" de chiquilín te miraba de afuera"

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cafe de Garcia

lunes, 11 de noviembre de 2013

BORGES Y EL MALEVAJE

Como los buenos artistas, Jorge Luís Borges como escritor fue reconocido por mostrar distintas facetas, períodos o caras de los temas que trataba en sus cuentos y por ende, también de los protagonistas y ambiente donde se desarrollaba el mismo. Así es como en el cuento “Hombre de la esquina rosada” –narración a analizar- se puede observar el Borges de pueblo, el porteño amante del tango y la milonga; aquel personaje del común que gusta de las riñas y de los prostíbulos. Es ante todo, un Borges que en cierta forma parece querer alejar esa imagen de sujeto erudito y culto, para mostrar una apariencia más cercana a la realidad tanto del lector como de su entorno, es decir, a un universo que no le es ajeno. De esta inclusión a este mundo, surge el descubrimiento de un flagelo que está presente en esta sociedad: la infamia. Así surge “Historia universal de la infamia” -publicado por primera vez en 1935- nombre que lleva el libro de cuentos en donde se incluye “Hombre de la esquina rosada”. De esta manera, se puede afirmar que esta es una recolección de historias que describen todo lo que el autor percibe dentro de ese contexto. Pasando al caso concreto del cuento a tratar, lo que más atrae de la historia es la forma como se narra o más bien como se habla, pues este relato es como escuchar las historias -la mayoría de veces enaltecidas por tintes ficticios- que suceden en el diario vivir de cualquier persona del común. Por eso mismo, el narrador le describe a un Borges oyente, una historia de la cual él es testigo, cómplice y autor. Todo esto es plasmado en un lenguaje propio del narrador el cual es compuesto por palabras arrabaleras, ordinarias, toscas y rústicas. Éste es llamado por el mismo Borges como orillero. Ahora, es a partir de algo tan simple como lo es el lenguaje, que se puede percibir el ambiente y tiempo en donde se desarrolla la trama de la historia: un barrio popular de una Buenos Aires rural que puede ser ubicada en los finales del siglo XIX o principios del XX –fecha que se acopla al nacimiento del autor, 24 de agosto de 1989-. Es de este ambiente que surgen los personajes principales del cuento. En primera instancia se tiene a Rosendo Juárez, más conocido como “el Pegador”. Él representa al gamonal, al cacique, al duro del barrio; a aquel personaje querido por algunos, admirado y respetado todos, pues Juárez dado sus hazañas realizadas con el puñal, con el sólo caminar hace temblar a cualquiera que sepa de él. No obstante, ante una situación extraña, en la que un forastero llega a retar al Pegador, éste reacciona cobardemente, por lo que huye para desaparecer casi por completo del resto de la historia. En este sentido, hay que presentar al osado retador. Su nombre es Francisco Real y es descrito como un tipo alto y fornido proveniente del norte de Argentina. Su mote es el “Corralero” y es una persona que se jacta de su poder, por lo cual quiere derrotar y humillar a todo aquel que tenga fama de ser más varón. Sin embargo, de la misma confianza en si mismo nace la condena a muerte de Real, muerte que es cobrada por el hombre de la esquina rosada, quien es nada más y nada menos que el narrador-protagonista. De él se puede deducir que es un hombrecillo de bajo perfil y más bien percibido como insignificante. Empero, en realidad es una persona que defiende todo atento contra sus ilusiones y sus ideales, que en este caso es la grandeza que representaba para el Rosendo Juárez. “El autor de la muerte no puede ser considerado "asesino": no tiene rencor, no lo motiva la pasión, simplemente cumple con su deber como verdugo, mata a quien mató a su ídolo. Mata a quién mató sus ilusiones, sus míseras esperanzas de ascenso social y, aunque simultáneamente demostró que podía ocupar el sitial de "guapo" que junto con la vida perdiera su referente, nos enseña que tampoco esa era su intención” (1) , analiza Oscar Bianchi acerca de la actitud que toma el narrador-protagonista. Como un último personaje importante dentro del cuento, se puede nombrar a la Lujanera, una mujer que pese a su condición de prostituta, es la miembro de su género más bella que hay en el lugar. Por esa razón es codiciada por cualquier hombre, pero ella sólo está junto al más poderoso, es decir, en un principio Juárez y luego Real. Es así como a causa de esta compañía por conveniencia es que la Lujanera termina convirtiéndose en la única visible testigo de la muerte de Real. Asimismo, tal vez de lo viso por esta mujer es que surge el nombre de la historia, pues ella vio a un desconocido, un hombre, pegarle la puñalada al Corralero. Por otro lado, hay que aclarar que un punto vital en la historia es que la vida entera de estos atractivos personajes se reduce a tres o cuatro escenas, lo cual deja al descubierto una utilización de una continuidad casi ininterrumpida. De esta forma es como se puede concluir afirmando que el cuento “Hombre de la esquina rosada” es una suma de elementos perceptibles, los cuales son dependientes uno de el otro por lo que se caracterizan por tener una función única e importante dentro de la misma historia. En síntesis, el relato puede ser observado como un intento de Borges por mostrar que hasta en un ambiente rural y basto, cualquier individuo, pieza o cosa es importante en el desarrollo de un hecho.