimismo en 1929, su tango Prisionero (música de Anselmo Aieta) fue seleccionado para el Gran Premio de Honor. Con respecto a Lunes el mismo García Jiménez dice: “En ese mundillo tanguero de Rosario fue donde Padula concibió sus dos tangos para la posteridad, Nueve de Julio y Lunes, a los que daría estructura formal en Buenos Aires. Él no se preocupó por su publicación mientras todas las orquestas típicas los incluían en sus repertorios”. Originalmente Padula lo tituló Lunes 13, se abrevió en Lunes cuando García Jiménez le puso letra en 1929.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

LA REDONDA Y EL GOTAN

Ambas pasiones están muy arraigadas en el corazón porteño. Su lugar de nacimiento: El primero lo ubicaremos en Inglaterra, lugar donde se perfecciona el football, aunque algunos conocedores en la materia lo dan con anterioridad, a mediados de la Edad Media en Asia, aunque tal vez sea una aproximación a lo que en la actualidad se conoce. Un profesor en letras escocés llamado Alejandro Watson Hutton lo introduce entre nosotros y el periódico The Standard -editado para la comunidad inglesa local- en junio de 1867, por medio de un aviso publicitario comentaba: “El sábado 29 del corriente se realizará en Palermo un match de football”. Con respecto al tango, el experto conocedor en la materia Roberto Selles cita el año 1857 como origen del tango, y sería “Tomá Mate, Che” el primigenio. Entre éste primero, nombrado por Selles y un “Dame la Lata” del clarinetista Juan Pérez, citado por otros historiadores, habría una serie bastante importante de títulos imposible de enumerar con precisión. Lo antedicho, como adelantamos, se refiere a la prehistoria de ambas disciplinas. Entrando en la historia propiamente dicha, “Don Juan”, de Ernesto Ponzio y “El Entrerriano” de Rosendo Mendizábal, son los primeros que llegan a nuestros dias con la frescura de cuando fueron compuestos. Para esos años los clubes de fútbol que merecen destacarse son el Lomas Athletic Club, Belgrano Athletic Club, Saint Andrews, y algún otro. Se funda en 1900 el glorioso Alumni, y de esa década serán los tangos El Choclo, El Porteñito, El Torito y La Morocha, todos de Angel Villoldo, un pionero en la materia. Mientras tanto, el Alumni gana los campeonatos desde el 1900 al 1912, exceptuando el de 1902. Un “Tigre del Bandoneón”, llamado Eduardo Arolas, hace su entrada triunfal como compositor de tango con “Una Noche de Garufa”. El Racing Club de Avellaneda ganaría los torneos de 1913 a 1919, denominándose por ese motivo La Academia. Vicente Greco no pudo sustraerse a tal hazaña y en su homenaje compuso el tango “Racing Club”, como luego lo haría Agustín Bardi con su “Independiente Club”. z futbolEn el año 1925, Racing Club saldía campeón por última vez dentro del amateurismo con una defensa integrada por Marcos Croce, Dellatorre y Paternoster; y tendría que esperar 25 años para volver a repetir la hazaña. Entrelazando nuevamente tango y fútbol, es necesario citar a Gardel, quien en su estadía parisina de 1928 registra, de Enrique Carreras Sotelo y José Lopez Ares cuatro tomas para el denominado “Patadura”; en la versión con matriz KI2056/1 nombra a jugadores argentinos tales como Tarascone y Pedrito Ochoa: En la toma del mismo número /04 hace mención a los españoles Piera, Zamora y Platko, pero en la toma número 2, totalmente desconocida, y que quien esto escribe tuvo oportunidad de escuchar hace unos años, cita a los uruguayos Scarone, Castro y Cea; Tal vez ésta versión algún día vea la luz. Y hablando de Platko diremos que era un húngaro que en el año 1928, ocupando la plaza de arquero en el club Barcelona, sufrió un gran golpe en la cabeza, y al hospital donde estaba internado fue a visitarlo Gardel, que era simpatizante de dicho club, recibiendo aquel como obsequio 35 placas de “prueba” grabadas por el Zorzal, regalo que mas de uno de nuestros coleccionistas desearía atesorar (esto surge de un reportaje a Platko para el diario Noticias Gráficas cuando estuvo de visita entre nosotros en el año 1960). Para 1929 hay un tango emblemático, titulado “Largue a esa Mujica”, que Juan Sarcione había compuesto para el sainete de Vacarezza “El Conventillo de la Paloma”, donde nombra a una serie de jugadores de distintos clubes tales como Chiesa, Prato, Recanatini, Stábile y Canaveri, entre otros. Diremos que éste último fue uno de los más longevos futbolistas, ya que tenía 43 años cuando abandonó la práctica, es así que lo tenemos en el Racing Club de 1913 como en el Independiente de 1928. El tango del que hablamos fue grabado por Carlos Gardel, con las z taponazoguitarras de Aguilar y Barbieri, y anteriormente estrenado por Libertad Lamarque. En 1931 se inicia la etapa del profesionalismo en el fútbol argentino, teniendo como campeón a Boca Juniors. Por la abultada suma -para aquel entonces-. de $45.000, River Plate adquiere al club Tigre a Bernabé Ferreyra. Dos años antes se disputaba en Uruguay el primer Campeonato Mundial de Fútbol, y presente en las concentraciones estaría Carlos Gardel, quien a decir de Francisco Varallo (único sobreviviente de aquellos años) alentó a los seleccionados de las dos orillas. Sin embargo, por diversas razones no pudo asistir al match final, en donde Argentina cayó derrotada por 4 a 2. El Zorzal en 1933 graba el tango de Petorossi, Bonano y Fattorini titulado “Mi Primer Gol”. En ese mismo año San Lorenzo de Almagro se clasifica campeón. Finalizando los años ’30, nuestra música ciudadana atraviesa cierta decadencia, y resucita gracias a un pionero llamado Juan D’Arienzo, quien desde el palco del viejo Chantecler logra resurgirlo con gran suceso, que se acrecentaría en la década siguiente. En el fútbol tenemos a Independiente que se consagra en los años 1938/39; y cabe destacar la hazaña realizada por su entre-ala derecho, Vicente de la Mata en el partido disputado frente a River Plate el 12 de octubre de 1939, cuando después de eludir a 7 jugadores -incluido al arquero Cuello-, conquista el gol que le valió el apodo de “Capote”. Entramos ahora a la etapa final de esta cabalgata tanguera-futbolística. Han de quedar muchos hechos sobresalientes en el tintero, pero hacerla más extensa sería llenar páginas íntegras. Y es la década del ’40 fructífera en ambas disciplinas. Las grandes orquestas toman un auge inimaginable hasta la fecha: Aníbal Troilo, que aunque se inicia dos años antes, se consolida para esa época; Miguel Caló y su “Orquesta de las Estrellas”; Osvaldo Pugliese con los cantores Chanel y Morán; Ricardo Tanturi con Alberto Castillo; Angel D’Agostino con Angel Vargas; Carlos Di Sarli, con Rufino; Alfredo De Angelis con Dante y Martel; y otros que si bien no fueron de menor valía que los ya citados, no acapararon tanto las preferencias del público. En el fútbol tenemos a un San Lorenzo campeón de 1946, que no solo deslumbró con la habilidad de sus jugadores a su público, sino que al final de esa temporada viaja en gira triunfal a España, finalizando la misma invicto. Al finalizar dichos años el Racing Club de Avellaneda logra la hazaña inigualable hasta esa fecha en el profesionalismo, gana tres campeonatos consecutivos: 1949/50/51. No podemos pasar por alto a los grandes poetas de la época: José María Contursi, Homero Expósito, Enrique Santos Discépolo y Homero Manzi; quienes hicieron más rico nuestro cancionero con poemas como Gricel, Afiche, Mañana Zarpa un Barco, Malena, y otros de gran categoría. Discepolín, el chiquito grande, filmó la película “El Hincha” donde, como nadie, pinta de cuerpo entero la verdadera pasión que despierta en la gente el deporte futbolero, que como en el comienzo puntualizamos, unida a nuestro tango, con auges y declives, está intensamente arraigada en el corazón de nuestro pueblo. Algunos tangos dedicados al fútbol: “Estudiantes de la Plata” de Francisco Rotundo; “A José Manuel Moreno” de Armando Pontier; “San Lorenzo de Almagro” de Anselmo Aieta; “A Angel Labruna” de Angel Ratti; “Boca Juniors” de Rodolfo Sciamarella; “Bernabé, La Fiera”, de Miguel Padula; “El Taladro”, de Alfredo de Angelis; “Lemita” de Miguel Padula y Francisco Laino.

martes, 19 de noviembre de 2013

"EL FLACO DEL TANGO"

Alto, flaco, pintón, provocó la admiración de las mujeres desde que pisó por primera vez un escenario porteño. Su poderosa atracción no tenía solamente como centro su seductora figura, sino que también provenía de una voz inconfundible, de impar estilo. En un tiempo en el que el panorama tanguero contaba con voces privilegiadas, que no se parecían entre sí (Alberto Marino, Jorge Casal, Roberto Rufino, Alberto Podestá…), no era poco mérito destacarse con luces propias. Morán se ubicó con armas nobles en el singular espacio de los triunfadores a punta de sensibilidad y temperamento. Y si en el contexto de su amplio repertorio fuera necesario rescatar tres títulos significativos, Pasional, San José de Flores y El abrojito no dejarán de ser jamás las canciones de Morán. Aquellas que se indentificaron de manera insoslayable con su peculiar forma de frasear, de decir las letras. Vida en Pompeya Nacido como Remo Andrés Domingo Recagno, en la localidad italiana de Steve, desembarcó en Buenos Aires cuando todavía era un chico. Consustanciado con Pompeya -el barrio en el que recaló-, allá por el 45 se unió a la orquesta del inolvidable Osvaldo Pugliese, haciendo dupla con Roberto Chanel, otro cantor personal. Eran los tiempos, bellos tiempos, de trajinar los escenarios de los clubes de barrio. Verdaderas fiestas populares en las que participaban por igual la orquesta típica, la de jazz y un público que se largaba a la pista a bailar tangos sin el criterio deformante de esa línea for export que suele gambetear la autenticidad. En ese marco se movió y brilló aquel cantor que no se codeaba seguido con el tango arrabalero y que, por el contrario, prefería letras de tratamiento acaso más pulcro. Sin que se perdiera por eso la arrasadora fuerza que nutría el espíritu de la canción ciudadana. Luego de separarse de Pugliese -con el que compartió nueve años intensos de trabajo-, Morán se largó como solista, secundado por el conjunto de Armando Cupo. El éxito siguió siendo su compañero de ruta. El final En octubre del 96, despuntando el vicio, participó en un show tanguero (en el Club del Vino), junto a su hija Roxana y al actor Franklin Caicedo. Al día siguiente del debut sufrió una descompostura en su domicilio y fue internado en el hospital Tornú, iniciando un proceso que ya no tendría boleto de regreso. Aunque zafó en esa oportunidad, en junio de este año tuvo que ser trasladado de urgencia al mismo lugar, donde murió el 16 de agosto 1997, a los 77 años, tras una larga y grave descompensación respiratoria. Cordial, modesto, un italiano que abrazó la porteñidad por pura convicción, Morán acaba de subirse al podio de los que son eternos como el Sol, de los que dejan huella. La muerte no acallará su voz, que seguirá viva a través de Pasional, de San José de Flores, o de cualquier otro tango que, en su garganta, continuará haciendo vibrar los cien barrios de Buenos Aires. De este Buenos Aires que, pese a todo, no olvida a quienes supieron convertirse en verdaderos ídolos.

sábado, 16 de noviembre de 2013

EL PRÍNCIPE AZUL

La romántica denominación con que se lo conoció a Herberto Emiliano de Costa, fue por su increíble timbre abaritonado, su apostura natural y la plenitud de su voz. Nació en el barrio de Congreso un 11 de Septiembre de 1901. Se presentó por primera vez en el Teatro Liceo con los actores León Zarate y Marcelo Ruggero, con una gran aceptación del público. Después derivo sus preferencias hacia el canto popular. En 1924 debuto como locutor en la vieja Radio Brusa, LOV, y actuó como cantor solista secundario con el piano de José Tinelli. Paralelamente continuaba con sus estudios. Graduado de Bachiller, matriculado en filosofía y letras, estudiaba lenguas clásicas, latín y griego. También cursó 3 años de medicina. En 1928 y 1929 viaja a Brasil donde graba discos para el sello Parlophon junto a la orquesta Típica Andreoni. Los tangos registrados fueron: “El vivillo”, de F. Brancati y A. Izulma, “Cuento criollo”, de O. Romanelli y S. Granata, “Pobre payaso, de Rene Cóspito y Martignone, y finalmente “Alma en pena” “Piedad”, “Leguisamo solo” y “Angustia”. En 1930, ya en Argentina, forma parte de la orquesta de Francisco Lomuto como estribillista, sucediendo a Charlo. Con esta orquesta graba 14 temas para el sello Odeón. En 1931 graba con la orquesta típica de Roberto Firpo sucediendo a Carlos Varela, dejándonos 41 temas, dos de los cuales los realiza a dúo con Dorita Davis. En 1931 realiza dos temas con la Orquesta Típica Víctor, uno de ellos: “Vos no engrupis más”, pertenece a la revista teatral “Gran Manicomio nacional”. El año 1932 fue fundamental para su carrera artística: se presenta con Roberto Firpo y su orquesta en el Teatro Apolo en la pieza teatral “Hoy te llaman milonguita”, de Buglioti y De Rosa. Canta los tangos “Que la salve Dios” y “Hoy te llaman milonguita”, la zamba “Mi rioja” y el vals “Horas de pasión”, todos de la autoría de Roberto Firpo. En este mismo año actúa por LR3 Radio Belgrano como cantor solista, acompañado por Vila, Giaccio y Cortese en guitarras. Incursiona en el cine y actúa en la película “Canillita”. Se ausenta del tango por dos años y reaparece en 1935 en la prestigiosa Radio Belgrano y luego hace una temporada en Radio La Nación actual Radio Mitre. El 24 de Agosto de 1935 viaja a los Estados Unidos, con la compañía de Héctor Quesada. Allí firmaría contrato con la Nacional Broadcasting y participaría de dos películas, pero en el viaje le aqueja un problema de salud que lo obliga a internarse en el sanatorio de la Isla Santa Trinidad, donde fallece el 9 de Septiembre de 1935, a los treinta y tres años de edad. La repatriación de sus restos se produjo el 5 de Noviembre de 1935. Grabaciones efectuadas por el Príncipe Azul y la orquesta típica de José L. Andreoni, para el sello Parlophon en Brasil Alma en pena ( tango ) Diciembre/1928 Piedad ( tango ) Diciembre/1928 Nelly ( vals ) Enero/1929 Que vachache ( tango) Enero /1929 Che Bartolo ( tango ) Febrero/1929 Dandy ( tango ) Febrero/1929 Canción de cuna ( tango ) Abril/1929 Gorriones ( tango ) Abril/1929 Otoño ( vals ) Abril/1929 Luna de Honolulu ( vals ) Abril/1929 Tu vieja ventana ( vals ) Mayo/1929 Si supieras ( tango ) Mayo/1929 El guapo ( tango ) Junio/1929 A contramano ( tango ) Junio/1929 Leguisamo solo ( tango ) Julio/1929 La muchacha del circo ( tango ) Julio/1929 Te fuiste, ja…ja… ( tango ) Noviembre/1929 Zaraza ( tango ) Noviembre/1929 El trovero ( vals ) Noviembre/1929 Cuento criollo ( tango ) Noviembre/1929 Tango lindo ( tango ) Diciembre/1929 Ibis ( vals ) Diciembre/1929 Moneda corriente ( tango ) Enero/1930 Baby ( vals ) Enero/1930 T.B.C ( tango ) Enero/1930 Malevaje ( tango ) Enero/1930 Milagrosa virgencita ( tango ) Enero/1930 El vivillo ( tango) Enero/1930 Dolores ( vals ) Febrero/1930 Angustia ( tango ) Febrero/1930 Prisionero ( tango ) Marzo/1930 Maruska ( vals ) Marzo/1930 El barbijo ( tango ) Abril/1930 Cuando el amor llega ( vals ) Abril/1930 Amor, amor ( vals ) Mayo/1930 Que raro sos ( tango ) Mayo/1930 Largalo ( tango ) Junio/1930 Pobre payaso ( tango ) Junio/1930 Donde estas corazón ( tango ) Agosto/1930 Grabaciones efectuadas con la orquesta típica de Francisco Lomuto, para Odeón. No te vendas ( tango ) 09/09/30 Noche de tormenta ( vals ) 09/09/30 Has muerto para mi ( tango ) 16/09/30 Nunca ( tango ) 16/09/30 Ño' orospito ( ranchera ) 30/09/30 Cambio tu suerte ( tango ) 30/09/30 Botarate ( tango ) 17/10/30 Lejos muy lejos ( tango ) 17/10/30 Vos anda que te conviene ( tango ) 28/11/30 En la palmera ( ranchera ) 28/11/30 A tus ojos ( vals ) 09/12/30 Kerry ( vals ) 09/12/30 Vesubio ( tango ) 13/12/30 Perdóname mujer ( tango ) 13/12/30 Grabaciones con la orquesta tipica de Roberto Firpo, para Odeón. Eco melodioso ( tango ) 10/03/31 Mágico sueño ( tango ) 10/03/31 Que me contas ( tango ) 10/03/31 La entrerriana ( ranchera ) 30/03/31 Campanita de la escuela ( tango ) 30/03/31 ¿Que paso, vecina? ( tango ) 30/03/31 En el maizal ( ranchera ) 07/05/31 Se caso la viuda ( polca ) 07/05/31 Zapatea juerte mi negra ( ranchera ) 28/05/31 Dulce gitana ( pasodoble ) 28/05/31 Bichito de San Antonio ( ranchera ) 25/06/31 Aromas de España ( pasodoble ) 25/06/31 Tus ojos verdes ( tango ) 02/07/31 Honda tristeza ( tango ) 16/07/31 Viejo tango ( tango ) 13/08/31 Vida campera ( ranchera ) 13/08/31 Mi virgencita ( tango ) 13/08/31 Lo mismo que ayer ( tango ) 27/08/31 Carillón de la merced ( tango ) 17/09/31 La porfiada ( ranchera ) 17/09/31 La que murió en Paris ( tango ) 17/09/31 Titina ( ranchera ) 24/09/31 Pensando en ti ( tango ) 24/09/31 Yo tuve un amor ( fox trot ) 07/10/31 De cita en cita ( tango ) 07/10/31 Por ellas…no me case ( tango ) 15/10/31 Amor imperial ( fox trot ) 05/11/31 Callecita de ensueño ( tango ) 05/11/31 Maria Elena ( vals ) 14/11/31 La fuente del vergel ( fado ) 14/11/31 Lagrimas de madre ( tango ) 05/12/31 Dolor de preso ( tango ) 19/12/31 La macarena ( pasodoble ) 09/12/31 Sos un tipo regadera ( tango ) 05/01/32 Confieso que te amo ( fox trot ) 07/01/32 Miserere ( tango ) 07/01/32 Al resplandor de las estrellas ( vals ) 15/09/32 Que la salve Dios ( tango ) 27/09/32 Mi Rioja ( zamba ) 27/09/32 Hoy te llaman milonguita ( tango ) 27/09/32 Horas de pasión ( vals ) 27/09/32 Grabación con la orquesta típica Víctor : Vos no me engrupís más ( tango ) 30/09/31 Grabaciones junto con la orquesta de Roberto Firpo. Honda tristeza (tango) 05/11/31 Titina (ranchera) 05/11/31 Sus temas: Con José L. Andreoni: 39 Con Francisco Lomuto: 14 Con Orquesta Típica Víctor:1 Con Roberto Firpo:2

martes, 12 de noviembre de 2013

Ricardo Tanturi : El caballero del tango

Aunque nunca descolló por sus dotes musicales, Tanturi logró conducir durante varias décadas una orquesta de renombre, que pasó su éxito en la enorme atracción de algunos de los cantores con que contó. Por esa misma razón, las versiones instrumentales de su limitada orquesta son escasas y poco recordadas. Sin embargo, su fama resiste el paso del tiempo, y en los últimos años, con el resurgimiento del tango como danza, las grabaciones de Tanturi son tal vez las más requeridas por los bailarines. Además, algunos de sus registros se han convertido en clásicos absolutos. Ricardo Tanturi nació en Buenos Aires de padres italianos, en el barrio de Barracas, uno de los más pobres y vitales de la ciudad, limitado por el Riachuelo, otrora surcado por incontables barcazas, y hoy contaminado y maloliente. Su primer instrumento fue el violín, que estudió con Francisco Alessio, tío del célebre bandoneonista y director Enrique Alessio. Su hermano Antonio Tanturi, pianista y codirector de la Orquesta Típica Tanturi-Petrone, lo indujo a dejar el violín por el piano y fue su maestro. En 1924 comenzó Ricardo su carrera artística, sentado al teclado en clubs, festivales benéficos y, junto con su hermano, en LOY Radio Nacional (luego llamada Belgrano), nada de lo cual le impidió estudiar Medicina y recibirse con muy buenas calificaciones. En la universidad formó conjuntos estudiantiles. Allí conoció al actor Juan Carlos Thorry, quien luego sería su primer cantor, y a muchos de los músicos que conformarían su orquesta. En 1933 formó un sexteto para actuar en cines y teatros. Lo bautizó "Los Indios", en homenaje a un equipo de polo. Esa misma sería la denominación de todas sus formaciones posteriores. Tanturi solía utilizar como presentación el tango así llamado, "Los indios", de Francisco Canaro, pero curiosamente nunca lo grabó. Orquesta R. Tanturi Orquesta Ricardo Tanturi Se inició en el disco en 1937, con una histórica placa del sello Odeon que contiene el tango "Tierrita", de Agustín Bardi, en versión instrumental, y "A la luz del candil", música del talentoso Carlos Vicente Geroni Flores, y truculenta letra de Julio Navarrine, cantado por Carlos Ortega. Pero Tanturi da el gran salto en 1939, cuando incorpora a Alberto Castillo, que se convertiría en un imán para el público. Castillo, de afinación perfecta, magistral en el uso de los matices y la media voz, seducía con todos los recursos posibles: su impactante gestualidad, su engominada elegancia varonil, su título de médico ginecólogo (obtenido en 1942) y ese estilo por momentos confidencial, por momentos desenfadado que convertía cada tango en un espectáculo. En los 37 temas que dejó grabados Castillo antes de dejar a Tanturi en 1943, la orquesta le cede el protagonismo, como también haría con el elegido para sucederlo, el uruguayo Enrique Campos. Este compartía con Castillo el interés puesto en la comunicación con el público. Campos no intentaba ningún lucimiento vocal. Cantaba con displicencia, sin exaltarse, con la sencillez de las cosas humildes. Detrás de él, la orquesta sonaba afiatada, precisa y discreta, con una simple perfección. Esto convierte a los 51 temas que registró el binomio Tanturi-Campos en uno de los tesoros del género. La orquesta no conocería ya momentos de tanto esplendor, aunque alcanzó notable nivel con Osvaldo Ribó a partir de 1946. Roberto Videla para la misma época, y posteriormente Juan Carlos Godoy y Elsa Rivas, entre otros, consiguieron revitalizar ocasionalmente la popularidad de Tanturi. Este compuso los tangos "Amigos presente", "A otra cosa, che, pebeta" y "Pocas palabras" con letra de Enrique Cadícamo; "Sollozo de bandoneón" con Enrique Dizeo, y "Ese sos vos" con Francisco García Jiménez, entre otros.

lunes, 11 de noviembre de 2013

BORGES Y EL MALEVAJE

Como los buenos artistas, Jorge Luís Borges como escritor fue reconocido por mostrar distintas facetas, períodos o caras de los temas que trataba en sus cuentos y por ende, también de los protagonistas y ambiente donde se desarrollaba el mismo. Así es como en el cuento “Hombre de la esquina rosada” –narración a analizar- se puede observar el Borges de pueblo, el porteño amante del tango y la milonga; aquel personaje del común que gusta de las riñas y de los prostíbulos. Es ante todo, un Borges que en cierta forma parece querer alejar esa imagen de sujeto erudito y culto, para mostrar una apariencia más cercana a la realidad tanto del lector como de su entorno, es decir, a un universo que no le es ajeno. De esta inclusión a este mundo, surge el descubrimiento de un flagelo que está presente en esta sociedad: la infamia. Así surge “Historia universal de la infamia” -publicado por primera vez en 1935- nombre que lleva el libro de cuentos en donde se incluye “Hombre de la esquina rosada”. De esta manera, se puede afirmar que esta es una recolección de historias que describen todo lo que el autor percibe dentro de ese contexto. Pasando al caso concreto del cuento a tratar, lo que más atrae de la historia es la forma como se narra o más bien como se habla, pues este relato es como escuchar las historias -la mayoría de veces enaltecidas por tintes ficticios- que suceden en el diario vivir de cualquier persona del común. Por eso mismo, el narrador le describe a un Borges oyente, una historia de la cual él es testigo, cómplice y autor. Todo esto es plasmado en un lenguaje propio del narrador el cual es compuesto por palabras arrabaleras, ordinarias, toscas y rústicas. Éste es llamado por el mismo Borges como orillero. Ahora, es a partir de algo tan simple como lo es el lenguaje, que se puede percibir el ambiente y tiempo en donde se desarrolla la trama de la historia: un barrio popular de una Buenos Aires rural que puede ser ubicada en los finales del siglo XIX o principios del XX –fecha que se acopla al nacimiento del autor, 24 de agosto de 1989-. Es de este ambiente que surgen los personajes principales del cuento. En primera instancia se tiene a Rosendo Juárez, más conocido como “el Pegador”. Él representa al gamonal, al cacique, al duro del barrio; a aquel personaje querido por algunos, admirado y respetado todos, pues Juárez dado sus hazañas realizadas con el puñal, con el sólo caminar hace temblar a cualquiera que sepa de él. No obstante, ante una situación extraña, en la que un forastero llega a retar al Pegador, éste reacciona cobardemente, por lo que huye para desaparecer casi por completo del resto de la historia. En este sentido, hay que presentar al osado retador. Su nombre es Francisco Real y es descrito como un tipo alto y fornido proveniente del norte de Argentina. Su mote es el “Corralero” y es una persona que se jacta de su poder, por lo cual quiere derrotar y humillar a todo aquel que tenga fama de ser más varón. Sin embargo, de la misma confianza en si mismo nace la condena a muerte de Real, muerte que es cobrada por el hombre de la esquina rosada, quien es nada más y nada menos que el narrador-protagonista. De él se puede deducir que es un hombrecillo de bajo perfil y más bien percibido como insignificante. Empero, en realidad es una persona que defiende todo atento contra sus ilusiones y sus ideales, que en este caso es la grandeza que representaba para el Rosendo Juárez. “El autor de la muerte no puede ser considerado "asesino": no tiene rencor, no lo motiva la pasión, simplemente cumple con su deber como verdugo, mata a quien mató a su ídolo. Mata a quién mató sus ilusiones, sus míseras esperanzas de ascenso social y, aunque simultáneamente demostró que podía ocupar el sitial de "guapo" que junto con la vida perdiera su referente, nos enseña que tampoco esa era su intención” (1) , analiza Oscar Bianchi acerca de la actitud que toma el narrador-protagonista. Como un último personaje importante dentro del cuento, se puede nombrar a la Lujanera, una mujer que pese a su condición de prostituta, es la miembro de su género más bella que hay en el lugar. Por esa razón es codiciada por cualquier hombre, pero ella sólo está junto al más poderoso, es decir, en un principio Juárez y luego Real. Es así como a causa de esta compañía por conveniencia es que la Lujanera termina convirtiéndose en la única visible testigo de la muerte de Real. Asimismo, tal vez de lo viso por esta mujer es que surge el nombre de la historia, pues ella vio a un desconocido, un hombre, pegarle la puñalada al Corralero. Por otro lado, hay que aclarar que un punto vital en la historia es que la vida entera de estos atractivos personajes se reduce a tres o cuatro escenas, lo cual deja al descubierto una utilización de una continuidad casi ininterrumpida. De esta forma es como se puede concluir afirmando que el cuento “Hombre de la esquina rosada” es una suma de elementos perceptibles, los cuales son dependientes uno de el otro por lo que se caracterizan por tener una función única e importante dentro de la misma historia. En síntesis, el relato puede ser observado como un intento de Borges por mostrar que hasta en un ambiente rural y basto, cualquier individuo, pieza o cosa es importante en el desarrollo de un hecho.

sábado, 9 de noviembre de 2013

BARRIO DE TANGO

1. BARRACAS AL SUD “Una calle en barracas al sud…”, así recordaba José González Castillo al Dock Sud, en la letra del tango “Silbando” con música de Cátulo y Sebastián Piana. En la zona sur de la Capital Federal, del costado de la Provincia de Buenos Aires, estaban localizadas las barracas viejas, las cuales se extendían desde las cercanías del Riachuelo hasta las costas del Dock Sud y de la Isla Maciel. Una de las principales arterias de Avellaneda, pegada a Buenos Aires, era la zona de la Avenida Pavón (hoy Hipólito Yrigoyen). En las cuadras más cercanas a la Avenida Mitre (Pavón y Mitre es la esquina por demás famosa de Avellaneda), garitos, reñideros y toda clase de juego clandestino eran el paisaje cotidiano de los vecinos, a escasos metros del histórico edificio de la municipalidad. Detrás del palacio de gobierno podían converger con toda clase de personas, matones a sueldo del poder político, prostitutas, capitalistas de juego clandestino, caudillos, y toda clase de rufianes inimaginables. En ese contexto social el tango comenzó a desarrollarse. Barracas al Sud, como indica la costumbre, ha sido uno de sus principales centros de difusión. Desde viejos cafés de la avenida Rivadavia donde desfilaron Gabino y Betinotti hasta el Teatro Roma, el canto popular y el tango fue número de atracción. El tango es esencialmente música popular, no tiene padre, ni lugar de origen. Entró en el alma suburbana y llegó posteriormente a todas las clases sociales. Por ser un barrio del "Bajo fondo", Barracas al Sud tuvo el privilegio de ser precursora del tango primitivo de la guardia vieja. Notables músicos y poetas, grandes bailarines y famosos reductos tangueros se dieron cita desde 1900 en adelante. Ejemplo de ello fue el famoso café "La Buseca" de Sarandí, donde el gran bandoneonista Eduardo Arolas hiciera el deleite de los parroquianos con sus memorables composiciones. Ese local fue propiedad del futuro suegro de Tito Lusiardo. El gran futbolista "Mumo" Orsi que con su gambeta llenara de júbilo a los seguidores de Independiente en las tardes futboleras y luego viajara a Italia, supo brillar por las noches ejecutando con su violín encendidos tangos de Arolas. 2. LA MOSCA Y PIÑEYRO Hacia las barriadas de Piñeyro y La Mosca – localidad nombrada por Celedonio Flores en “Durazno a cuarenta el ciento”-, se lucían los hermanos Armando y Arquímedes Arci, en un excelso dúo de cantores que se destacaron también como compositores de páginas memorables. Gozaron de la simpatía de Agustín Magaldi quien les grabó en 1933, el vals "Ilusión Azul" en dúo con Pedro Noda, como también el tango “Consejo de oro”. Estos temas si bien figuran de la autoría de Arquímedes Arci, fueron compuestos por ambos hermanos. La familia Arci vivía en el Pasaje Páez 41, a pocas cuadras de la esquina de Pavón y Galicia, donde cantaban en los cafés aledaños. Otro tango de los hermanos mencionados fue “Avellaneda”, llevado al disco por el cantor Carlos Arolas, hacia fines de la década del cincuenta. Cercano a esa zona vivía el cantor Jorge Duarte, quien emitiera programas de radio a principios de los años treinta y cantara también junto a los Arci en el Teatro “Porvenir” de Pavón entre Galicia y Entre Ríos. Ese legendario teatro contó varias veces con la presencia de Carlos Gardel. También Duarte cantó allí a dúo con Santiago Devin en 1933. Por su parte, sobre la Avenida Galicia se encontraba el Teatro “Madrid” donde cantara un par de veces Don Ignacio Corsini. En “La Mosca”, vivía el poeta Juan Taboada, quién compusiera innumerables temas, algunos musicalizados en ritmo de tango como “Hormiguita” con música de Carletti y otros como valses, zambas y estilos, muy populares en su momento. Uno de sus seudónimos comunes en “El alma que canta”, “Canta Claro” y ese tipo de publicaciones tangueras de los años veinte fue "Plumita de oro". Este exquisito poeta de Barracas al sur, supo componer para los "Hermanos Abrodos", conjunto folklórico de gran prestigio que vivió muchos años en Avellaneda. Los versos de muchas de estas composiciones como “Zamba del amor en guerra” con música de Roberto Abrodos –gran amigo de Juan V. Taboada-, fueron firmados como M. Bravo. (No debe confundirse con el político socialista Mario Bravo muerto en 1944, que también supo escribir poemas). 3. LOS HERMANOS ABRODOS Precisamente los "Hermanos Abrodos" (Manuel, nacido en Zárate, fundador del conjunto y sus ocho hermanos) fueron uno de los grandes artistas de la época, creadores de grandes éxitos. José nació en Avellaneda el 3 de abril de 1915. Roberto, en la misma ciudad, pero el 5 de julio de 1917. Incluso Roberto Abrodos, cantó tangos con las orquestas de Salvador Grupillo y Carlos Marcucci. Este conjunto era de la zona de Villa Castellino, muy cercana a Valentín Alsina, que en ese entonces era parte del partido de Barracas al Sur. Varios éxitos de los hermanos Abrodos fueron los valses “Hermana” y “Feliz cumpleaños mama” y llevaron letra de Eugenio Majul, otro de sus letristas predilectos. 4. GRANDES BANDONEONISTAS: BONANO, MARCUCCI Y VARELA. SCORTICATTI E IGLESIAS. Otro músico ilustre de Avellaneda, fue el bandoneonista Miguel Bonano, compositor del memorable tango "La novena" -con letra de otro hombre de Avellaneda, Alfredo Bigeschi-, que fuera llevado al disco por cantores de la talla de Charlo y de Oscar Alonso para nombrar dos estupendas versiones del mismo autor. Bonano se inició tocando en la orquesta de la pianista María de Andreolli, la famosa compositora del shimmy “Pum Garibaldi”. Bonano compuso también el tango "Mi primer gol" (en época se conoció como “Mi primer goal”), que tan magistralmente grabara Carlos Gardel, en 1933. Bonano tocó en Europa casi dos años en la agrupación de Eduardo Bianco y luego fue integrante por mucho tiempo de la orquesta de Edgardo Donato. Tocó también con Artola y Biagi y codirigió la típica Bonano-Ahumada, que dejó algunos pocos registros en la casa Odeón. Por su parte, Carlos Marcucci, apodado "El pibe de Wilde" gran bandoneonista y compositor, supo formar un trío con el destacado futbolista Raimundo "Mumo" Orsi -estupendo violinista- y con Angel Domingo Riverol, quién años después fuera uno de los guitarristas de Gardel, También dirigió con gran éxito su propia orquesta con la cual grabaría para el sello "Víctor", y tiempo más tarde supo integrar la típica de Julio De Caro. Gardel le grabaría en 1923 el tango "Viejecita mía" con letra de Enrique Dizeo y "La reja". Compuso innumerables tangos como "Mi dolor", "Ojo clínico", "Mi tapera", "Tus caricias" y muchos otros de gran calidad musical. Tal vez Marcucci haya sido el músico más notable que Barracas al Sur le diera al tango. Otro notable músico de Avellaneda y caracterizado hincha y socio de Independiente, fue Hector Varela, eximio bandoneonista y compositor, autor de temas inolvidables como "No mientas" y "Lilian". Varela fue por muchos años primer bandoneón de la orquesta de Juan D´Arienzo, quien le grabara veinte composiciones. Al alejarse de la orquesta del "Rey del compás" formaría su propia agrupación obteniendo gran consideración en el gusto popular. Argentino Ledesma y Rodolfo Lesica, fueron los más recordados cantores de la orquesta del "As del tango" como fuera nominado el maestro Héctor Varela. Federico Scorticatti, el notable bandoneonista de Canaro y de Di Sarli, que dirigió momentáneamente la Típica Víctor hacia 1941 y que tuvo la suya propia, compositor del tango "Alma", cantado por Alberto Gómez en la película "Tango" de 1933, fue hombre que residió durante muchos años en el barrio de Villa Domínico. También de Avellaneda fue otro destacado fueyero. Me refiero a José Raúl Iglesias, quien se desempeñó durante muchos años en la linea de bandoneones de Ricardo Tanturi, quien le grabó algunos tangos con la voz de Enrique Campos como "Igual que el bandoneón" y el vals "Al pasar" (también grabado por Lucio Demare con Raúl Berón). Con Alberto Castillo grabó "El tango es el tango", y con la voz de Osvaldo Ribó, el tango "Ana Lucía", todos con la letra de Juan Bautista Gatti. 5. MANUEL MEAÑOS Y AMARO GIURA Entre los hombre de letras de Avellaneda se recuerda a Manuel Andrés Meaños, prolífico autor de tangos y celebradas obras teatrales. Su primera comedia fue "La rival de Greta Garbo" estrenada por Olinda Bozán en el teatro Apolo el 20 de Mayo de 1932. También fue argumentista del cine nacional, donde entre otras obras escribió: "Cándida la mujer del año", inmortalizada por Nini Marshall. Como letrista se recuerda su tango "La reja”, que compusiera con otro destacado músico de Barracas al Sur, el legendario bandoneonista Carlos Marcucci. Este tango fue magistralmente interpretado y llevado al disco por Carlos Gardel en 1928. El astro también le grabó "Por qué soy reo" en 1929, que compusiera junto a Juan Miguel y Herminia Velich, aunque su éxito mas destacado fuera el tango "Mi dolor" también con música de Carlos Marcucci, que fuera un suceso en las voces de Roberto Díaz primero y de Héctor Mauré posteriormente. Con Gardel tuvo una cordial amistad, ya que se lo había presentado su pariente Amaro Giura, otro célebre hombre de Avellaneda. Giura era integrante y promotor de la unión del centro tradicionalista “Los leales y Pampeanos”, donde actuaba, cantaba y componía. Una de sus obras principales fue el tango “Fosforerita” (dedicado a la fábrica de fósforos de Avellaneda en el barrio de Crucesita) que grabó Azucena Maizani. La letra de ese tango es de Bartolomé Chiapella, otro tanguista destacado de la zona sur que escribiera varias obras como el tango "Vampiresa". En otras páginas han invertido autor y compositor. Hoy dos calles de Avellaneda cercanas al puente de Crucesita, llevan los nombres de Meaños y Giura. 6. ÚLTIMAS FIGURAS DE RENOMBRE Una de las figuras más destacadas que dio la canción argentina, también era oriunda de Avellaneda. Me refiero a la talentosa actriz y cantante genial, Lolita Torres, que además de emocionarnos con su repertorio español, nunca perdía oportunidad de cantar nuestros tangos y canciones criollas como el triunfo "La tropilla" o el aire de zamba gardeliano "Caminito soleado", en sus películas o en discos. También solía cantar tangos en sus giras por el extranjero. Más cercanos en el tiempo podemos citar a Osvaldo Cordó, Eladia Blázquez, Néstor Fabián y Rubén Juárez como vecinos avellanedenses. Osvaldo fue un gran vocalista de los años cuarenta y cincuenta que actuó junto al maestro Osvaldo Fresedo y luego como solista. "Eladia", cantante letrista y compositora de temas de profundo sentido testimonial, nos brindó páginas memorables tales como "Sueño de barrilete", "Mi ciudad y mi gente", "El corazón mirando al sur", "Honrar la vida" y tantos otros. Esta notable cantautora, fue probablemente una de las más prolíficas figuras de la música popular rioplatense. Por calidad y cantidad, sus temas tienen una vigencia enorme en el gusto popular Fabián fue un popular cantor en los años sesenta, tuvo mucho éxito en la TV y grabó innumerables placas de LD. Rubén Juárez, fue bandoneonista, compositor y gran cantor. Creador de tangos de mucho vigor interpretativo como "Mi bandoneón y yo", "Que tango hay que cantar" (ambos de su autoría), "Dandy", "Para vos canilla", "El aguacero", "Pasional" y tantos otros, como así también recreaciones de grandes autores como Discépolo, Manzi, Gardel, Troilo. Quizás, Juárez haya sido el último gran intérprete de nuestro tango. 7. OTROS NOMBRES Y SITIOS IMPORTANTES Cercanos a la zona de Avellaneda o residentes circunstanciales en ella, han sido el maestro Rafael Tuegols, gran violinista y compositor que vivió gran parte de su vida en Lanús. Francisco Gorrindo, poeta cumbre del tango, vivió un tiempo en Villa Dominico, aunque lo hizo también en Quilmes, donde trabajaba como empleado municipal. La actriz Delia Garcés que realizara varias películas junto a Hugo Del Carril, entre ellas “La vida de Carlos Gardel”, también vivió en Avellaneda, en la calle Mendoza. El maestro Roberto Pranteda, bandoneonista y director de una orquesta típica que actuó por radio y que compusiera algunas obras grabadas por Juan Maglio Pacho en la casa Odeón en 1932, también vivió en la calle La Rioja. En Valentín Alsina vivió la cancionista de Ricardo Tanturi, Elsa Rivas. Y en 1912, cerca del puente que tantos tangos tributaran, nació Don Edmundo Rivero, cuando el barrio pertenecía al Partido de Avellaneda. Otro capítulo aparte merecerá la historia del tango en Valentín Alsina, tan bien representada por el poeta y coleccionista Juan Ayala. Cantor aficionado y presidente de la comisión de fiestas del Club “El Porvenir”, fue el destacado difusor del tango local Don Domingo Vucetich, quien lograra contratar a todas las figuras del tango que desfilaron por Avellaneda. También Independiente y Racing organizaron bailes con las grandes orquestas típicas del cuarenta desfilando por Avellaneda: Lucio Demare, Aníbal Troilo, Feliciano Brunelli, Juan D’Arienzo, D´Agostino-Vargas, y otros más. El Teatro “Roma” como el “Colonial” y el “Güemes” de la Avenida Mitre, vieron varias veces a Gardel, Azucena Maizani y Roberto Firpo entre otros grandes del tango. El café “Orión” de la Avenida Galicia vio a Carlos Acuña con glosas de Celedonio Flores y a Jorge Vidal con sus guitarristas. Debemos recordar que además del nombrado “Avellaneda” de los Arci, existen como mínimo otros dos tangos con ese nombre: uno de Bachicha Deambroggio grabado en Europa por Emilia García y Juan Raggi, y otro de Ernesto Ponzio dedicado a Alberto Barceló. Esta acotada reseña por la historia del tango en "Barracas al sur" es un pequeño homenaje a todos aquellos que aún sin ser nombrados en este trabajo dejaron su impronta y marcaron un rumbo en la cultura popular. Por eso estarán siempre en el recuerdo tanguero, por todo lo que aportaron y nos legaron para la grandeza de nuestra música ciudadana.

domingo, 20 de octubre de 2013

BAILARÍN COMPADRITO

<b>HISTORIA DE EL MOCHO. Amelia la Portuguesa, compañera de baile y mujer de David Undarz (El Mocho), integraron una de las más célebres parejas en la época de auge del cabaret en Buenos Aires, entre 1915 y 1930. Su estilo espontáneo, no exento de improvisación, marcó una transición en la coreografía y cierto grado de estilización elegante, adecuado al ambiente del cabaret clásico. Los Undarz (identificación artística), actuaron también en teatros durante los míticos años ‘20. Se afirma que el gasto físico lo realizaba ella, mientras su compañero la dirigía sobriamente para lucirla, todo lo cual entusiasmaba al público. No obstante el reconocido mote (lo llamaban El Mocho por faltarle un dedo), la historia lo menciona como Undarz, que se ganó gran fama en el cabaret Royal de la calle Corrientes. Dicho escenario aportó figuras muy populares como Tito Lusiardo o el Pardo Santillán. David Undarz es mencionado en el tango Adiós arrabal (de Lenzi y Baüer) en la versión de Angelito Vargas con la orquesta de Ángel D’Agostino, cuando dice: …el Mocho y el Cachafaz/ de la milonga porteña/ que nunca más volverá… en una muy lograda interpretación de Los Ángeles del Tango. El Mocho era de Avellaneda y murió en Córdoba, víctima de tuberculosis; igual que Amelia, su mujer, en fechas no precisadas. Conclusión: las tres leyendas recordadas fueron pilares en la base fundacional del tango-danza. Pero bailarines que hicieron historia hubo muchos. Y siguen surgiendo sin solución de continuidad. Cabe reconocer entonces que, también por ellos, el tango se mantiene vivo ya que según dice el axioma: “Todo folclore que no se baila… muere”.

EL HOMBRE DE LAS VARILLAS

SALAMANCA, Fulvio.. Autor. Músico. Pianista. Arreglador. Director. Nació en la localidad de J. B. Molina, en la provincia de Santa Fe en 1921. Vivió su niñez en Las Varillas, provincia de Córdoba. Desde 1927 estudió piano perfeccionándose luego con Antonio Santamarina. Tocó en una orquesta juvenil y en 1941 Juan D'Arienzo lo incorporó a su conjunto, del cual fue pianista y arreglador hasta 1956, grabando invariablemente para el sello Victor. En junio de 1957 presentó su propia agrupación, cultivando un estilo muy personal y perfectamente di-ferenciado de aquélla que integró durante tantos años. Sus interpretaciones se han caracterizado por una peculiar marcación rítmica sincopada y por el empleo agudo y sobreagudo de las cuerdas. Entre sus vocalistas, Armando Guerrico y Luis Correa fueron los de más larga permanencia. Grabó para los sellos Odeón y Music-Hall, destacándose como representativas entre otras, sus versiones de los tangos Pelele, La rayueia, El taita. A partir de 1968 actuó y grabó discos con su trío en discos Music-Hall. En 1975 tocó con su orquesta en Ja-pón. Sus tangos: Matraca —entre los instrumentales— y Ay, mimosa, Toma estas monedas, Desde aquella noche, Aquí he venido a cantar, Carancho, entre los cantables.Pianista, director, arreglador y compositor(19 de agosto de 1921 - 25 de mayo de 1999) No hace mucho tiempo, a mediados del año 2000, fui a almorzar con mi amigo Oscar Himschoot a un restaurante de Montevideo y Sarmiento y nos encontramos con el maestro Carlos García. Lo invitamos a nuestra mesa, charlamos de todo un poco y, en un momento, se me ocurrió preguntarle quien era para él el mejor pianista del tango. Con su habitual caballerosidad hizo un recorrido de los más grandes ejecutores del instrumento y así fueron surgiendo los nombres de Carlos Di Sarli, Osmar Maderna, Rodolfo Biagi, Luis Riccardi, Orlando Goñi, Horacio Salgán y muchos más. El hombre no se definía en particular por ninguno y describía sus diferentes características y estilos destacando las virtudes de cada uno de ellos. La cosa parecía que no iba a dilucidarse y la conversación se trasladó a otras cuestiones. Cuando terminamos de comer y ya nos estabamos despidiendo, me tomó del hombro y con voz cómplice me confesó: «Tiene idea que monumental pianista fue Salamanca que tanto tiempo tuvo que lidiar con D'Arienzo. Sabe lo difícil que debía ser y además, hacerlo tan bien.» Ahí estaba su respuesta. Sin duda, Fulvio Salamanca fue uno de los más grandes intérpretes de ese instrumento, pero además fue un excelente director y arreglador que nos dejó registros inolvidables. Según Horacio Ferrer: «Sus interpretaciones se han caracterizado por una peculiar marcación rítmica sincopada y por el empleo agudo y sobreagudo de las cuerdas». Lo cierto es que se destacó por su técnica y virtuosismo, capaz de seguir el desenfreno rítmico de D'Arienzo y ponerle belleza. Cuando tuvo su propia formación impone su gran personalidad y, sin perder su estética milonguera, exhibe una armonía y un modelo de orquestación que realzaban la musicalidad de los temas, con vigor, pero sin falsas estridencias. Nació en la provincia de Santa Fe, en la localidad de Juan B. Molina y siendo muy niño su familia se traslada a Las Varillas, provincia de Córdoba. A los seis años comienza sus estudios musicales y a los doce se recibe de maestro de piano. En 1935 forma su primer orquesta con jóvenes de la zona y a la que ponen el nombre de Orquesta Mickey. Con la misma recorren toda la provincia tocando tangos, valses, milongas y otros ritmos de moda. En 1938 la orquesta de Juan D'Arienzo debuta en San Francisco, ciudad cordobesa muy cercana al límite con Santa Fe, y los muchachos de Las Varillas se trasladan para verlo. La velada fue un fracaso por la poca asistencia de público, pero tuvieron la oportunidad de conocer a algunos de los integrantes de la más importante orquesta del momento y escuchar al famoso Rey del Compás. Fue recién al año siguiente que D'Arienzo conoce y escucha a Fulvio. Efectivamente, a raíz de una gira que incluía Las Varillas, alguien le habló del joven pianista. Gratamente impresionado con el muchacho el maestro lo invita a viajar a Buenos Aires, para probarlo. El hecho ocurre en marzo de 1940 y el resultado fue exitoso. Así da comienzo una relación que duraría diecisiete años. En esa época D'Arienzo estaba formando una nueva orquesta y el encargado de buscar los músicos era su primer bandoneón y arreglador, el maestro Héctor Varela. Finalmente la orquesta quedó integrada entre otros por los bandoneones de Varela, Jorge Ceriotti y Alberto San Miguel, Salamanca en el piano, el gran violinista Cayetano Puglisi, junto a Jaime Ferrer y Blas Pensato, el contrabajista Olindo Sinibaldi y las voces de Alberto Reynal y Carlos Casares, a quien luego sucedería Héctor Mauré. Durante su permanencia en la orquesta grabó 380 temas. El primero fue "Entre dos fuegos" de López Buchardo, el 12 de abril de 1940; el último "Sin barco y sin amor" de Erma Suárez y Enrique Lary, el 13 de marzo de 1957. De firmes convicciones ideológicas afines al Partido Comunista, comenzó a tener algunos problemas y en más de una oportunidad, el hombre terminaba en el calabozo. Nos contaba Armando Laborde que el día que se iba a probar con D'Arienzo, éste lo dejó plantado porque había ido a sacar a Fulvio de la comisaría. Sin duda su ciclo con D'Arienzo fue fundamental en su carrera, no sólo por su participación en una orquesta tan popular y exitosa, también por el fogueo y la experiencia adquirida al lado del maestro. En los primeros meses de 1957 se propone conformar su propia orquesta con la ayuda del bandoneonista Eduardo Corti. Debuta en Radio Splendid en el mes de junio con una fila de bandoneones integrada por Corti, Luis Magliolo, Adolfo Gómez y Julio Esbrez. La gran sorpresa es la presencia del gran violinista Elvino Vardaro, secundado por Aquiles Aguilar, Lázaro Becker, Jorge González y Edmundo Baya. El contabajo estaba a cargo de Ítalo Bessa y sus dos primeros cantores fueron Jorge Garré y Andrés Peyró. Pocos días antes ya había hecho su primer registro discográfico para el sello Odeón con dos temas clásicos "Chiqué" de Ricardo Luis Brignolo y "Alma en pena" de Anselmo Aieta. En el transcurso del año se fueron renovando algunos músicos y se produce la desvinculación del cantor Andrés Peyró, quien es reemplazado por el que resultaría la voz emblemática de la orquesta, Armando Guerrico. Son muy buenas sus versiones de los tangos "Flor del valle" de Barbieri y Garrós y "Recuerdo" de Pugliese y Moreno, este último en dúo con Luis Correa. Trabaja en Montevideo y en 1961 realiza una gira por el interior de Uruguay y Chile. Son frecuentes sus problemas con los gobiernos de turno y se le prohibió que actuara en la radio y la televisión argentina. A fines del 60 arma un trío con el bandoneonista Julio Esbrez y el bajista Alberto Celenza primero y Ángel Alegre, después. En 1966 y después en 1968 hace en Buenos Aires dos discos que fueron encargados por Japón y editados por King Records, que contenían tangos europeos, el primero, y motivos folklóricos nipones en tiempo de tango, el segundo. En 1975 hace una importante gira por Japón que dura casi tres meses, actuando en las más importantes ciudades y donde grabó 24 temas para el sello Victor Japón. Actuación televisiva, gira Japón 1975 Finalmente, 1987 lo encuentra formando un sexteto donde a veces era invitado a participar el bandoneonista Carlos Niesi y con el que graba su último larga duración para el sello Almalí. Su discografía no es muy extensa: con el sello Odeón hace 36 registros entre 1957 y 1963; con Philips 11 en el año 1961. Luego graba 60 temas para Music Hall (1964-1969). El primer disco de los cuatro larga duración que hizo en este sello, tiene una excelente versión de "Maipo" de Eduardo Arolas. A esta reseña hay que sumar las 48 grabaciones antes mencionadas para sellos japoneses y las diez últimas que hizo para Almalí. Todo esto da un total de 165 registros. Por su orquesta desfilaron músicos brillantes como los bandoneones de Osvaldo Rizzo, Osvaldo Piro, Oscar Bassil; los violines de José Carli, Fernando Suárez Paz, Simón Bajourt, Alberto Besprovan, Leo Lipesker y los contrabajos de Rafael del Bagno y Mario Monteleone entre otros. Además de los ya nombrados Jorge Garré, Andrés Peyró y Armando Guerrico, pasaron por su orquesta los cantores: Julio Rodolfo, Mario Luna, Luis Roca, Luis Correa, Alberto Hidalgo y Carlos Nogués. Dentro de su irregular obra como compositor se destacan los tangos "Tomá estas monedas" que hiciera en colaboración con D'Arienzo y lleva letra de Carlos Bahr; "Matraca", "Viento sur" y "Muñeco saltarín", los tres instrumentales; "Amarga sospecha", también con Bahr y el muy comercial "Se-pe-ño-po-ri-pi-ta-pa", paradójicamente su mayor éxito y el de menor calidad, también con la fórmula D'Arienzo-Bahr. Además le pertenecen la milonga "Ana María" con letra de Nolo López y el vals "Eterna" dedicado a su esposa, con versos de Carlos Bahr.

domingo, 13 de octubre de 2013

EL TANGOLITICO

La relación entre la política y el tango puede ejemplificarse a través de los poetas, compositores, músicos y cantantes que se dedicaron a nuestra música a la par que militaron políticamente. Héctor Pedro Blomberg –uno de los primeros poetas cultos que se acercó a la música típica– fue el autor de varias composiciones ambientadas en el período rosista en una época en que la historiografía liberal sólo destacaba los aspectos negativos de la Confederación Argentina: los valses "La pulpera de Santa Lucía", "La guitarrera de San Nicolás", "Tirana unitaria", "La bordadora de San Telmo" y "La canción de Amalia", el tango "La mazorquera de Monserrat", el "Triunfo de Rosas", las milongas "Rosa morena" ("Abuelita Dominga") y "Barrio viejo del ochenta", y las canciones "La parda Barcarce", "Los jazmines de San Ignacio" y "La china de la Mazorca", que integraban el repertorio de Ignacio Corsini. También con fondo del período rosista Carlos Pesce compuso la milonga "La mulateada", Cátulo Castillo el vals "Estampa federal" y Homero Manzi el candombe "Juan Manuel". El caudillo Juan Antonio Lavalleja, que condujo a los 33 Orientales, es evocado en "La uruguayita Lucía" de Daniel López Barreto. El payador Gabino Ezeiza tuvo afinidad con el radicalismo, al igual que José Betinotti quien compuso la milonga "Homenaje" dedicada a Manuel J. Aparicio, caudillo de la parroquia San Carlos Norte (1), que fue interpretada por Hugo del Carril en la película "El último payador". Debido a su adscripción al anarquismo, José González Castillo quiso inscribir a su hijo con el nombre Descanso Dominical pero, convencido por sus amigos de que ese nombre daría lugar a burlas, lo inscribió como Catulo, que éste acentuó en forma esdrújula para evitar las rimas de improvisados poetas. En su época de cantante de temas folklóricos, Carlos Gardel interpretó "Los 60 granaderos" (cueca de Hilario Cuadros), "El sol del 25" (gato de Domingo Lombardi o Razzano Lombardo) y "A Mitre" (vals de Belisario Roldán). Posteriormente, ya dedicado al tango, cantó "Milonga del 900" de Homero Manzi en uno de cuyos versos afirma: "Soy del partido de todos/ y con todos me la entiendo/ pero váyanlo sabiendo/ ¡soy hombre de Leandro Além!…". La Revolución del Parque es referida en los tangos "Al Parque" (J.V. Pini), "El Parque" (Pedro Datta) y en la marcha "El Parque" (Alpidio B. Fernández). En homenaje a la Unión Cívica y a la Unión Cívica Radical, fueron compuestos los tangos "Unión Cívica" (Domingo Santa Cruz), "Unión Cívica" (Pedro Sofia), "El radical" (Angélica Martegani), "El radical" (Luciano Ríos), "U.C.R." (Adolfo Pérez) y "Boina blanca" (Raimundo Chartier). Rafael Rossi fue el autor de "Don Leandro" en homenaje al caudillo de Balvanera. Udelino Toranzo compuso "Cantilo–Solanet" dedicado a José Luis Cantilo y Emilio Solanet, que fueron gobernador y vicegobernador de la provincia de Buenos Aires. "Elpidio" fue compuesto por Paz Hermoso en recuerdo de Elpidio González.(2) Enrique Maroni compuso el tango "Hipólito Yrigoyen" y Alfredo Eusebio Gobbi dedicó al caudillo radical "Otra vez el viejo", en el que también se nombra a Leandro N. Além. "...Cuando a Yrigoyen lo embalurdaron..." recuerda Héctor Méndez en "Yo soy del '30". A Alfredo L. Palacios fueron dedicados los tangos "Espiante que viene Palacios" (Silvio Di Pascual), "El socialista argentino" (Luis Loiello), "El socialista" (Juan Mallada), "El diputado" (Armando Maristany). "Barullo en la barra", de Juan Marini, se refiere a una discusión entre Palacios y Oyhanarte en la Cámara de Diputados. Antonio Lagomarsino dedicó el tango "El socialista" a Enrique del Valle Iberlucea, el primer Senador socialista de América.(3) Manuel Ugarte compuso "Recuerdo de carnaval". Manuel Solano y Juan Augusto fueron los autores de "Don Lisandro" y Ernesto Zambonini de "El Demócrata Progresista"(4). Gardel amenizó asiduamente las reuniones de los comités de Alberto Barceló, caudillo conservador e intendente de Avellaneda, y se ganó la inquina de los radicales yrigoyenistas cuando interpretó el tango "¡Viva la patria!" de Francisco García Jiménez (radical antipersonalista), en el que se hace la apología de la sedición del 6 de septiembre de 1930. Con la complicidad de Natalio Botana, y por medio del diario "Crítica", el presidente Agustín P. Justo usufructuó la muerte de Gardel para desviar la atención pública del asesinato de Enzo Bordabehere en pleno recinto del Senado Nacional. "Al pie de la Santa Cruz" de Mario Batistella es una descarnada crítica social a la miseria de la década de 1930, y, ambientada en Buenos Aires, Celedonio Esteban Flores recrea en "Pan" el drama de Jean Valjean. Fue funesta la resolución del entonces ministro de Educación Gustavo Martínez Zuviría (Hugo Wast) al crear en 1943 una comisión purificadora del idioma presidida por monseñor Gustavo Franceschi que prohibió la difusión de tangos en cuya letra se empleara el voseo y el lunfardo, lo que forzó a los autores a corregir esas composiciones, las que resultaron una parodia del tango. En 1949, esa absurda y arbitraria medida fue derogada por el presidente Perón accediendo a la solicitud de poetas, músicos e intérpretes de nuestra música ciudadana. Manzi militó en el Partido Radical y, opuesto a la conducción de Marcelo T. de Alvear, fue uno de los fundadores del grupo FORJA, para adherir posteriormente al peronismo. Además de la citada "Milonga del 900", compuso las milongas "Versos de un payador al general Juan Perón" y "Versos de un payador a la señora Eva Perón", las que llevan música de Hugo del Carril. Nelly Omar cantó la marcha "Es el pueblo" y las milongas "La descamisada" y "Evita capitana", esta última compuesta por Rodolfo Sciamarella, que también interpretó Juanita Larrauri. Eufemísticamente, dice María Elena Walsh en "El 45": "¿Te acordás de la Plaza de Mayo/ cuando el que te dije salía al balcón?" Por su militancia en el Partido Comunista, Fulvio Salamanca y Osvaldo Pugliese padecieron cárceles tanto durante el gobierno peronista como a partir de la Revolución Libertadora. Pugliese fue, quizás, el mejor intérprete de los tangos de Julio De Caro a quien, no obstante, consideraba políticamente un reaccionario. Julio De Caro amenizó con su orquesta lo que se dio en llamar "el cabaret alvearista" por ser Don Marcelo un concurrente habitual. Hugo del Carril no obtuvo beneficios personales por su adhesión al peronismo sino que ayudó a sus colegas en la mala, como fue el caso de Rafael Buono, al que consiguió liberarlo de su condena, así como a Alfredo Varela, preso por comunista, autor de El río oscuro, libro en el que se basó la película "Las aguas bajan turbias". Del Carril cayó en desgracia por su enemistad con Luis César Amadori y con Raúl Apold, secretario de Prensa y Difusión quien, para vengarse, lo sustituyó por Héctor Mauré en la difusión de la marcha "Los muchachos peronistas". La militancia de Del Carril fue castigada con la cárcel por la revolución del 16 de septiembre de 1955. En Memorias. Tras los dientes del perro, Helvio Botana narra que cuando Barquina conoció al presidente Perón, con su desfachatez proverbial, le dijo "Lástima que chapó este laburo de Presidente. Con la pinta que usted tiene ¡qué flor de cafisho pudo haber sido!" La "mishiadura" del infausto período que se inicia con la asonada del 6 de septiembre de 1930 fue descripta festivamente por Enrique Cadícamo en "Al mundo le falta un tornillo". Debido a la neutralidad favorable a los países del Eje, el gobierno de Ramón S. Castillo prohibió la exhibición de la película "El fin de la noche" ambientada en un país que padecía la invasión nazi. En esa película Libertad Lamarque interpretaba el tango "Uno" de Enrique Santos Discepolo. Esa prohibición fue levantada por la revolución del 4 de junio de 1943, para ser impuesta nuevamente poco tiempo después. Enfrentada con Eva Duarte durante la filmación de "La cabalgata del circo", la Lamarque se exilió en México. El paradigma de la relación entre el tango y la política es, indudablemente, el tango "Cambalache" en el que Discepolo describió admirablemente la corrupción de la "década infame". "Cambalache" tuvo el singular privilegio de haber sido prohibido por todas las dictaduras a partir de la de 1943. Discepolo adhirió voluntaria e incondicionalmente al peronismo. La audición "Pienso y digo lo que pienso" en la que dialogaba con "Mordisquito", un opositor imaginario, tuvo un extraordinario éxito radial. Perón manifestó que su reelección en 1951 se debió al voto femenino y a Mordisquito.

LA PULPERA DE SANTA LUCIA

En la época en que creaban y publicaban sus composiciones, entre fines de la década de 1920 y comienzos de la de 1930, Blomberg y Maciel eran presentados como "precursores de la canción histórica de la República", debido a que la mayoría de las letras se refieren a acontecimientos y personajes de la época en que don Juan Manuel de Rosas gobernaba la provincia de Buenos Aires y era el Canciller de la Confederación Argentina. Así como la Iglesia Católica, cuya religión era profesada por la mayoría de la población, era la encargada de registrar nacimientos, bodas y defunciones hasta la creación del Registro Civil, también las jurisdicciones en que se dividían las ciudades principales para su mejor administración eran delimitadas por el área que abarcaban sus parroquias. Como puede comprobarse en el mapa de la Capital Federal, numerosos barrios conservan todavía el nombre de las parroquias en torno de cuyos templos tuvieron origen. En base a estas denominaciones, Blomberg concibió una serie de hermosas historias relacionadas con mujeres –reales o no– que habrían vivido en esas parroquias. Tales una hermosa niña de quince años cumplidos en 1840: "Cumplió quince años la primavera del año rojo de la ciudad"; una artesana que llevó tal vez sus bordados a la quinta de San Benito de Palermo: "Fue la bordadora del viejo San Telmo la que vino al patio del Restaurador"; una ejecutante de guitarra de un barrio contiguo a la plaza de Mayo: "Guitarrera, guardé tu guitarra, porque nadie sus cuerdas jamás pulsará como tú las pulsabas, en las noches de San Nicolás", o la célebre rubia de ojos celestes que cantaba como una calandria: "la pulpera de Santa Lucía". La parroquia de Santa Lucía está en el barrio porteño de Barracas, y fue creada a partir de un oratorio que ya existía en el siglo XVIII. En cercanías del templo actual, en la esquina de la avenida Caseros y Martín García, había una pulpería en la que vivía Dionisia Miranda, quien sería la inspiradora de los versos de Hector Pedro Blomberg. Por otra parte, corresponde señalar la escasa importancia que tiene para el hecho artístico –es decir, universal en tanto que tal– el intento de ir en estos casos más allá de lo anecdótico. Abocarse a la búsqueda de datos que trascienden el contexto histórico de una obra de arte, –significativo en la medida en que puede contribuir a su valoración y comprensión– para perseguir inciertos testimonios, es un despropósito que se asemeja a la pugna de tantas damas por reivindicarse a sí mismas como la Malena del tango de Manzi: Tanto "Malena" como "María" son la mujer que, desde su propia vivencia real o soñada, imagina cada uno de quienes escuchan esos tangos magistrales. La referencia a la propia subjetividad no excluye por supuesto la contemplación admirativa de esas obras considerándolas como fuente de un elevado placer estético, al margen de circunstancias reales y de connotaciones personales. Aunque en algunos casos es posible precisar nombres, personajes o lugares concretos, se trata en realidad de arquetipos, por lo que resulta discutible el empeño de presuntos "investigadores" por averiguar, por ejemplo, el apellido de quien Cátulo Castillo dijo: "acaso te llamabas solamente María". (Por lo demás, ante la pregunta de un periodista bahiense, el autor le respondió que la protagonista de ese tango en realidad se llamaba Laura.) La pulpera de Santa Lucía puede ser, por lo tanto, cualquier mujer que haya atendido una pulpería en alguna parroquia de cualquier pueblo o ciudad, del mismo modo que el payador mazorquero pudo ser cualquier miembro o mero simpatizante de la Sociedad Popular Restauradora que haya despuntado su afición por la payada en alguna pulpería. La historia transcurre "cuando el año cuarenta moría", el decir, a fines de uno de los años de represión política más sangrienta, 1840. Este verso fue adoptado por el habla popular, como ha sucedido con otras frases de canciones, para indicar un acontecimiento sucedido hace muchísimo tiempo: "¡Eso fue cuando el año cuarenta moría!", solía decirse. Incluso esa expresión se fue alterando, hasta convertirse en la frase sin sentido "cuando el año cuarenta María". (En "Dos tangos burreros que cantó Gardel" se mencionan frases similares empleadas en la conversación familiar, que han sido tomadas de la popular letra del tango "Palermo") Con respecto a la letra de este precioso vals canción, cabe señalar que –como suele suceder– algún copista, razonando con lógica abstracta pero sin sentido poético, cambió un par de palabras en el primer verso de la sexta estrofa: "No volvieron los trompas de Rosas", es una bella imagen que alude a los soldados-músicos que tocaban ese instrumento, utilizado para impartir órdenes en el campo de batalla. En la mayoría de los textos ha sido modificado por "No volvieron las tropas de Rosas", que no es una imagen sino un concepto abstracto –algo totalmente alejado del lenguaje poético–. Transcribo por último la letra de "La pulpera de Santa Lucía" tal como aparece en la partitura original y como la cantó Ignacio Corsini. Cabe mencionar que el trío de guitarras que lo acompañó en "La pulpera de Santa Lucía" y demás canciones de Blomberg, estaba integrado por el propio Enrique Maciel, Eduardo Pagés y Rosendo Pesoa. (El apellido del segundo guitarrista suele aparecer como "Pagez", con "z" –y por consiguiente sin acento–, pero en el museo de la Academia Nacional del Tango, ubicado en la planta alta del ya centenario "Café Tortoni" –Avda. de Mayo 825–, encontré una fotografía del trío, autografiada, y la firma correspondiente dice "Pagés", con "s" y acento ortográfico.). La pulpera de Santa Lucía Era rubia y sus ojos celestes reflejaban la gloria del día y cantaba como una calandria la pulpera de Santa Lucía. Era flor de la vieja parroquia ¿quién fue el gaucho que no la quería? Los soldados de cuatro cuarteles suspiraban en la pulpería. Le cantó el payador mazorquero con un dulce gemir de vihuelas. En la reja que olía a jazmines en el patio que olía a diamelas: "Con el alma te quiero, pulpera y algún día tendrás que ser mía", mientras llenan las noches del barrio las guitarras de Santa Lucía. La llevó un payador de Lavalle cuando el año cuarenta moría; ya no alumbran sus ojos celestes la parroquia de Santa Lucía. No volvieron los trompas de Rosas a cantarle vidalas y cielos; en la reja de la pulpería los jazmines lloraban de celos. Y volvió el payador mazorquero a cantar en el patio vacío la doliente y postrer serenata que llevábase el viento del río : "¿Dónde estás con tus ojos celestes oh pulpera que no fuiste mía? ¡Cómo lloran por ti las guitarras, las guitarras de Santa Lucía!".