" de chiquilín te miraba de afuera"

" de chiquilín te miraba de afuera"
cafe de Garcia

martes, 17 de diciembre de 2019

"EL NIÑO DE LA TROUPE"

Arturo Gallucci Nombre real: Gallucci, Arturo Hércules Contrabajista, compositor y letrista (17 enero 1909 - 23 junio 1978) Su experiencia, forjada desde niño en la troupe de variedades Los Fregolini, dirigida por sus padres, Arturo Fregolini (nombre artístico) y Virginia Fachín, lo fue enriqueciendo en conocimientos musicales (aprendió a tocar la guitarra, el contrabajo y el pistón), así como dotándolo de una personalidad carismática, de inquietudes artísticas. Su carrera, ejemplifica la de muchos compositores que transitaron a pleno la generación del cuarenta, nutriendo casi anónimamente con sus obras el repertorio de las grandes orquestas típicas. Tanto las de rítmica expresión tradicional, como las de mayor evolución melódica y armónica. Siempre con un linaje milonguero, bailable y cantable, de amplia aceptación popular. Entabló desde joven relaciones con letristas, músicos y hombres de la radio y la noche. El Café El Águila, el Marzotto, el Petit Salón, fueron algunos de sus centros preferidos. En ellos entrecruzó su camino con Carlos Di Sarli, en cuyo círculo de bohemia trabó una fuerte amistad. Y en cuya escuela de romántico melodismo, asentó su veta compositora, captada además por otro forjador del cuarenta, Alfredo De Angelis. Trabajó sobre la escritura pianística, con la flexibilidad de adecuarse con sus colaboradores, facilitando el estilo de la mayoría de las orquestas y sus distintas voces. Precisamente, fue Di Sarli quien, en 1943, le dio el espaldarazo, grabando con su orquesta la milonga “Yo soy de San Telmo” y además, “Cómo se hace un tango”, ambos interpretados por Roberto Rufino. Di Sarli le llevó también al disco los tangos “Cero al as”, con la voz de Alberto Podestá; “Vieja luna” y “Cuando muere una esperanza”, con Jorge Durán; “Déjame hablar”, “Tengo un amigo” y “Tenía que suceder”, con Mario Pomar; “Fogón de huella”, con Roberto Florio; “Mala yerba” (vals) con Rodolfo Galé y “No me supiste amar”, con Horacio Casares. Casi paralelamente, Alfredo De Angelis, la estrella del Glostora Tango Club, le grabó “Cero al as” y “Mi novia de ayer”, ambos con Floreal Ruiz; “Sirva otra copa”, “Tenía que suceder”, “Cuatro líneas para el cielo”, el magistral “Vieja luna” y “Seis de enero”, los cuatro con Carlos Dante; “Adiós marinero”, con Julio Martel; “Guitarra de ausencia”, con Juan Carlos Godoy. En sus tradicionales dúos: “Cien guitarras”, con Carlos Dante y Julio Martel, “Amor de resero” y “Tropero soy” con Juan Carlos Godoy y Lalo Martel. Después de acompañar con guitarras a distintos cantores en audiciones radiales, recién en el año 1946 formó con el bandoneonista Alfredo Calabró el Quinteto Calabró-Gallucci, integrado por Calabró y Andrés Natale (bandoneones); Agustín Bardi [h] (piano); José Votti (violín) y Gallucci (contrabajo). El quinteto se disolvió sin grabar y al poco tiempo Gallucci dejó la ejecución profesional durante un largo período. Cuando el tango estaba en pleno declive, volvió a unirse con Calabró, para formar el Trio Calabró-Gallucci-Ranieri, este último su amigo, el guitarrista Lorenzo Ranieri. Animaron durante varias temporadas en la década del setenta, los espectáculos organizados por el restaurante El Mesón Español, ubicado en la Avenida Caseros. La calidad de sus composiciones no fue ajena a la Orquesta Típica de Astor Piazzolla, quién, en 1947, le grabó la milonga “Cargamento”, con una aceleración rítmica que, metafóricamente, podría sugerir el deseo de este músico de excelencia, por desbandarse de los concepciones orquestales imperantes. El tema, está excelentemente vocalizado por Aldo Campoamor. También, el marplatense le grabó “Adiós marinero”, a dúo entre Aldo Campoamor y Héctor Insúa. La grabación de “Adiós marinero” por la Orquesta Francini-Pontier, marca por vez primera el momento en que Alberto Podestá y Raúl Berón, registran en esa modalidad. También esta alineación grabó “Cuatro líneas para el cielo” y “El pecoso”, con Roberto Rufino; además del mencionado “Cargamento” y de “La culpa es mía”, con Raúl Berón y de “Tengo un amigo”, con Pablo Moreno. Osmar Maderna, con Orlando Verri, y Gabriel Clausi (Chula), en Chile y con Roberto Rufino, registraron “Pajarito viajero”. Entre los cantables de Alfredo Gobbi, se incluyen el vals “Aunque sea mujer”, con Carlos Almada; “Y no me supiste amar”, con Tito Landó y “El hijo cruel” con Alfredo Del Río. Las orquestas de Pedro Laurenz, con la voz de Jorge Linares; y de Edgardo Donato, con Pablo Lozano, su tema “Barrio tranquilo”. Ricardo Tanturi, con Enrique Campos grabó “Y siempre igual”, también registrado por Alberto Castillo con acompañamiento de Ángel Condercuri. Jorge Casal, en su paso deslumbrante con Florindo Sassone, reiteraría “Cien guitarras” y “Fogón de huella”. El mismo Sassone, con música propia y letra de Gallucci, “Un cuadro y una canción”. Por su parte, Lucio Demare, con Raúl Berón, y Armando Cupo, con Alberto Morán, ponen en sello “Cómo se hace un tango”. El tema “Frente al espejo”, califica entre las mejores interpretaciones de Tito Reyes, quién la registró con la Orquesta de Roberto Caló. Armando Pontier y Juan D’Arienzo, grabaron con Julio Sosa y Mario Bustos, respectivamente, “Esas cosas de la vida”. El Rey del compás llevó a su discografía “Volvés a mí” y “Mi novia de ayer”, ambos con Jorge Valdez. El campero “Fogón de huella” surcó las gargantas de Edmundo Rivero con Carlos Figari y de Roberto Goyeneche con Aníbal Troilo. “Cero al as” lo cantó Argentino Ledesma acompañado por Jorge Dragone. José Basso, con Roberto Florio, hizo “Un amor imposible”. Fulvio Salamanca, Enrique Campos con Calabró, Juan Sánchez Gorio, Domingo Federico, el Trío Yumba, la Orquesta Típica Gente de Tango con Alfredo Sáez, Omar Valente, entre otros, grabaron temas compuestos por este notable hacedor. En aquellas épocas de multiplicidad arrolladora del tango, la mayoría de los compositores e inclusive muchos autores, eran prácticamente ignorados, debido a la atracción ejercida por las primeras figuras: los grandes directores de orquesta, los cantores y los ejecutantes sobresalientes de algún instrumento.

"EL APACHE ARGENTINO"

Manuel Aróztegui Nombre real: Aróztegui, Manuel Gregorio Pianista y compositor (4 enero 1888 - 14 noviembre 1938) nacido en Montevideo el 4 de enero de 1888, fecha exacta proporcionada por su sobrino Bernardo, pianista, que manifestó además, exhibiendo documentos, que la ortografía del apellido es con “z” y no con “s”. En razón de que advertimos cierta generalizada confusión al respecto, entendemos haber aclarado el caso.«Su afición musical nació luego de oír a Pacho que, en esa época (1905), actuaba en un café sito en Thames y Guayanas (actual Niceto Vega). En 1912, acompañabo por Paulino Facciona (violín) y Manuel Firpo (bandoneón), actuó en el Café El Maratón (en Canning y Costa Rica). Un descomunal tiroteo concluyó con sus presentaciones al cabo de seis meses. Parece ser que el bandoneón atraía parroquianos belicosos. «El Capuchino, especie de cine-bar fue el nuevo escenario, ambiente más bien pacífico; su actuación allí se prolongó tres años. Su primer tango —“El apache argentino”—, se oyó allí por vez primera vez en 1913.» Hemos constatado la existencia de un segundo tango, también titulado “El apache argentino” cuyo autor es Celestino Reynoso Basavilbaso. Continuamos esta semblanza con las referencias que tuvo a bien brindarnos el ya citado señor Bernardo Aróztegui. Nos exhibió la partitura manuscrita original del tango “El Cachafaz”, fechada el 16 de octubre de 1913. Comprobamos que la misma se halla dedicada al actor Florencio Parravicini. Los autores Héctor y Luis Bates consignan lo siguiente al respecto: «... en el año 1913, época en que también apareció otro tango de Aróstegui (sic), “El Cachafaz”, dedicado al famoso bailarín Benito Bianquet, más conocido por el apodo que le sirvió a Manuel para bautizar su tango.» Volvamos al relato. Manuel Aróztegui era frecuentemente invitado a participar en reuniones familiares; allí brindaba verdaderos conciertos de piano con gran deleite de los concurrentes. Aquellas salas cinematográficas de la época del cine mudo, le contaron entre los pianistas que ilustraban las palpitantes secuencias de los films proyectados. Un músico amigo, Emilio Lozzia, le dedicó el tango “Manunguito”, con tal seudónimo le designaron afectuosamente los íntimos. En determinadas ocasiones dictó lecciones musicales a discípulos de ambos sexos. Aróztegui realizó la escritura musical del famoso vals “El aeroplano”, inolvidable composición de Pedro Datta. Su obra última, en colaboración con el poeta Luis Rubistein, se titula “Vengan muchachos”, escrito en el año 1934 y grabado por la orquesta de Julio De Caro. Algo alejado del quehacer musical, Aróztegui dedicóse posteriormente a la decoración de juguetes que luego correteaba. En 1936, un ataque de arteriosclerosis le paralizó el brazo y pierna derechos; disminuida su capacidad de movimientos marchaba con el auxilio de un bastón. Falleció de resultas de un síncope cardíaco en su domicilio del barrio La Paternal (Biarritz 1812).

viernes, 6 de diciembre de 2019

"PROTOTIPO DEL PORTEÑO"

Nombre real: Romero, Manuel Seudónimo/s: Julio Romero Letrista y autor teatral (21 septiembre 1891 - 3 octubre 1954) Lugar de nacimiento: Buenos Aires Argentina. Hijo de andaluces, nació en Buenos Aires el 21 de septiembre de 1891. Siendo un adolescente, comenzó su labor periodística en la revista Fray Mocho y en los diarios Crítica y Última Hora. Su personalidad era la del prototipo del porteño y por esa razón, el tango lo llevaba consigo, muy adentro. Al igual que Luis César Amadori el teatro lo ganó de inmediato, así como también las letras de tango. El éxito le llega rápido con el tango “El Taita del Arrabal”, con música del español José Padilla, creador de “La violetera” y “El relicario”. Al poco tiempo “Patotero sentimental”, que resultara una creación en la voz de Ignacio Corsini. Estudiante, y empleado después, en la Escuela de fogoneros de la Armada, vivió la siguiente situación que vale como anécdota. En oportunidad que un periodista y un fotógrafo de la prestigiosa revista Fray Mocho, visitaban la Escuela para realizar una nota, Romero se entromete con el fotógrafo indicándole los mejores ángulos para su trabajo. El periodista se molesta y le pregunta cuánto tiempo lleva en la Escuela. A lo que le contesta: «Diez años». El ofendido le espeta: «Yo llevo veinte de periodista, dedíquese al carbón que yo sé de lo mío». En eso un compañero se le acerca y lo llama por su nombre. El de la revista se sorprende y pregunta si tiene que ver con el que escribe en Fray Mocho. Ante la respuesta afirmativa el asombro de Félix Lima, el notero de marras, quien admiraba sus pinceladas porteñas, pero desconocía a su compañero de trabajo. Su primera pieza teatral data de 1919 con la colaboración de Ivo Pelay, se tituló Teatro breve, a la que siguieron unas ciento ochenta más. En 1922, estrenó la más recordada: El bailarín del cabaret, con la compañía de César Ratti, en la que Corsini se lució con “Patotero sentimental”. En 1923, viajó a Europa con Luis Bayón Herrera y de regreso puso en escena las nuevas ideas traídas de las revistas y los music hall que vio, siendo estos los géneros que lo ocuparon durante largo tiempo. A principios de 1931, actúa en Madrid con la compañía del teatro Sarmiento junto a Bayón Herrera. Debutan en el teatro Zarzuela y un mes más tarde en París en el teatro Palace. En ambos casos sin éxito. Pero en París coincide con Gardel y nace la idea de filmar una película. Escribe el argumento y las canciones para Luces de Buenos Aires, que dirige el chileno Adelqui Millar. Integran el elenco, entre otros, Gloria Guzmán Sofía Bozán, Pedro Quartucci y el conjunto de Julio De Caro. De vuelta en Buenos Aires se incorpora a la flamante productora Lumitón, con Enrique Telémaco Susini a la cabeza. Allí comienza su carrera en el cine a partir de Noches de Buenos Aires, de la que hizo el argumento y dirigió, que fuera estrenada en febrero de 1935. En ese film actuaron Tita Merello, Irma Córdoba, Enrique Serrano y Fernando Ochoa. En total suma 53 películas, todas de similares características. Argumentos sencillos y emotivos, que se desarrollan en un ambiente ciudadano. Los personajes típicos eran el galán pobre, la joven enamorada de buena posición económica, el tercero en discordia, un cajetilla cínico que pretende a la muchacha, una pareja de apoyo, amigos de uno u otro, siempre desempeñados por actores cómicos —Enrique Serrano, Tito Lusiardo o Sofía Bozán— y tangos, siempre tangos. Siempre una excusa para escucharlos. La misma fórmula a lo largo de toda su carrera. Filmaba rápidamente, sin mayor cuidado, con el solo afán de terminar y lograr un resultado. Pese a todo, y al rechazo de la crítica y del público selecto, Romero creó un estilo, muy apreciado por el espectador sencillo que sólo buscaba conocer a quienes escuchaba por la radio o veía en las revistas. Hoy a la distancia resulta, en realidad, el testimonio de toda una época, sin pretender la rigurosidad del documento, nos dejó una pintura, una acuarela de los diferentes sectores de la sociedad de los años 30 y 40. Además de dejarnos un verdadero documento, en lo que respecta a actores, cantores, actrices y cancionistas de cuerpo entero y no solamente a través del disco. Algunos de sus títulos e intérpretes más recordados fueron: El caballo del pueblo (1935), se destacó porque era la película que debía filmar Gardel a su regreso al país, finalmente sin cantores sirvió para el debut de Juan Carlos Thorry. Radio Bar, se estrenó el 10 de septiembre de 1936, con música de Alberto Soifer, intervinieron Alberto Vila y las hermanas Desmond. Los muchachos de antes no usaban gomina, del 31 de marzo de 1937, donde canta Hugo Del Carril. La vuelta de Rocha, del 8 de septiembre de 1937, donde actúan y cantan Hugo Del Carril y Mercedes Simone. Tres anclados en París (26/1/38), con el mismo cantor. La rubia del camino, del 6 de abril de 1938, con el actor Fernando Borel. Mujeres que trabajan, del 6 de julio de 1938, donde cantan Fernando Borel y Sabina Olmos. La vida es un tango, (8/2/1939) con Hugo Del Carril y Sabina Olmos. Divorcio en Montevideo (7/6/39) y Muchachas que estudian (6/9/1939) ambas con la cancionista Carmen Del Moral. Carnaval de antaño (17/4/40), con Charlo y Los muchachos se divierten, del 3 de julio de 1940, nuevamente Charlo y Sabina Olmos. Isabelita, del 31 de julio de 1940, con Juan Carlos Thorry, Sofía Bozán y Carmen Del Moral. En este film aparece el violinista Elvino Vardaro. Yo quiero ser bataclana, (30/4/41), posiblemente la mejor comedia del cine argentino, por la elaboración de los cuadros musicales, copia de los tradicionales en los filmes norteamericanos. Con un sencillo argumento romántico y con el excesivo protagonismo de Niní Marshall, indiscutida actriz cómica argentina, pero que en este caso resiente la continuidad de la historia. Actuaron Juan Carlos Thorry, Alicia Barrié, Sabina Olmos y la orquesta de Juan D'Arienzo. Adiós pampa mía, del 27 de diciembre de 1946, con el cantor de moda Alberto Castillo y su colega Alberto Vila en su despedida del cine y de la vida artística. El tango vuelve a París (16/1/48), con Alberto Castillo, Elvira Ríos y la presencia de Aníbal Troilo. Derecho viejo, del 4 de enero de 1951, donde se recrea con mucho de fantasía la vida de Eduardo Arolas. El hincha, del 13/4/1951, con un tema futbolístico donde se destaca la actuación como primer actor de Enrique Santos Discépolo, en un gran papel, luego de sus fracasos como director y como actor. Alguien dijo que a pesar de sus broncas era un tipo cálido, que se lo sentía amigo a pesar de su autoridad. Y que era un fenómeno de velocidad para escribir. También se dijo que necesitaba producir permanentemente, porque siempre estaba con poco dinero, jugaba mucho a la ruleta, a los caballos y a cualquier cosa. Una noche de urgencia, escribió de un tirón para el teatro La muchachada de a bordo, que no era una obra para ser premiada, pero que resultó un extraordinario éxito de boletería. Una noche estaban reunidos varios amigos después de una cena. Romero contaba el argumento de su próxima película que era igual a todas las anteriores, y cuando llegó el momento de relatar que la heroína es seducida y luego desdeñada por el malo, uno de los concurrentes dijo sin pensarlo: «Sí, y después canta un tango». Romero se ofendió y contestó en voz alta: «Sí, cantará un tango, porque yo lo siento así y así lo siente el pueblo para quien escribo y dirijo». Y esto era absolutamente cierto.

viernes, 29 de noviembre de 2019

"LA FLOR DE VILLA CRESPO"

Bernardo Francisca Seudónimo/s: La Flor de Villa Crespo Bandoneonista y compositora (1 mayo 1900 - 14 abril 1925) Hija de los inmigrantes españoles José María Bernardo y María Jiménez, a Francisca le esperaba un destino poco usual para una mujer de comienzos del siglo XX, un destino brillante a la vez que triste, si pensamos en su exitosa carrera y su muerte prematura. En 1915, siendo adolescente, comenzó a estudiar piano en el conservatorio junto a Catalina Torres, pero la vida quiso que Paquita tuviera como compañero de estudios a José Servidio y terminó cambiando el piano por el bandoneón. Se dedicó con ahínco al aprendizaje aplicando el método del gran músico y profesor Augusto Berto. Esta decisión de seguir su vocación nos hace meditar acerca de su carácter y su temple; una muchacha dispuesta a romper tabúes, derribar barreras, con tal de dar rienda suelta a su verdadera inclinación musical. Corrían tiempos difíciles, era una época en que la moral de una mujer podía ponerse en tela de juicio por actitudes como la descrita. Paquita tuvo que haber sido una mujer decidida y valiente, como sus contemporáneas Alfonsina Storni y Delmira Agustini lo fueron en el mundo de las letras. Siendo joven, llegó a dominar el bandoneón con maestría y se la vio acompañando a José Junnissi en funciones de beneficencia barriales. Hasta que llegó el día en que su fama llegó al centro. En 1921, tocaba en el Bar Domínguez, sito en Corrientes 1537, con su sexteto llamado Orquesta Paquita, junto a Osvaldo Pugliese, Elvino Vardaro, Alcides Palavecino, Miguel Loduca y Arturo Bernardo, su hermano. Todos jóvenes como ella. Allí estrenó su tango “Floreal” y como anécdota simpática recordemos que la policía se vio obligada a desviar el tránsito de la calle Corrientes hacia Paraná, debido a la gente que se agolpaba para escucharla. En 1923, participó en la Gran Fiesta del Tango organizada por la Sociedad de Compositores en el Teatro Coliseo; única mujer entre cien músicos. Es una lástima que no haya dejado ninguna grabación, pero a falta de discos conservamos su obra. Paquita fue una buena compositora y grandes artistas llevaron sus creaciones al disco. A modo de ejemplo podemos citar a Roberto Firpo, que le registró “Cachito”, y el máximo, Carlos Gardel le grabó dos composiciones: “La enmascarada”, con versos de Francisco García Jiménez y “Soñando”, con letra de Eugenio Cárdenas. Este último tema fue premiado en el primer concurso de tangos organizado en el Teatro Gran Splendid por las casas Odeon y Max Glucksman. Estuvo presente en la inauguración de Radio Cultura interpretando tangos, acompañada por el maestro José Tanga. Durante 1923 y 1924 siguió con su prolífica carrera actuando en los bares, La Paloma, Domínguez antes mencionado y, durante el verano, en La glorieta de Villa Crespo y en la terraza del Balneario Municipal. Los hermanos de la vecina orilla tuvieron la dicha de oírla tocar, en octubre de 1923, cuando estuvo en la Confitería 18 de julio, de Montevideo, ciudad donde compuso su vals “Divino cerro”. El 10 de diciembre de 1924 debutó en el teatro Smart con la compañía de Blanca Podestá como fin de fiesta, actuando hasta finales de febrero de 1925 con José Tanga, Manuel Vicente, Bartolo López, Miguel Le Duca, Arturo Bernardo, donde acompañó también al cantor Florindo Ferrario. Su público fiel estaba siempre a su lado y la seguía donde quiera que actuara, no conoció ni la decadencia ni el fracaso. Tampoco la vejez. Al igual que Alfonsina y Delmira, partió muy pronto, cuando todavía tenía mucho para darnos. Si bien la muerte les llegó a cada una en circunstancias diferentes —Delmira fue asesinada en un cuarto de hotel tras una cita, Alfonsina se entregó voluntariamente al mar y Paquita sucumbió frente a una enfermedad—, a las tres, el inesperado final les dio un halo especial a sus ya míticas figuras. Poco antes de cumplir los veinticinco años falleció en el barrio que la vio nacer: Villa Crespo. Su muerte no se debió a la tuberculosis como propagó la leyenda urbana, sino a un resfrío mal atendido que derivó en serias complicaciones.

martes, 26 de noviembre de 2019

Manuel Buzón Nombre real: Buzón, Manuel Pianista, cantor, director y compositor (18 diciembre 1904 - 14 julio 1954) Buzón nació, en el porteño barrio de Flores —Méndez de Andes 1831—, siendo sus padres Manuel y Dolores Moreno, ambos inmigrantes españoles. Cursó estudios primarios en el colegio anexo a la Parroquia de Nuestra Señora de Buenos Aires, dando muestras de su inclinación a la música y al canto, participando en la Scola Cantorum de la Iglesia. En 1915, el Club Social América organiza un espectáculo en el Cine Teatro Excelsior, donde el niño Manuel Buzón con una compañera interpreta con gran soltura y buenas dotes vocales El Dúo de los Paraguas. En el mismo espectáculo el niño Elvino Vardaro ejecuta en violín las fantasías Ballets. Repite en años posteriores actuaciones públicas, como la desarrollada en la Parroquia con motivo de los festejos del 25 de mayo de 1917, donde representa con gran repercusión el juguete cómico-musical La Risa. En 1922 como pianista integra un trío que cultiva música clásica. En 1924, año en que se recibe de profesor superior de piano y solfeo, ve desde la casa como se levantaban las antenas de la estación LOY Radio Nacional Flores en la calle Boyacá a metros de la Avenida Avellaneda. Esto lo obsesiona y concurre a la emisora a ofrecer su colaboración artística al señor Penella su dueño. Durante 1925, actúa en dicha emisora como pianista y cantor. En esa época actuaba en la estación con éxito la Orquesta Típica Ziccaro. En este mismo año también participa de un gran festival en el Cine Varela de la calle Varela 1136 en la que actúan todos los artistas de la LOY, entre los que figuraban el Trío Quiroga-Páez Aranda-Palacios que ejecutan piezas de guitarra y canto nacionales; el actor nacional Federico Mansilla que recita lo más selecto de su repertorio y la señorita Herminia Velich con los últimos tangos acompañada al piano por el profesor Rovelli. En octubre de este año, la orquesta Buzón acompaña a la señorita Rosita Quiroga en la grabación del sello Victor No. 79571, donde se escucha el tango “El último cariño” de A. Marengo y el tango “Calla corazón” del propio Buzón. A principios de 1926, la revista Reflejos resalta de Manuel Buzón, al margen de sus condiciones de chansonier, la calidad de las composiciones de su autoría, destacando sus tangos “Calla corazón”, “La maestrita” con letra de A. Martinelli Massa, “Acacia” y el shimmy “Gentil marquesita”. En julio de 1926, al cumplirse el segundo aniversario de la estación LOY, Manuel Buzón ocupa el cargo de secretario de la Dirección Artística de la Emisora, lo que no le impide actuar en la misma ya sea como cantor o al frente de la Orquesta Típica que integran los maestros Antonio Sureda, Francisco Gomara y Aurelio Ruiz. También actuaban en la emisora, presentados por el locutor correntino Lorenzo Vico Torrá, el campeón del fueye Ricardo Brignolo y la cantante de tango Elena Piana acompañada al piano por su hermano Sebastián Piana. En febrero de 1927 y cuando Buzón era Director Artístico de LOY, Jaime Yankelevich adquiere la emisora que luego sería Radio Belgrano. En este año Buzón estrena su hermoso tango “Cancionero” que canta primero Azucena Maizani y con el que luego Agustín Magaldi lograra una interpretación memorable. A principios de 1928, da a conocer su tango “Mediodía” con letra de Celedonio Flores. Este tango fue grabado en discos Victor por Alberto Vila, el notable imitador de Gardel en las presentaciones de la Troupe Ateniense de Montevideo. En mayo de 1928, Buzón debuta en el Cine Villa Crespo al frente de su orquesta, de la que es además de director, pianista y chansonier. Integran la orquesta como violinista Ventura Villar, en bandoneones Guillermo Lértora y Héctor Baldi y en contrabajo Agustín Furchi. En los comienzos de 1929, da a conocer su tango “Ufa qué secante”, donde incorpora cierta dosis de humor. El 29 de mayo de 1929, Buzón parte en el Conte Verde hacia España acompañado por una agrandada orquesta que integran: V. Villar y J. R. Rodríguez en violines; R. Gargiulo, H. Baldi y V. R. Fumagalli en bandoneones y F. Dal Molin en contrabajo. Lo acompaña también el cantor Oscar Carranza (del dúo Mendía-Carranza). La exitosa tournee de Buzón comienza desde su presentación en la Exposición Internacional de Barcelona y continúa en cada una de sus presentaciones en las distintas ciudades españolas que visita, como la presentación en el Palacio de Oriente ante los Reyes. La orquesta Buzón se presenta el 26 de agosto de 1929 en el Principal Palace de Barcelona, obteniendo un resonante triunfo interpretando: “El entrerriano”, “Pájaro azul” y “Cancionero”. Dado el éxito alcanzado y los contratos renovados, Buzón amplia su repertorio con nuevas piezas entre las que podemos mencionar: “Malevaje”, “Alma en pena”, “Mama yo quiero un novio”, “Piedad”, “La cumparsita”, “Alma tanguera”, “Cachadora”, “Duelo criollo”, “Vayan saliendo”. Los valses: “Cuando llegue el amor”, “Soledad”, “Ilusión”. Las zambas: “Por el camino”, “Tu corazón”. La tonada: “Las margaritas” y la milonga “Idilio campero”. Actúan también en el Teatro Cómico y en la Radio de Barcelona y graba en la casa Victor bajo la marca La Voz del Amo, la placa Nº AE 2810, con la zamba “La tupungatina” que cantan Buzón y Carranza y el tango “Cancionero” que canta Buzón. Graba también la placa AE 2811 con la tonada “Las margaritas” que cantan Buzón y Carranza y el tango “El entrerriano”, instrumental. En setiembre de 1929, se despide de Barcelona en el Principal Palace con un gran fin de fiesta. En octubre de 1929, debuta en la boite Maipú Pigall's de Madrid continuando su actuación en el Real Cinema. Ya en 1930 actúa en el Teatro Principal de Madrid, luego en el Central Cinema de Murcia, en el Central de Alicante y en el Café Central de Cartagena. Concluyendo su exitoso periplo inaugura el monumental Salón Moderno de la Exposición Internacional de Sevilla. En febrero de 1930, se embarca para Buenos Aires con alguno de sus integrantes. Pese al éxito obtenido en Europa y dada la situación económica de nuestro país a su regreso, no encuentra las condiciones para continuar en su exitosa carrera artística. Durante ese año se dedica a componer y da a conocer “Madrugada”, “Ojos negros” y “Tarde gris”; pero especialmente el tango “Bigotito” con letra de Ismael Aguilar y A. Martinelli Massa, que edita la editorial Perroti. Recién en agosto de 1930, debuta con su orquesta en el Teatro Rívoli de la calle Triunvirato de Villa Crespo. En febrero de 1931 inicia su actuación radial por las broadcastings LR2, LR9 y LS2 de la programación de Radio Prieto, pasando luego a Radio El Mundo. Se presenta asimismo en el Teatro Marconi de la calle Rivadavia 2230, con el chansonier Teófilo Ibañez, obteniendo ambos un gran éxito con la zamba “Por el camino”. Además de su labor radial, Manuel Buzón y su sexteto típico coreado se presenta todos los días en el Bar-Billares Río de la Plata, en Gaona 1114 esquina Parral. El 17 de agosto de 1931, el diario Jornada organiza un programa artístico frente a su sede de la Avenida de Mayo que retrasmite Radio Prieto, y que tiene por objeto entretener al público allí congregado para escuchar por megáfono el relato de la pelea de nuestro Torito Suárez con Rossi. Se inicia el acto con la presentación de la orquesta Buzón que interpreta los tangos “Buen amigo” y “El entrerriano”; luego el vals “La serenata de ayer” cantando Teófilo Ibañez y cierra su actuación con el tango “Bigotito” cantado por Osvaldo Moreno. En setiembre de 1931, debutó Buzón con su orquesta en la famosa audición auspiciada por el vino Toro de Radio Prieto. En el mismo programa actúan: Virginia Vera (La Reina de las Rancheras) y sus guitarristas hermanos Rodríguez, Amanda Ledesma con los guitarristas Canattaro y Pedretti, Teófilo Ibáñez con las guitarras de Barone, Barbieri y Lynch, Charlo con las guitarras de Besada, Alonso y Arrieta y el Trío humorístico Gedeón. En marzo de 1932, en el espectáculo El Tango Porteño que se ofrece en el Teatro Nacional y que versa sobre la historia de nuestra canción a través de su evolución musical, se presenta la orquesta de Manuel Buzón encarnando el tango de hoy (estamos en 1932). El tango de ayer, antes del bandoneón (así reza el afiche) esta representado por la orquesta de la Guardia Vieja organizada por Juan Carlos Bazán y compuesta por: Ernesto Ponzio, Enrique Saborido, José Luis Padula, Juan Carlos Bazán, Vicente Pecchi, E. J. Muñecas, A. Palavecino, Eusebio Aspiazú, E. Arbal, D. Pizarro y F. Polonio. En abril de 1932, actúa en LS4 Radio Porteña y LS9 La Voz del Aire. En mayo de este año ameniza en el Teatro Onrubia de la calle Victoria esquina San José, el primer gran sorteo de cupones de los cigarrillos Caranchos. En junio del mismo año, actúa en LR4 Radio Prieto en programas auspiciados por el vino Toro donde se presentan los lunes, miércoles y viernes compartiendo el programa con el dúo Gómez-Vila. Los martes, jueves y sábados compartían el programa Adhelma Falcón y el dúo Corrao Triay. En octubre de 1932, se inicia la Gran Programación radioteatral desde el Monumental, donde actúan: la orquesta de Buzón (con la incorporación de Alfredo Gobbi en el violín) y los cantores Osvaldo Moreno y Félix Gutiérrez; la orquesta típica Caló con su cantor Carlos Dante; Nelly Omar con los guitarristas Canattaro y Pedretti; la típica infantil Favero, cuatro precoces músicos y el niño cantor Enrique Santillán; el Trío Gedeón con sus parodias cómicas; Adhelma Falcón con los guitarristas Aguilar, Barbieri y Riverol; Mario Pardo su conjunto de guitarras y la pareja de baile Domínguez-Espeche; el cuarteto Cobián con Juan Carlos Cobián al piano; Ignacio Corsini y las guitarras de Pagés, Pesoa y Maciel y la orquesta de Julio De Caro con su cantor Rodríguez Lesende. La orquesta Buzón actúa en noviembre de 1932 en LR9 Radio Fénix y debuta en diciembre de ese año en el Cine familiar Villa Crespo de la calle Triunvirato 835 de esta ciudad. A principios de 1933, se realiza en el Luna Park un concurso para determinar los mejores tangos del año. El diario Crítica realizó el escrutinio en marzo de 1933 y la votación dio el siguiente resultado: primer premio (pesos 3.000) “El mareo” de Julio De Caro; segundo premio (pesos 1.000) “Octavio” de Octavio Portela Cantilo; tercer premio (estímulo) “Después hablamos” de Manuel Buzón; cuarto premio (estímulo) “El tábano” de Baliotti y Ginzo. La fiesta destinada a consagrar los ganadores se realizó en el Teatro Onrubia, donde también se realizó la primera semifinal de bailarines del Primer Campeonato Nacional de Tango con la participación de los campeones de Nueva Pompeya, Vélez Sársfield, Parque Patricios, Boca y Barracas. En marzo de 1934, actúa en Radio París y en diciembre de ese año incorpora al cantor Roberto Zheman. En 1935 debuta en LS9 La Voz del Aire con una gran orquesta integrada por los siguientes músicos: J. C. Horiasol, M. Fernández, D. Loria, A. Vázquez, J. Ferreyra, F. Mancini, A. Ruiz, A. Marraccini, J. Corleto y el cantor Roberto Delmar. La orquesta estrena el tango del maestro director “Viejo penar” y pasa a actuar en octubre en LS1 Radio Municipal, pero con el cantor Oscar Carranza. En 1936, actúa en LS10 Radio Callao y Radio Municipal. En junio incorpora como cantor a Amadeo Mandarino que venía desempeñándose en el Cuarteto Melodía. En 1937, siempre con Mandarino actúa en LR4 Radio Splendid y en Radio Rivadavia. En 1938, la orquesta Buzón actúa en los carnavales de los bancarios de Bahía Blanca. Manuel Buzón continúa su labor artística por el interior del país hasta que reaparece en 1942 por Radio El Mundo. Durante este año da a conocer la milonga “Mano brava” con letra de Enrique Cadícamo y el tango Al cerrar los ojos con letra de César Vedani. En 1943, continúa su labor en Radio El Mundo, presentándose en los años posteriores esporádicamente, como por ejemplo en los carnavales de 1947 en el Club Haedo Juniors de esa localidad. Entre los años 1942 y 1943, graba numerosas placas en discos Odeon. Manuel Buzón falleció el 14 de julio de 1954 dejando una página invalorable en la historia de nuestra música popular. Hizo del tango un culto y bregó aquí y en el exterior por difundir la esencia pura del tango argentino. Inspirado compositor, de gran aptitud evocativa, será recordado como uno de los eslabones que unió dos períodos inigualables de nuestra música ciudadana.

lunes, 25 de noviembre de 2019

"CANTOR SÍMBOLO DE LOS AÑOS 30"

Jorge Omar Nombre real: Ormaechea, Juan Manuel Cantor (10 marzo 1911 - 24 febrero 1998) Fue un típico cantante de los años treinta, con un fraseo melódico y delicado, muy afinado y de buena dicción. Apareció en momento donde surgían permanentemente grandes voces. Recordemos como ejemplo a Carlos Dante, Roberto Ray, Fernando Díaz, Roberto Maida, Carlos Lafuente, entre otros. Su carrera profesional se inicia a fines de 1930 en la radio como solista, acompañado por un dúo de guitarras, ya con su nombre artístico Jorge Omar. En una ocasión, es escuchado por el eximio bandoneonista y director Minotto Di Cicco, quien lo invita a participar como estribillista en sus grabaciones para el sello Columbia. En el año 1931 graban trece temas, destacándose “Taconeando” de Pedro Maffia y letra de José Horacio Staffolani y “Mil novecientos” de Edgardo Donato y Luis César Amadori. Ese mismo año colabora con la orquesta de sello, que estaba dirigida por Alberto Castellanos en media docena de registros, muy difíciles de conseguir. En 1932 hace una única grabación con la orquesta de Antonio Bonavena, el tango “Lunes” de José Luis Padula y Francisco García Jiménez, también en Columbia. Durante todo este tiempo, estuvo apadrinado por el gran músico del barrio de La Boca, Juan de Dios Filiberto, quien finalmente lo lleva a su orquesta para actuar en el teatro en el sainete Villa Crespo de Alberto Vacarezza. En dicha obra, Jorge Omar estrena el hermoso tango “Botines viejos” del propio Vacarezza y Filiberto. Era el año 1933 y pese al gran éxito que tuvo este tango, nunca lo grabó. En 1935 llegaría la gran oportunidad que lo lleva a su consagración definitiva , cuando se presenta a concursar por el lugar que iba a dejar el cantante Fernando Díaz en la orquesta de Francisco Lomuto. Lomuto y Canaro eran, comercialmente hablando, las orquestas más importantes de su época. El primero en la Victor y Pirincho en Odeón, eran los que más grababan y, por ende, muy codiciados por los vocalistas que veían la posibilidad de ser estrellas y prosperar económicamente. Por esa razón fueron muchos los participantes del concurso, y de ahí el mérito de Jorge que, en definitiva resultó el elegido. Así comienza la etapa de oro de su carrera artística, que durará ocho años, dejando en el disco ciento treinta y seis registros para el sello Victor. Resultaría una tarea ímproba un detalle de sus discos, pero rescato las versiones de “Arrepentido” de Rodolfo Sciammarella, “Esclavo”, de Joaquín Mora y José María Contursi, “Vendrás alguna vez” de Alfredo Malerba y Luis César Amadori y el vals “Gota de lluvia” de Félix Lipesker y Homero Manzi. También la versión con letra de “A la gran muñeca”, una de las pocas que existen cantadas. En 1939, vuelve Fernando Díaz a la orquesta y graban muchos temas en dúo: “El sol del veinticinco”, “Los granaderos de San Martín”, “Se han sentado las carretas”, “El día que te fuiste”, “Se necesita una estrella”, “El picaflor”, “El anzuelo”, entre otros. Interviene junto a la orquesta en el film Melgarejo, junto a consagrados actores como Florencio Parravicini y Mecha Ortiz. El teatro es otro de los escenarios que lo ve cantar junto a la gran orquesta de Lomuto. Actúan en El rey del tango y en 1942, en La mujer es peligrosa, donde hace de galán. Llega el año 1943 y termina su brillante ciclo con Francisco Lomuto para intentar nuevos rumbos, pero ya nada sería lo mismo. Su actuación en esta orquesta fue, sin lugar a dudas, su momento de gloria. En enero graba su último disco que de un lado tiene el tango “Ausencia gris” de Roberto Nievas Blanco y letra de Julio Jorge Nelson y en el acople, el vals “Catalina” de Rafael de León y Manuel López Quiroga. En su nueva etapa forma rubro con el otro cantor emblemático de Lomuto, Fernando Díaz y arman una orquesta que denominan Los Diablos Rojos, seguramente por su afición al equipo de fútbol Independiente de Avellaneda. Esta experiencia dura poco y nuestro cantor pasa a integrar la orquesta de José Tinelli. Continua después como solista acompañado por su propio conjunto y, poco a poco, se va perdiendo hasta abandonar en forma definitiva la actividad artística a fines de la década del cincuenta. Jorge Omar constituye otro caso típico del olvido injusto, de la deficiente transmisión de la cultura de los argentinos, de la mala difusión del tango y sus verdaderos creadores. Creo que el hecho de no haber tenido suerte en la gran movida tanguera que significó la década del cuarenta, puede ser una de las causas que opacó su recuerdo. Pero también la indiferencia de la industria discográfica y los difusores radiales que privilegiaron a mediados del cincuenta otro tipo de música.

"EL CANTOR DE LA VOZ CORTITA"

Lauga, Pedro José Cantor y letrista (27 mayo 1906 - 28 enero 1979) Fue un cantor de voz cortita pero de refinada musicalidad y fraseo intimista. De agradable personalidad y buen gusto, es considerado una de las voces que mejor se adaptó al estilo de Julio De Caro. Nació en el barrio de Almagro, allí nomás, a metros del límite del barrio de Balvanera, en la calle Virrey Liniers. Sus padres eran franceses, de un pueblo cerca de Los Pirineos. Era un niño cuando la familia se mudó a Villa Crespo, donde inició la escuela primaria. Heredó de su papá dos cualidades: la afición por el canto y la responsabilidad de hacerse de una carrera laboral. Se inició cantando en familia e ingresó, de muy joven, como empleado en el Estado que, en aquel tiempo, significaba seguridad económica y estabilidad hasta la jubilación. Pero sobrevino la crisis económica del año 30 y se quedó sin trabajo. Ya estaba casado y con un hijo. Entonces fue el momento. Si bien la paga era exigua, inesperadamente, se le presentó una oportunidad que le permitiría ganar unos pesos: cantar profesionalmente. Comenzó con el conjunto del pianista Pedro Vergez, ex integrante de la formación de Juan Bautista Guido, autor de los tangos: “Arlequín”, “El embretao”, “Humillación” y “Engrupida”, entre otros. Actuaron en varios locales y en el cine Real. En este último lugar, lo escuchó Julio De Caro, quien lo convenció para incorporarse a su orquesta. En su largo recorrido con De Caro, se destacan sus presentaciones en el Teatro San Martín, en los carnavales de 1930; en el palco del tango en el cine Real (había otros dos, para jazz y para música clásica); en los carnavales de 1931, en el Teatro Cervantes. También actuaron en las radios Excelsior y París y en la recién inaugurada Radio El Mundo (1935). Hicieron giras por el interior del país, Chile y Uruguay y, a fines de 1936, se presentaron en el escenario del Teatro Ópera, formando parte de un notable conjunto de estrellas de esa época. En 1932, volvió a emplearse en el Estado, —como funcionario de la secretaría privada de la Presidencia de la Nación, en el mandato de Agustín P. Justo—, esta vez, definitivamente, hasta su jubilación. En un reportaje realizado por la revista Radiolandia, el propio Lauga nos dice: «Lo que más me anima a continuar, ya que el tiempo no me sobra, es haber logrado identificarme tan íntimamente con la modalidad personal de Julio De Caro. Cuesta ponerse a tono con sus méritos, pero es un placer trabajar con él. Lo más interesante que tengo para contarles es que provengo de una familia de cantores y músicos. Mi abuela cantaba en la catedral de los Pirineos. Mi padre también fue cantor, en París. Un hermano ha sido chansonier de orquesta y en el resto de mi familia hay varios músicos, muchos de ellos muy buenos y conocidos. En estos cuatro o cinco años que estoy con De Caro he llegado a compenetrarme con su orientación. Y algo más. Me han propuesto muchas veces actuar como solista en distintas radios. No he aceptado, en principio porque no tengo la pretensión de triunfar espectacularmente y después, porque no quiero separarme de estos grandes muchachos que son mis compañeros.» La carrera junto al maestro se extendió a lo largo de siete años, con libertad para tener actuaciones por su cuenta y grabaciones con otros conjuntos. En materia de cine, el último estreno del año 1937 fue Murió el sargento Laprida, dirigida por Tito Davison. En ella intervino la orquesta con Pedro Lauga, quien canta “Fuego”, de Julio De Caro y Carlos de la Púa. Lo curioso fue, que cuando es llevado al disco, el 10 de marzo de 1938, la voz es de Luis Díaz porque Lauga ya estaba retirado. Con De Caro llevó al disco 18 temas, los primeros en 1929, para el sello Brunswick, los tangos “Recoveco”, de Luis D'Andrea con versos de S. Bozzano y “Solterona [b]”, de J. Barreiro y L .A. Zeballos. Los últimos de esta serie fueron para el sello Odeon, el 13 de diciembre de 1936: “Noche estrellada”, de Julio Rosenberg, “Aquel amor” y “Viña del Mar”, ambos de Julio De Caro y Mario Gomila. Con su hermano Juan, también estribillista, grabó en francés a dúo, “Dónde estás corazón”. También actuó y grabó con otras orquestas: con Luis Petrucelli, entre julio de 1930 y enero del año siguiente (11 registros); en 1930, con Pedro Maffia, un sólo tema: “Páginas muertas”. En 1931, hizo varias presentaciones con la orquesta de Armando Baliotti. Y en noviembre de 1935, grabó un disco con la Orquesta Victor Popular: “Illimani”, de Néstor Portacarrero (tango dedicado a Bolivia) y una cueca, “La pollita”, de Francisco Pracánico. El año 1942 fue ingrato para Pedro, pues sufrió un grave accidente en la ruta —regresando de Mar del Plata— y se lesionó la cadera quedando rengo. Tardó dos años en recuperarse. Cuando falleció vivía en el barrio de Agronomía.

martes, 29 de octubre de 2019

FEDERICO SCORTICATI

Nació en el Uruguay, en la ciudad de Montevideo. El comienzo de su infancia en el país lo pasó en el barrio de Villa Dominico y, como tantos músicos de tango, se inició muy pronto en el cine del barrio, acompañando la proyección de las películas mudas: «Mi papá tocaba el bandoneón sin saber música, por cifra. Y mi afición nació al verlo a él. Primero estudié con un muchacho de la zona y más tarde, más profundamente, con el alemán Arturo Bernstein. Me agarró tan fuerte que practicaba todo el día. Yo era flaquito y, al verme con tanto ahínco, a mis tías se les ocurrió que podía ponerme tuberculoso por el esfuerzo, entonces mi mamá empezó a darme comida todo el tiempo. De muchacho llegué a pesar 104 kilos, hasta que un día me propuse rebajar y llegué a los 64 kilos». A Radio Nacional (luego Belgrano) fue de la mano de su padre. Todos los artistas iban gratis, pero les daban de comer en la emisora. Allí estaban Charlo, Rosita Quiroga y otros artistas que luego fueron famosos. La dirección de la radio decidió formar un trío estable y eligieron a Armando Baliotti (piano), Fausto Frontera (violín) y a Federico Scorticati (bandoneón): «Entonces ya éramos contratados y algún peso recibíamos». Fue en ese tiempo que actuó en el cuarteto de los hermanos Roberto y Teodoro Guisado. Luego Cayetano Puglisi lo presentó a Roberto Firpo y con él estuvo durante dos años, actuando en el cine Paramount, entre película y película. «Eso duró hasta la llegada del cine sonoro. ¡Y chau! Fueron muchos los que se quedaron sin trabajo». En 1928, con apenas dieciséis años, pasa a ser el primer bandoneón del octeto de Cayetano Puglisi, a su lado estaban Pascual Storti y Horacio Gollino; en violines Puglisi, Octavio Scaglione y Mauricio Mise; en el piano Alberto Cosenza y José Puglisi en contrabajo. Los estribillistas eran Pedro Lauga y Fernando Díaz, más tarde se convierte en sexteto y el cantor fue Roberto Díaz. «Por entonces me gustaba mucho la orquesta de Julio De Caro, con quien actué esporádicamente y también me gustaba Fresedo. Pero llegó Francisco Canaro, con quien integré en cuatro oportunidades distintas su orquesta. Estuve presente en los cortos de Carlos Gardel y participé en la grabación de “Madreselva” acompañando a Gardel, la misma versión que se escucha en la película El cartero de Neruda (Il postino)». Ese mismo año forma un trío con Osvaldo Pugliese (piano) y José Gallastegui (violín), para acompañar las actuaciones de Adhelma Falcón y Charlo. A partir de 1929, organizó varios conjuntos propios y en 1932 arma una orquesta para actuar en Radio Rivadavia cuando pertenecía al diario Crítica. Después otra para Radio Belgrano: «Pero me costaba mucho, yo no estaba hecho para director, no era hombre de negocios ni para andar imponiéndome a los compañeros. En ese tiempo tenía a Jaime Gosis en el piano, luego lo reemplazó Héctor Stamponi, recuerdo a Fermín Fava en contrabajo, junto a mí estaban Horacio Gollino y Domingo Triguero, los violines eran Víctor Braña y Víctor Felice, como vocalistas pasaron Lita Morales, Mecha Bazán y Mario Corrales (luego Mario Pomar). También estuvimos en el café El Germinal. El asunto es que volvió a aparecer Canaro para proponerme una gira a Brasil y largué todo». Fue músico estable del sello Victor y grabó con todas las orquestas de la empresa. Dirigió la Orquesta Típica Victor desde 1935 hasta 1941. Sin embargo también grabó para el sello Odeon con Juan Maglio, quien dirigía el trío de bandoneones en el que participaban Gabriel Clausi y Ernesto Di Cicco. En esta formación, aunque llevara el nombre de Maglio, éste no participaba como ejecutante: «Sentía que la juventud lo había superado». Registraron cuatro temas, los valses: “Ella vive en mi memoria”, de Maglio y “Lluvia de penas”, de Clausi; y los tangos: “Chitita”, de Maglio y “En capilla”, de Clausi. En 1942, cuando Ernesto Famá y Francisco Amor se separan de Canaro lo llamaron para que dirigiera la orquesta ya que se largaban como rubro. Pero no duró mucho, actuaron en Radio Oriental, de Montevideo y en Radio Splendid. «Estando con Canaro, en 1940, vino una huelga a la que me adherí y Canaro me sacó de la orquesta, me echó. Estuve un tiempito con Pugliese y llegué a Carlos Di Sarli. Estuve once años con él y fui el de la ocurrencia de meter en la grabación de “El choclo” una variación para bandoneón, que se consideró muy original y respetada, a raíz que Di Sarli no era partidario de hacerlas para bandoneón. Fue una orquesta hermosa». En 1949, cuando se disuelve por unos años la orquesta, pasó a trabajar con Francisco Lomuto. Luego retornó con Di Sarli, hasta su muerte, a partir de la cual integró la formación de Los Señores del Tango. Tuvo gran admiración por Pedro Maffia y Pedro Laurenz... «siempre soñé tocar como Maffia». Oscar Zucchi, el mayor investigador sobre los bandoneonistas, opinó sobre él: «Es uno de los mas altos exponentes de la técnica bandoneonistica de la historia del tango. Aportaba una notable expresividad, condiciones que con el tiempo fue acrecentando y sazonando. Su inconfundible sonido, ese particular acento que sólo los grandes poseen, va desde la llamativa brillantez sonora a los sugerentes tonos del toque perlado cuando el clima del tema así lo sugiere. Su absoluto conocimiento de los más sutiles mecanismos del instrumento, resaltan en el perfecto manejo del dispositivo valvular que regula la entrada y salida del aire, consiguiendo que resulte imperceptible para el oyente. Además es dueño de una digitación sorprendente por su celeridad y justeza, que se ve reflejada en sus hermosas variaciones corridas o fraseadas en sus originales adornos, sean mordentes o apoyaturas sabiamente colocadas y ha sido dotado naturalmente de una llamativa independencia entre ambas manos y una excelsa maestría en el manejo de la difícil técnica de la ejecución ligada». En 1966, se radicó por unos años en Mar del Plata, aunque dedicado a otros menesteres no pudo abandonar el tango y formó un conjunto llamado Los Notables del Tango, con el cual registra dos tangos, ambos en colaboración con Juan Canaro: “Nochebuena en Tokyo” y “Bonjour París”, en el sello Ruiseñor Realizó cuatro viajes a Japón, el primero llamado por el pianista Carlos García, el segundo formando parte de la Orquesta Símbolo Francisco Canaro, el tercero en 1991, nuevamente con Carlos García y el cuarto en 1996, integrando el Quinteto Canaro, dirigido por Antonio D'Alesandro. En una oportunidad lo invité a mi programa radial junto con Clausi para que tocaran a dúo. Se la tomaron en serio porque prefirieron grabar un par de temas en forma particular. Los temas elegidos fueron de Arolas: “Alice” y “Tres y dos”. En ambos jugaron alegremente con las variaciones que iban creando sobre la marcha. Lamentablemente, no llegaron ni el tercero ni el cuarto tema prometidos. Los muchachos discutieron en un ensayo previo y finalizó la temporada radial. Su obra como compositor llegó varias veces al disco. Aquí van algunos ejemplos: “Plumitas”, con letra de Luis Rubistein, “Bendición” en colaboración con Pascual Storti, “Alma” y “Romance”, ambos con letra de Juan Sarcione, “Cansancio” y “Desesperanza”, ambos con letra de Manuel Meaños, “Confidencia”, con letra de Juan Bautista Abad Reyes, “La torcacita [b]” (ranchera), “Tango milonguero” (tambié titulado “Tango de arrabal”), “Bandoneón de mis amores”, “Como pelea de novios” (milonga), con letra de Avlis, “Por quererte así”, con letra de Celedonio Flores, “Canto al tango”, con letra del propio Scorticati.

"EL NEGRO RICARDO"

José Ricardo, nació y se crio en el barrio de Balvanera en el seno de una familia afro-argentina. Desde muy chico se dedicó a tocar la guitarra, y hacia 1913, con apenas 25 años, ya era reconocido, habiendo formado un trío junto a Osvaldo Fresedo (bandoneón) y su hermano Emilio (violín). En 1915 es contratado como primera guitarra de un grupo de 20 guitarristas, en el que Horacio Pettorossi era la segunda guitarra, para presentar la obra Juan Moreira en el Teatro San Martín de Buenos Aires, dirigida por de José González Castillo y con Elías Alippi en el papel protagónico. El elenco estaba integrado también por el dúo Carlos Gardel-José Razzano, a quienes debieron acompañar. Como resultado de su desempeño Gardel y Razzano le ofrecieron entonces acompañarlos como guitarrista, propuesta que Ricardo aceptó acompaññando al dúo primero y a Gardel una vez que se hizo solista, hasta 1929. En 1921 se sumó Guillermo Barbieri como segunda guitarra del dúo, correspondiéndole a Ricardo el rol de primera guitarra. En julio de 1928, pocos meses antes de renunciar, se había sumado como tercer guitarrista José María Aguilar. Gardel grabó once composiciones total o parcialmente creadas por Ricardo: los tangos "Margot" y "Resignate hermano", la milonga "Un bailongo", el estilo "Pobre gallo bataraz", la cueca "Mi caballo y mi mujer", la canción "Campanita", el gato "Con los ojos del alma", el fado "Mi bien querido" y el triste "Triste entrerriano". También compuso "Pregúntaselo a ella", con letra de José Alonso y Trelles, grabada por José Razzano, el tango "Campanas del recuerdo", que Gardel cantó pero no grabó. Otras canciones de su autoría son los tangos "Mejor no recordar", "Siga la farra", "Bailá negrita", "Vecinita" y "Perdónala"; los valses "Azul del éter", "Nació mi amor" y "Lloro por ti"; los estilos "Mi palomar" y "La siesta"; la canción "Dicen que son cosas mías"; la ranchera "Cosas criollas" y las tonadas "Si yo la quise" y "Ya viene la primavera". El 26 de mayo de 1929 Ricardo le comunicó a Gardel en Madrid que había decidido desvincularse debido a desavenencias con Aguilar.1​ Continuó su carrera formando dúo de guitarra con su hermano menor Rafael Ricardo y acompañando a destacados cantantes como Amanda Ledesma, Anita Palmero, como trío de guitarras con Oscar Alonso, acompaña al dúo Néstor Feria y Teófilo Ibáñez y al cantor Juan Carlos Marambio Catán. En 1932 actúo en España con el nombre Los Hermanos Ricardo, acompañando a varios cantantes, como Lucy Clory, Maruja Gil Quesada, Rafael Jaimez y Tani Zerja. Actuaron también en Francia, Italia, Grecia, Turquía, Bulgaria, Egipto y Suiza. En 1937 enfermó en Francia y fallece a bordo del barco Massilia, cuando se dirigía a Buenos Aires.

miércoles, 3 de julio de 2019

"EXTRAORDINARIO VIOLINISTA"

Personalísimo violinista del tango nacido en Buenos Aires a fines del siglo 19. Su primer compromiso profesional fue en la orquesta de Roberto Firpo, donde debutó como segundo violín, cuando el primero y único era Tito Roccatagliata. El conjunto lo formaban además, Alejandro Michetti como flautista y el maestro director en el piano. Transcurría el año 1914. Dos años más tarde, debutan en Montevideo en el carnaval de 1916 realizando los bailes del Teatro Urquiza, presentándose además en el café y Confitería La Giralda. En dicho local, participa en el estreno de “La cumparsita”. Al regresar a Buenos Aires, transcurridos unos meses se aleja del elenco Roccatagliata, pasando entonces Agesilao a ser primer violín y produciéndose el debut de Cayetano Puglisi. Se aleja de Firpo a fines de 1917, pasando a ser primer violín Cayetano Puglisi e ingresando al conjunto, como segunda cuerda, Adolfo Muzzi. Dos formaciones estelares lo tienen entonces como protagonista. En 1918, con la orquesta Flores; Carlos Vicente Geroni Flores (piano), Ferrazzano y Bernardo Germino (violines); Ricardo Brignolo y Roque Biafore (bandoneones). Al año siguiente arma el conjunto Gorrese-Ferrazzano. Integrado por Vicente Gorrese, piano; violinistas Ferrazzano y Germino; Luis D'Abbraccio y Enrique Pollet, bandoneones. Realiza una temporada en el Cabaret Maxim’s formando parte de la orquesta de Eduardo Arolas. En 1920, forma con Enrique Delfino un formidable dueto de piano y violín, luciéndose repetidamente en el foyer del Teatro de la Opera. Se produce entonces el viaje de Enrique Delfino con Osvaldo Fresedo y Tito Roccatagliata a Estados Unidos y entonces, Carlos Geroni Flores reemplaza a Delfy en el piano. De esta espléndida conjunción han quedado importantes testimonios discográficos. En 1922, se produce la trascendente novedad de la formación de la orquesta de Osvaldo Fresedo que inicia sus grabaciones para los discos Victor. La base fue el Cuarteto de Maestros (conjunto que había formado cuando volvió de Norteamérica), es decir, Fresedo, Tito, Ferrazzano y Cobián complementados con el bandoneonista uruguayo Alberto Rodríguez y Leopoldo Thompson en contrabajo. Pese a su intenso trabajo en la orquesta Fresedo, Ferrazzano hace una escapada —que le permite hacer uno de los cruceros al sur en el buque Cap Polonio— formando en las filas de la orquesta de Francisco Lomuto. En 1923, es requerido por Juan Carlos Cobián —ya desvinculado de Fresedo— y comienza enseguida a grabar discos. No se puede omitir la mención de aquel conjunto de notables cultores del tango. Juan Carlos Cobián (piano), Luis Petrucelli y Pedro Maffia (bandoneones), Agesilao Ferrazzano (primer violín), Julio De Caro (segundo violín). A comienzos de 1925, Francisco Canaro lo apalabra para viajar a Europa. A modo de avanzada para preparar todo, el famoso autor de “Sentimiento gaucho” se embarca en el vapor Alsina, el 10 de marzo de 1925, viajando posteriormente sus músicos, Carlos Marcucci, Juan Canaro, Agesilao Ferrazzano, Fioravanti Di Cicco, Rafael Canaro y Romualdo Lo Moro. Seis meses más tarde, después de actuar en París, Ferrazzano se convierte en músico fundador de la famosa Orquesta Típica Victor, formada principalmente para contrarrestar el alejamiento de Osvaldo Fresedo de ese sello grabador. El 9 de noviembre de 1925, esta orquesta, integrada con Vicente Gorrese, piano; Ciriaco Ortiz, Luis Petrucelli y Nicolás Primiani, bandoneones; Agesilao Ferrazzano, Manlio Francia y Eugenio Romano, violines y Humberto Costanzo, contrabajo, abría fecundo surco en nuestra música ciudadana, con los tangos “Olvido [b]” de Ángel D'Agostino y “Sarandí” de Juan Baüer. Con renovación de músicos la Orquesta Típica Victor siguió dictando cátedra hasta la década del 40. Encabeza enseguida la orquesta Ferrazzano-Pollero, que se presenta con gran suceso en el Cabaret Folies Bergere de Buenos Aires. Se trataba de un numeroso y calificado conjunto integrado por Julio Pollero (pianista uruguayo), Agesilao Ferrazzano primer violín, acompañado en ese instrumento por Eugenio Nobile y Remo Bernasconi; Salvador Grupillo y Nicolás Primiani (bandoneones); Nerón Ferrazzano, hermano del codirector y uno de los más notables violoncelistas del tango; Olindo Sinibaldi (contrabajo) y Salomón Nisguritz (batería). En esa etapa en que compartió con Pollero la dirección de las orquestas, crearon en colaboración dos hermosos tangos: “Cuando tú me quieras”, con letra de Francisco Bohigas y “Una tarde”, con versos de Benjamín Tagle Lara. Nuestra cronología nos ubica en el año 1927. Agesilao, desvinculado de Pollero, forma nueva orquesta para actuar en el Cabaret Florida y logra un contrato para grabar discos, labor que cumple hasta el mes de octubre. En noviembre, emprende nuevamente viaje a Europa desde Buenos Aires, con una breve escala en Montevideo para interesar a Héctor Artola —por encargo de Eduardo Bianco— para que lo acompañara. Así fue y ambos músicos embarcaron con destino final a París, donde arribaron en vísperas de Navidad. Se sabe que en Europa trabajó intensamente formando parte de diversas orquestas pero nunca regresó al Río de la Plata. Algún tiempo estuvo radicado en Italia, donde alcanzó a cumplir muchos años, también anduvo por el resto del viejo continente y Brasil, pero esa es otra historia que algún día conoceremos mejor. Aquí reseñamos su labor artística, intensa y fecunda, que cumplió en Buenos Aires desde aquella incorporación, aún adolescente, a la orquesta de Firpo y culminada con sus discos de 1927. Falleció en el Líbano, donde estaba establecido, según nos informó su nieto Marc.

lunes, 1 de julio de 2019

"EL BANDONEONISTA MINOTTO"

Minotto Di Cicco nació en Montevideo, Uruguay. Tenía dos hermanos músicos: Ernesto, bandoneonista como él y Fioravanti pianista, que fuera un triunfador en Europa. A los doce años inicia estudios de piano y solfeo. Deja luego el piano por el acordeón, instrumento que lo atrae mucho. Tres años más tarde, con un instrumento semitonado debuta profesionalmente con Carlos Warren (piano) y Ataliva Galup (violín) en el Café Petit Salón (bajos del Moulin). Viaja a Buenos Aires y compra un bandoneón. Su maestro fue Alberto Rodríguez, muchos años integrante de la orquesta de Osvaldo Fresedo y antes director de su propio conjunto. En 1915, ya bandoneonista, Minotto forma trío con Alberto Alonso (piano) y Luciano Aturaola (violín) en el Bar Trianón (Andes entre San José y Soriano). Sumándose Federico Lafemina en violín, pasan al Café Nuevo (18 y Ejido) cumpliendo exitosas temporadas. En el verano de 1917, el pequeño conjunto ya no tenía los mismos violines. Estaban allí, entonces, Juan José Castellanos y Juan Trócoli. Transcurriendo mayo de 1917, ya con la denominación Orquesta Alonso-Minotto viajan a Buenos Aires, auspiciados por Dellazoppa y Morixe, representantes de la Victor en Montevideo, a grabar discos. Fueron diez y ocho temas, entre los cuales estaba “La cumparsita” y el único tango firmado por Minotto, titulado “Marquezito”. La profesionalidad del gran músico estuvo dedicada a la siempre buscada perfección del instrumento, dejando al margen la composición. Al regresar a Montevideo, Minotto, Warren y Lafemina se presentan en el Moulin Rouge. Es entonces que Francisco Canaro lo convoca desde Buenos Aires para cubrir la vacante dejada por Osvaldo Fresedo. Por lo tanto, Minotto integra la orquesta gigante Firpo-Canaro que actuara en Rosario en los carnavales de 1918. Vuelve a Montevideo a fines de 1921 y forma su propio conjunto que ofrecía la siguiente alineación: Fioravanti Di Cicco (piano, reemplazado luego por Francisco De Caro); Minotto, Ernesto Di Cicco y Eustaquio Laurenz (bandoneones); Horacio Zito y Juan Trócoli (violines), agregándose luego Julio De Caro. La empresa Victor instala, en 1922, en forma especial, sus máquinas grabadoras en Montevideo para recoger el repertorio de la renombrada Orquesta Minotto. Predominan maxixas y pasodobles y quedan para la historia sólo tres tangos: “Fruta prohibida”, de Enrique Delfino, “Pura espuma”, de Emilio Ferrer, y “Picaflor”, de Pascual Mazzeo. Ese año la orquesta se presenta en los escenarios importantes de Montevideo. Se radica en Buenos Aires, iniciando sus actividades al frente de un conjunto en el cine Select Buen Orden, del cual pasó al Select Suipacha, presentándose luego en el Bar Richmond de la calle Florida. En esta ocasión, volvió a formar parte de la orquesta como primer violín Julio De Caro, por espacio de seis meses. Minotto realiza una pausa y en 1923 deja la orquesta y vuelve a filas de Francisco Canaro. Reemplazaba a Anselmo Aieta, formando pareja con Juan Canaro. Por entonces realiza en forma particular un viaje a Europa y a su regreso —en enero de 1924— realiza un concierto de bandoneón solista en la Radio Paradizábal de Montevideo. Entre 1923 y 1926, además de grabar junto a la orquesta de Canaro, registra en Odeon diez temas, de los que corresponde destacar los tangos “Camarada”, “Padre nuestro”, “Ave María”, “Buenos Aires”, “A media luz” y “Noches de Colón”, existiendo además una prueba inédita de “Milonga con variación”. A fines de 1927, Minotto se aleja una vez más de Canaro, formando nuevamente su orquesta. Debuta en los bailes de carnaval del Armenonville, con José Tinelli (piano); Baralis y Buglione (violines); Minotto, Gabriel Clausi y Francisco Fiorentino (bandoneones). Buglione y Fiorentino cantaban los estribillos. Este conjunto tuvo variantes. El Anuario Teatral Argentino señala los siguientes músicos: Juan Trombino (piano); Minotto, Ángel Ramos y Ernesto Bianchi (bandoneones); Mario Brugni y Carlos Spaggieri (violines) y Hugo Baralis (contrabajo). Al año siguiente, Minotto forma una orquesta de 35 músicos para realzar los bailes de carnaval del Teatro Broadway de la calle Corrientes. En 1930 integra un trío, realizando un excelente ciclo en LR3 Radio Nacional, con Cayetano Puglisi y José Tinelli. Es contratado por la Columbia Viva Tonal. Ese extraordionario elenco en el que Minotto solamente dirigía, contó, entre otros, con José Tinelli (piano); Federico Scorticati, Ernesto Di Cicco y Gabriel Clausi (bandoneones); Mario Brugni, Antonio Rodio y Antonio Buglione (violines); contrabajo Luis Bernstein. Estribillos por Antonio Buglione, reemplazado al final de las grabaciones por Jorge Omar. Fue su postrer labor como director. Inicia Minotto un nuevo ciclo vinculado a Francisco Canaro en 1932, en plena temporada teatral de la exitosa pieza La Muchachada del Centro, labor que habría de prolongarse hasta obtener su jubilación. En esa etapa forma parte del Quinteto Pirincho e interviene con gran brillo en varias películas. La música popular está en deuda con Minotto. Su ausencia física se produjo en Montevideo el 9 de setiembre de 1979, donde tuvo en sus últimos años el cariño y el afecto de sus hermanas, otros familiares y algunos amigos. Casi cincuenta años de honesta labor al servicio del tango de un gran artista, de un intérprete tan importante del bandoneón, merecen el constante recuerdo y la adecuada difusión de su talento. De su importancia lo dice todo la opinión del maestro Julio De Caro, que siempre que se propuso formar un gran conjunto, ya en la década del 60, tuvo una primer idea: contar con Minotto, amigo de toda su vida y del que fue siempre admirador.

domingo, 26 de mayo de 2019

"UN POETA FEDERAL"

Blomberg, Héctor Pedro Letrista (18 marzo 1889 - 3 abril 1955) Lugar de nacimiento: Buenos Aires Argentina Su abuelo paterno era un marino noruego y su madre (Cecilia López), según nos relata Eduardo Moreno, era una excelente escritora y traductora, de nacionalidad paraguaya y sobrina del mariscal Francisco Solano López. Esta mujer que vivió hasta los noventa y siete años constituyó, posiblemente, el principal estímulo de su vocación poética. Inició estudios en la facultad de Derecho, pero esta no lo sedujo y pronto la abandonó. Los viajes, en cambio, fueron una constante en su vida. Un día del año 1911 caminaba por el puerto cuando avistó un barco listo para partir hacia Noruega. Marchó a su casa, preparó lo necesario y se embarcó. Retornó dos años más tarde, con las imágenes de muchos países recorridos y un sinnúmero de versos, que al tiempo fueron considerados en las revistas populares de la época, como Caras y Caretas y Fray Mocho. Tras ellos sus primer libro de poemas La canción lejana (1912). Le sucedieron otros títulos, por años olvidados: A la deriva (1920), Gaviotas perdidas (1921) y algunos otros. En el año 1929 se publicó una recopilación de sus artículos periodísticos que se tituló Las puertas de Babel. Pero el poeta devino en escritor popular, lugar donde se sintió cómodo e inspirado. La poesía dejó de ser su principal expresión, es posible que la haya considerado una necesidad de su primera juventud, pero también que haya sido atraído por el aplauso fácil y el dinero rápido que la poesía nunca le daría. Su amistad con Carlos Schaeffer Gallo lo transportó a un mundo diferente, el teatro y la radio. Escribió relatos para Radio Splendid en 1929. Tenían otro contenido que el de sus poemas, ya no eran imágenes de marineros y tierras exóticas. Los episodios que fue creando eran bien de tierra firme y reflejaban los hechos que habían ocurrido algunas décadas antes de su propio nacimiento, incluso en las mismas calles que lo vieron crecer. Con una mezcla interesante de realidad y ficción, tratando de evitar resquemores que pudieran aparejarle inconvenientes políticos, sus personajes fueran inventados, especialmente para sus obras. Así surgieron sus historias de Unitarios y Federales, las acciones de la feroz Mazorca del Brigadier Juan Manuel de Rosas y los amores prohibidos por ideas desencontradas. El equilibrio consistía en que los malos no eran tan malos, ni los buenos tan buenos. El escritor había encontrado la temática que no abandonaría más, que signaría finalmente toda su obra. Y el público le respondía entusiasmado por aquellas acciones grandilocuentes que se desarrollaban en escenarios donde transitaban personajes bien caracterizados y definidos de la historia reciente. La lucha entre el mal y el bien, la condición feroz de unos y la nobleza y la bondad de otros y el amor siempre presente, sufrido y recatado, propio de la época. Junto a Schaeffer Gallo a Carlos Max Viale Paz y al afamado actor Elías Alippi llegó al teatro, al «género chico», como se definía al sainete, propuesta cultural de consumo masivo, vehículo dramático y romántico con toques humorísticos y con el especial atractivo de sus canciones. Esto último, lo impuso Alberto Vaccarezza, director de una compañía teatral con su obra Barcos Amarrados, escrita en colaboración con Pablo Suero, donde el galán también era cantor y, en este caso en particular, nada menos que Ignacio Corsini. Corsini y Blomberg se hicieron muy amigos y el cantor le propone la colaboración de su guitarrista Enrique Maciel para musicalizar sus versos. De esta comunión surge su primera y más difundida obra: “La pulpera de Santa Lucía”, que comenzó con una frustración para luego lograr la gloria. El Caballero Cantor la estrena en Radio Prieto en 1929, luego pasa al teatro y a los estudios de grabación. En pocos meses se vendieron más de doscientas mil copias. Fue sin duda la canción emblemática de Corsini. Con Enrique Maciel construyó toda su obra, excepto el vals “Novia del mar” que lo hizo en colaboración con Otto Wiengreen y la ranchera “Bajo la santa Federación”, en colaboración con Salvador Merico. Todas fueron llevadas al disco por Ignacio Corsini con las guitarras de Rosendo Pesoa, Enrique Maciel y Armando Pagés. Los títulos que fueron grabados por Corsini fueron: “El adiós de Gabino Ezeiza” (milonga), “La pulpera de Santa Lucía” (vals), “La mazorquera de Monserrat” (tango), “Violines gitanos” (tango), “Tirana unitaria” (tango), “La viajera perdida” (tango), “La que murió en París” (tango), “Siete lágrimas” (canción), “La guitarrera de San Nicolás” (vals), “No quiero ni verte” (vals), “Los jazmines de San Ignacio” (canción), “La canción de Amalia” (vals), “La china de la Mazorca” (canción) y “Me lo dijo el corazón” (tango). La obra poética de Blomberg durmió mucho tiempo en las bibliotecas y en 1950 fue rescatada entre otros por el poeta Raúl González Tuñón, que reconoció la existencia de una deuda lírica con Blomberg. Alguien lo describió como un flaco alto y silencioso, similar a los marinos nórdicos que navegaban por su imaginación. Un hombre caballero y buen amigo cuya personalidad se sintetiza en la siguiente anécdota: su libro A la deriva fue considerado ganador del primer premio municipal de poesía de 1920. El segundo lugar le correspondió a Alfonsina Storni. Cuando Blomberg se entera, momentos antes de la proclamación oficial, le dijo al jurado «Las damas primero». El jurado aceptó su sugerencia y se cambió el orden de premiación. Alfonsina resultó la ganadora. Eduardo Moreno nos comentó otra anécdota sobre este buen amigo: «Cuando fue corresponsal en París del diario La Razón, lo acompañó una chica en el rol de secretaria. Una muchacha muy preparada, egresada de filosofía y letras, que antes había sido empleada en el diario Última Hora, donde colaboraba con Samuel Linnig (el autor de “Milonguita (Esthercita)”). En París la chica se encargaba de difundir por todos los medios las notas que Blomberg escribía sobre el tango. El destino quiso que durante su estadía la muchacha enfermara y falleciera muy pronto. Este desdichado suceso lo inspiró para escribir “La que murió en París”. Se llamaba Alicia Elsa French y era descendiente del prócer de la Revolución de Mayo, Domingo French». Ni Charlo, ni Gardel grabaron temas de Blomberg. Solamente Magaldi, una vez, con la canción “La parda Balcarce”, registrada el 28 de septiembre de 1932. Héctor Blomberg fue sin dudas el letrista exclusivo de Ignacio Corsini.

sábado, 11 de mayo de 2019

" EL HIJO DEL ZAPATERO Y LA MAESTRA"

Oscar Rubens ( Buenos Aires Argentina, 18 de enero de 1914 – 6 de octubre de 1984 ) fue un letrista y compositor cuyo nombre real era Oscar Rubistein que también utilizaba el seudónimo de P. Valdez y que se dedicó al género del tango. Era hermano del letrista y compositor Luis Rubistein. Sus padres, el zapatero Motl Rubinstein y la maestra de escuela judía María Kaplán, provenían de la ciudad de Dnipropetrovsk, que por entonces se llamaba Ekaterinoslav, en Ucrania, y habían llegado a la Argentina en 1906 huyendo del antisemitismo que había recrudecido a raíz de la guerra ruso-japonesa (1904-1905). Venían con 3 hijas y en Argentina tuvieron 7 más, de los cuales el segundo fue Luis. En los documentos de algunos de los Rubinstein, incluidos Luis y Oscar, desapareció la "n", convirtiéndose en Rubistein. Luis nació y vivió su infancia en la casa de la calle Catamarca 945, del barrio de San Cristóbal, donde la familia ocupaba dos habitaciones y el padre ejercía su oficio arreglando zapatos. Oscar fue un letrista prototípico de la década del '40, con sus letras tristes, de amores cargados de romanticismo y por lo mismo elementales, sin contradicciones ni complejidades psicológicas. Siempre apeló al toque poético, pero sin trascender al letrista: sus versos, oídos de labios del cantor, llegan eficazmente amalgamados con la música, pero no es aconsejable leerlos buscando el poema. Entre su obra se destacan “Dejame así”, con música de Víctor Braña y Domingo Triguero, de única y antológica grabación por Alfredo De Angelis con Floreal Ruiz en 1943; el exquisito “Gime el viento”, con el pianista Atilio Bruni, grabado ese mismo año por Aníbal Troilo con Fiorentino y por Miguel Caló con Raúl Iriarte, entre otros registros; “Lloran las campanas”, con Alberto Suárez Villanueva, registrado en 1944 tanto por Carlos Di Sarli con Alberto Podestá como por José García con Alfredo Rojas; “Tu melodía”, también con Suárez Villanueva, objeto de una de aquellas algo exóticas versiones de Domingo Federico con Carlos Vidal en 1944, quienes en 1947 registraron igualmente “Mar”, del mismo binomio, el que también produjo “Lejos de Buenos Aires”, muy popularizado por Caló-Berón y Troilo-Fiorentino y en el que Rubens se vuelca a la exaltación evocativa de la ciudad, lo que es todo un desvío en su temática. Por último, “Extraña”, con música de Miguel Caló, grabado por éste con Iriarte en 1947, un tango muy olvidado pero de gran belleza, en el que se percibe la influencia de “La viajera perdida”, de Héctor Blomberg. Por el camino el nombre de Rubens había quedado asociado a éxitos como “Al compás de un tango”, con Suárez Villanueva, “Cuatro compases”, con Bruni, “Rebeldía”, con Roberto Nievas Blanco, y “Triste comedia”, con Héctor Stamponi. En 1957, Elías y Oscar dieron a conocer “¿Por qué seguir?”, grabado por Miguel Caló con Roberto Mancini, en el que una pareja estéril se plantea la separación.

viernes, 10 de mayo de 2019

"EL MAESTRO LITO"

Nombre real:García Ferrari, Manuel Juan Guitarrista, cantor, compositor y letrista (3 marzo 1905 - 7 marzo 1986) Lugar de nacimiento: Rosario (Santa Fe) Argentina Fue el mayor de cinco hermanos, su padre murió muy joven y solo pudo cursar hasta cuarto grado de la primaria. A los doce años (en 1919) ya era obrero en una fábrica de yerba, trabajando por 40 centavos diarios (10 pesos por mes), más un paquete del producto por semana a mitad de precio. Más tarde, ya por 40 pesos por mes, ingresa a la firma harinera de Molinos Fénix. Desde su adolescencia se enfocó en la poesía y la guitarra. Desde 1922 fue amigo de Agustín Magaldi y de Libertad Lamarque. En 1923, comienzan sus presentaciones en radio, fue en LT3 Radio Sociedad Rural de Cerealistas, de la ciudad de Rosario. Cantaba y recitaba sus propios versos. Como cantor tenía en contra el peso de nombres ya destacados como Héctor Palacios, Agustín Irusta, Agustín Magaldi y otros. Recitando, conseguía cierta aceptación. Era Lito García Ferrari, pero un locutor le propuso un seudónimo. Por poco es Lito Gallardo, pero llega a la ciudad un matrimonio de actores y recitadores, ella lo subyuga, se llama Gloria Bayardo. No sólo se queda con el nombre, se estimulan sus ansias de actor. Con los años se entera que ella también utilizaba un seudónimo. Se emplea en una casa de música. Desde marzo de 1922 es amigo de Magaldi. De Libertad Lamarque desde siempre, ya que viven en la misma cuadra y van juntos al colegio de la vuelta de su casa. En radio recita acompañado al piano por Santiago París y canta formando el dúo Bayardo-Natale, con el guitarrista Roussy, el mismo que acompañara el inicio de Magaldi junto a la voz de Espinosa. Su patrón lo envía a Buenos Aires para enviarle una tarjeta a Julio De Caro que pronto actuaría en Rosario. Cuando lo conoce, De Caro le pregunta sobre la ciudad y también por dos cantores que necesitaría para la gira. Se ofrece con su trío, su nueva formación: Bayardo-Rossi-Roussy. El maestro los escucha y los acepta. Fue en octubre de 1928, cuando debutan en un teatro. Para los muchachos del trío fue una aventura artística, luego cada uno se reincorpora a su actividad habitual; René Rossi como chofer, Roberto Roussy como artesano y Lito, empleado de la casa de música. De Caro vuelve a citarlo para los carnavales de 1929, en el Teatro Ópera de nuestra capital, participa como estribillista de la orquesta junto con Luis Díaz, Roberto Caldas y René Rossi, cada uno con su megáfono en ristre. Al año siguiente volvió a estar presente, esta vez en el teatro Cervantes. Fue en ese tiempo que conoce a Gardel con motivo de la grabación de “Duelo criollo”. Una anécdota: Gardel estaba preocupado por la escasa venta de sus discos en Rosario. Luego de unas averiguaciones Bayardo le dio su opinión. Ocurría que el sello de Gardel, Nacional Odeon, sacaba varios discos mensualmente a 3,25 pesos y el sello competidor, Víctor, no más de uno o dos por mes. Para ese sello grababan Magaldi —también rosarino— y Rosita Quiroga que vendían bien, cada uno a 2,50 pesos. Los de Víctor eran vendidos sin problemas, los de Gardel se elegían y el público por lo general se llevaba uno o dos. La plaza rosarina no daba para más. Gardel le contestó: «¿Sabés lo que hago? Rajarme y perderme un tiempo por Europa y de regreso me traigo algún éxito». En 1934, se establece en Buenos Aires, sus primeros tres amigos fueron Dante A. Linyera, Celedonio Flores y Luis Rubistein. Pronto se encuentra en un café con Antonio Molina quien dirigía un conjunto nativo de radioteatro, obras populares mechadas con canciones. Necesitaba un actor y cantor y allí marcha por dos meses a Radio Stentor, conoce a Nelly Omar esposa de Molina. Los hermanos Navarrine le toman la prueba ya que eran socios del director. Luego José González Castillo le propone un bolo en Radio Splendid, así va sacando el dinero necesario para mantenerse. Al año siguiente se presenta por un aviso publicado en un diario en el Teatro Odeón. Enrique Susini se aprontaba a dirigir una versión de Romeo y Julieta, consigue un pequeño papel, el del montesco Abraham. Luego, Las bodas de Fígaro, pero la paga es escasa y Molina lo requiere nuevamente para sus Cuadros argentinos, ahora en Radio Belgrano. Allí nace la amistad con el cantor Alfredo Lucero Palacios. Es por entonces que le presentan a un joven pianista, también rosarino, que viene para acompañar a la cancionista Fanny Loy, esposa del profesor de baile por correspondencia, Domingo Gaeta. Deciden formar un trío al estilo Irusta-Fugazot-Demare, quienes poco después, al separarse, le obsequian todo su repertorio. Se ofrecen en todas las radios sin buen resultado. La última que resta es Radio Prieto y allí su persistencia les permite actuar. Tienen buen reconocimiento. Tanto, que terminado el ciclo, le pide a José Razzano, también amigo, que interceda por ellos para conseguir otro trabajo. La recomendación es para Pablo Osvaldo Valle director de Radio El Mundo. Es 1937 y son contratados por dos meses a 3000 pesos, además les ofrece a los guitarristas estables de la emisora, los hermanos Puccio. Actuaron durante cinco años con el acompañamiento entre otros de los guitarreros Spina, Alberro, Edmundo Porteño Zaldivar y el pianista Juan Larenza. También se presentan con la orquesta de Alberto Gambino, son el trío que acompaña a La Mejicanita en sus iniciales presentaciones. La carrera de Lito continuó diversificándose en radioteatros, ciclos como recitador en clubes y peñas y con programas propios como Glosas del caminante, que estaba todos los días por Radio Splendid. De allí en más, su preocupación mayor fue su actividad en SADAIC, que incluso le permitió realizar varios viajes a Europa. En uno de ellos conoció a Carlos Vicente Geroni Flores, ya enfermo, que le entregó su último tango para que le ponga letra y le encomendó, como un legado póstumo, que trate que llegue al disco. Resultó “Flor de pena”, registrado por Eduardo Del Piano con la voz de Roberto Bayot. Desde 1939 y durante veinte años, lo ataca un nueva pasión, jugar a la pelota paleta, es en el club Oriente, de la calle Tucumán al 800. Filma dos películas nada trascendentes y por su amistad con Homero Manzi aparece junto a Hugo del Carril en Pobre mi madre querida, es la escena cuando en un circo se trenzan en una payada Hugo (haciendo de José Betinotti) y él, que con lentes para la ocasión, se transformó en Ambrosio Ríos. Sus presentaciones se tornan ocasionales, lo suyo es seguir creando cantidad de versos que se transforman en canciones. Alguna vez, dijo que fueron unas tres mil, pero solamente registró 1.020. No sólo tangos. Bien se puede afirmar que no hubo ritmo que se le escapara. Algunas de sus letras que llegaron al disco fueron: los tangos “Cuatro campanadas”, “Duelo criollo”, “Nueve de julio (Bayardo)”, “Mi cotorrito bohemio”, “Esta noche”, “Incertidumbre”, “Una vez”, “Mi flor de noche”, “Mi cotorrito”, “Dejame soñar”, “Con la otra”, “La canción”, “Tapado gris”, “Amar hasta morir”; las rancheras: “¿Qué hacés Patoruzú?”, “Ché vieja, pasá un mate”, “La mentirosa [b]”, “Mala racha”; las zambas: “Adiós amor”, “Rosario de Santa Fe” (zamba), “Hermano gaucho”, “Mama vieja”; el vals “Flores del alma”, entre muchos otros. Sus libros: Sueños azules (poemas), Tierra gaucha (poemas), Glosas del caminante (poemas), Los autores del recuerdo (apuntes en versos), Los pregones (poemas), Color del tiempo (relatos porteños), Mis cincuenta años con la canción argentina (autobiografía). Como cantor registró alrededor de 25 temas. A dúo con Lucero Palacios, con Osvaldo Moreno, con la Típica Víctor, con Mario Maurano y acompañado por la guitarra de Aníbal Arias, una docena de sus poemas.

miércoles, 1 de mayo de 2019

"EL POETA DEL SUBURBIO"

El poeta Evaristo Francisco Estanislao Carriego, conocido como Evaristo Carriego, nació en Paraná, provincia de Entre Ríos, Argentina, el 7 de mayo de 1883 y falleció en Buenos Aires el 13 de octubre de 1912. Escribió en diversas publicaciones de la época, como La Protesta, Papel y Tinta, Caras y Caretas, y otras. En ellas dio a conocer también sus poesías y cuentos breves. Publicó su primer libro de poemas, Misas herejes, en 1908 y su restante obra poética fue publicada después de su muerte con el título La canción del barrio. Carriego fue quien descubrió las posibilidades líricas del arrabal y de los arquetipos que constituirán su mitología personal y porteña, en la que destacan los guapos, los cafés, el barrio y los vecinos, con sus tristezas y sus alegrías, pintándonos toda una época, una geografía, un sentir humano. Obra que ha sido decisiva para la poesía porteñista posterior y para las letras de tango. Murió a causa de una peritonitis apendicular, según consta en certificado firmado por el Dr. Pedro Galli. Tenía 29 años. Fue el «poeta del suburbio», el «poeta de los humildes», el «poeta de Palermo». El 7 de mayo de 1975 se fundó la Asociación Amigos de la Casa de Evaristo Carriego, que presidió el pintor palermitano José María Mieravilla, a quien se debe, en gran parte, la conservación de dicha casa. Fue Presidente Honorario de esa entidad, a la que tuve el honor de pertenecer, el escritor Jorge Luis Borges.

domingo, 28 de abril de 2019

"CANTOR MILONGUERO"

Cantor, letrista y compositor (20 marzo 1909 - 8 abril 1987) Lugar de nacimiento: Rosario (Santa Fe) Desde el principio tuvo un aliciente que a muchos artistas les ha sido negado: su familia ya incluía varios músicos y el padre, Pedro Manuel Eguía, alentaba especialmente las aptitudes del pequeño Héctor, al punto de propiciar su debut cuando éste contaba sólo con once años. Breve es el recuerdo que se perpetúa de esta presentación, que fue en el Royal Park de Rosario, así como también de borrosos resultan hoy su primera inclusión en una obra teatral (en algunas funciones locales de Cuando un pobre se divierte, de Alberto Vaccarezza, por la compañía de Eduardo Ricart) y su acceso a la radiotelefonía, allá por 1923 en LT3 Radio Sociedad Rural de Cerealistas. Más firme resulta su imagen a los catorce años, cantando junto a Magaldi. No hay datos precisos sobre un probable paso anterior como integrante de la troupe Volpi-Galdi, a la que pertenecía Agustín (en realidad, y como bien ha señalado Irene Amuchástegui en su libro Agustín Magaldi, la biografía [Buenos Aires, 1998; Aguilar. Pág. 29], la información sobre la propia actividad de Magaldi en este período es escasa o contradictoria); pero sí se sabe, gracias al mismo Palacios, que don Eguía asoció de alguna forma a los dos jóvenes. No cantaban a dúo, sino cada uno por su cuenta y con su propio repertorio, anunciándose como «el tenor melodista Magaldi y el precoz guitarrista y cantor Héctor Eguía Palacios (Hectorcito)» (v. reportaje de Héctor Bates en revista Antena, 27 de abril de 1935). Tras recorrer varios pueblos de la provincia de Santa Fe, con la sola retribución de unas rifas que organizaban previas al acto, esta aventura se dio por concluida; por ello, son totalmente inexactas las noticias de un dúo Magaldi-Palacios y esa creencia, muy difundida entre los magaldianos, que salieron juntos a probar su suerte en la ciudad de Buenos Aires. Por el contrario, Palacios lo haría después que Magaldi. Luego de su precoz paso por LT3, dejó de cantar por dos años; mas decidió retomar e hizo algunos viajes de Rosario a la Capital, hasta que en 1930 llega a cantar en emisoras porteñas: en LR5 (primero Radio Brusa y luego Radio Excelsior), después en LR7 Radio Buenos Aires, y al fin nuevamente en LR5. Con este reconocimiento se afianza definitivamente en Buenos Aires y comienza a cantar regularmente en el Teatro París, obteniendo hasta seiscientos pesos mensuales. Después de una temporada de dos años, pasa a LR9 Radio Fénix. Su interesante registro de tenor, con un vibrato natural de excelente rendimiento en las notas graves y dentro de un estilo de interpretación muy propio —original, aunque imitado a continuación por otros cantores solistas surgidos en los años treinta—, lo proyecta pronto como un interesante cantor nacional capaz de fluctuar con solvencia entre la música ciudadana y la rural, aunque decididamente volcado hacia el tango. Comienza para él una fabulosa escalada de éxitos, con presentaciones constantes en salas de Buenos Aires y Montevideo. Otras ondas que lo propalan a lo largo de esta década son las de LP6 Radio Casa América, LS6 Radio del Pueblo, LS2 Radio Prieto y LS8 Radio Stentor. De 1933 data la anécdota de haber compartido escenario con Carlos Gardel y más de treinta primeras figuras de la música y el teatro, cuando el 7 de abril participó de un festival artístico en el Teatro San Martín a beneficio de los deportistas Raúl Riganti y Antonio Gaudino, que debían participar en las 500 Millas de Indianápolis. Con lo recaudado pudo costearse el viaje y la estadía de estos corredores. El evento fue transmitido en cadena por cuatro radios, algo fuera de lo común en esa época. En marzo de 1936 la compañía Victor lo incorpora a su catálogo y así graba su primer disco, el Nº 37.905, conteniendo dos temas propios: en el lado A, el tango “A mi madrecita” (matriz 93.122 toma 1); y en el lado B, el vals “Qué tienen tus ojos” (matriz 93.123 toma 1). Ese año le seguirán dos discos más, con los títulos “La canción del estudiante” (marcha), “En el lazo” (gato polkeado), “Mano a mano” (tango) y “Álzame en tus brazos” (vals), en los que alternará el acompañamiento de guitarras con una orquesta. Simultáneamente a sus grabaciones como solista, interviene como chansonnier de la Orquesta Típica Victor, dejando dentro de ese mismo 1936 otros tres registros. Pasa luego al sello Odeon, grabando a partir de 1937 varios temas, incluyendo su gran éxito como intérprete: el tango “Remembranza”, de Melfi y Battistella. Por entonces ya se ha consolidado tanto en la radio (por ejemplo, en las memorables audiciones con locución de Jaime Font Saravia, bajo auspicios de Waterman Hats), que se abren para él las puertas de la cinematografía, apareciendo en El casamiento de Chichilo (dir.: Isidoro Novarro, 1938). Los años cuarenta lo encuentran muy activo. Con el acompañamiento de las guitarras de los hermanos Julián canta por LR2 Radio Argentina; va y viene entre las dos orillas del Plata; hace extensas giras por el interior de la República; en enero de 1940 se reincorpora al sello Victor (grabando regularmente hasta abril de 1942); y protagoniza una nueva película: se trata de El cantor de Buenos Aires (dir.: Julio Irigoyen, 1940), título que de allí en más se convertirá en un nombre antonomástico para el propio Palacios. Llega a integrar el elenco de las emisoras más destacadas del momento, a la vez que filma El cantar de mis penas (película no estrenada comercialmente; dir.: Julio Irigoyen, 1941); Un muchacho de Buenos Aires (dir.: Julio Irigoyen, 1944); El alma en un tango (dir.: Julio Irigoyen, 1945); y A La Habana me voy (dir.: Luis Bayón Herrera, 1950). En México rueda Se acabaron las mujeres (dir.: Ramón Peón, 1946), junto a Vicente Padula. En este film, Palacios aparece luciendo un frac que había pertenecido a Gardel. Aunque los estudios de grabación no lo convocaban desde 1942, a comienzos de los años cincuenta Palacios era una figura mucho más presente de lo que puede sospecharse. Tras una gira de dos años por los países de América (prolongando un periplo que, en realidad, estaba previsto para dos meses), tomó un descanso y esa momentánea inactividad dio origen a cualquier clase de rumores: que había decidido alejarse de la vida artística, que iba a dedicarse sólo a la enseñanza... Apenas si eran unas vacaciones, pero el público lo requería permanentemente. Así, al promediar esta década puede oírselo por diversas radios porteñas, bajo contratos permanentes, a la vez que aparece como primera figura en los números vivos de las mejores salas cinematográficas. Recuérdese que a partir de mayo 1954, el número vivo se hizo obligatorio para cualquier sala que tuviera más de ochocientas localidades. Y si bien no todos los espectadores aprobaban la medida —saliendo del centro, la mayoría de las funciones eran de baja calidad y solían terminar con abucheos—, Palacios sería su gran defensor al ver que generaba una importante fuente de trabajo en el gremio. En 1955 fue llamado nuevamente por discos Victor para dejar cuatro temas (dos con guitarras y dos con sexteto típico). El primero fue la milonga “Muchas gracias mendocino”, un homenaje al boxeador Pascualito Pérez, quien meses antes se convirtiera en el primer argentino ganador de un campeonato mundial en la categoría mosca. Completaron aquella serie el tango “Yo protesto”, la canción “Pájaro chogüí” y una nueva versión de su viejo éxito: “Remembranza”. Tras un nuevo viaje por América Latina, cosechando un impresionante triunfo en Cuba, volvió a Buenos Aires y poco a poco fue retirándose de la vida artística, aunque llegaría a efectuar varias grabaciones más y sería convocado de tanto en tanto por programas de televisión. Como autor dejó su primera composición a los once años: un tango titulado “El negro Flores”, con letra de su padre; Palacios lo estrenó en aquella función de “Cuando un pobre se divierte” que se mencionó al principio. A esta obra inaugural siguieron piezas muy logradas como “A mi madrecita”, tango con letra y música propias, en homenaje a su madre —Amalia Palacios— que el cantor perdiera a los diez años; “Qué tienen tus ojos”, vals en colaboración con F. Collia; “Viejo portón”, con Máximo Orsi; “Hacé bulín”, con Manuel Sabino; “Ya sé que siguen hablando”, con Iván Diez; “Se fue Gardel”, con Andrés Rubio; "En nombre de Dios", con Nolo Gildo y Beguel; “D’Arienzo vos sos el Rey”, con Amleto A. Villa; y otras como “Viejo mío”, “Sabés por qué”, “Comprendo que hice”, “Sangre del suburbio” y varias más. Héctor Palacios falleció en la ciudad de Buenos Aires. Quienes lo conocieron de cerca contaron que hasta sus últimos días mantuvo una afición que le venía desde muy antiguo: criaba pájaros, pero sin jaula. Tenía la habilidad de educarlos, y a la vez la grandeza de mantenerlos libres. Así había sido su propia vida de cantor.