" de chiquilín te miraba de afuera"

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cafe de Garcia

viernes, 26 de marzo de 2010

LA VOZ DE ORO DEL TANGO


MARINO ALBERTO


Sin duda una de las voces mas importantes de nuestro tango , nació en la ciudad de Verona Italia el 16 de Abril de 1920.

Sus padres eran cantantes líricos, y tuvieron seis hijos; Carmela, Dina , Flora, Vicente Alberto, Nina, y Gino.

Su abuelo vino a Argentina como inmigrante antes del 1900, y se radicó en la provincia de Salta, dedicándose a la explotación de Minas de Carbón.
Con el tiempo mandó buscar a sus familiares, y en 1926, sus padres obedeciendo el pedido de su abuelo, arribaron a Buenos Aires.

En 1928, Don Ángel y su familia al no aclimatarse en Salta, deciden instalarse en Buenos Aires.

Pasa su infancia en el Barrio porteño de las Cañitas, y en 1938, se decide a estudiar canto, con el maestro Bonessi, quien para ese entonces era profesor de los mas grandes cantantes de tangos.

Al tiempo debuta en Radio Mitre, bajo el seudónimo de Alberto De Mari. Había un joven de su edad que tenía pretensiones de tener su orquesta propia, que tocaba el bandoneón, llamado Emilio Balcarce, y lo tentó para que cantara con el.

Si bien ese fue su comienzo, la patriada duró poco, dado que la orquesta se disolvió. Fortunato Matino un bandoneonísta que había dejado la orquesta de Lomuto, formó su orquesta y lo invitó al joven Marino para que se incorpore, al tiempo pasó a cantar con otro bandoneonísta, Luis Moresco.
El bandoneonista, Emilio Orlando, dejó la orquesta de José De Caro en 1939 para formar la suya propia e incorpora como cantantes a dos jóvenes talentosos cantantes, dotados de un color de voz, y un registro poco común.
Uno era Roberto Rufino y el otro Alberto Marino, el primero con 17 años; Marino con flamantes 19 años. Debutan en el Alvear Palace Hotel.

Eran tiempos del gran despegue que se produciría a partir de 1940. Biagi, que se había ido de la orquesta de Juan Darienzo en 1938 y había formado su orquesta ,que además tenía un éxito rotundo para el año 1941, le echó el ojo al joven Marino, y no dudó en tentarlo y Alberto le pidió unos días para contestarle, pero íntimamente quería aceptar. Rodríguez Lesende, Andrés Falgas, Jorge Ortiz, habían pasado por esa orquesta, que no era poco, pero quiso el destino que su destino fuera otro.
Anibal Troilo era para la década que comenzaba, director de una de las orquestas líderes entre los porteños.
Pichuco con su olfato tan particular sabía que un solo cantor no bastaba para dar respuesta a tanta demanda de parte del público, que ansiosamente estaban ávidos de escuchar las letras nuevas que los poetas escribían y que reflejaban esas historias de vida contadas en tres minutos.
Sabía de las mentas del pibe Marino, y no dudó en ofrecerle incorporarse como segundo cantor a su agrupación secundando a uno de los iconos mas grande de la canción; Francisco Fiorentino.

Si bien Marino reconocía en Biagi a un director exitoso, aceptó la propuesta de Troilo, en principio por razones económicas, la oferta de Pichuco era muy superior a la de Biagi , y en segundo lugar porque Troilo juntamente con Di Sarli, y Pugliese eran los reyes de la noche de Buenos Aires, donde los cabaret eran los lugares donde noche a noche se convertían en la Catedral del Tango.

Debemos reconocer que Fiorentino-Marino , fue un ensamble perfecto, resultado del olfato de Pichuco que buscó con la voz de Marino armonizar dos matices de voces diferentes pero que se complementaban de tal manera que se reconoce a través del tiempo como uno de los dúos mas famosos de nuestro Tango.

Cuando Pichuco anunciaba para ese entonces (año 1942) que además de su cantor-estrella Fiorentino, incorporaría a un segundo cantor los tangueros no entendían nada. No podían aceptar que hubiera otro cantor al lado del que ellos consideraban uno de los tres mejores cantores de esos momentos.
Fiorentino-Rufino-Morán. La expectativa que se había desatado entre los porteños, era enorme, diarios, revistas, y radios anuncian el inminente debut.

El 5 de Abril de 1942, en el cabaret TIBIDABO se produciría la presentación del nuevo cantor. Arranca el Gordo con PABLO, un tema instrumental, sigue Fiorentino con un éxito suyo, y llegó la hora mas esperada.
La Orquesta comienza con los acordes de COPAS Y BESOS , y Alberto Marino con una serenidad absoluta interpreta el primer estribillo. Su hermosa voz, su privilegiada garganta, producen entre los presentes una seducción inmediata, la ovación que se escucho al concluir el tema fue estruendosa, había pasado el examen con las mejores notas.

Recibió la aprobación de Pichuco, Fiore, y sus compañeros músicos; Pepe Basso, Miguel Rodríguez, Eduardo Marino, Alberto García, Marcos Troilo, David Diaz, Reynaldo Nichelle, Juan Alzina , Pedro Sapochnik, Alfredo Citro y Kicho Diaz.
La noche de Buenos Aires tenía un pibe con Voz de Oro. pero faltarían 3 años mas para que Alfredo Gobbi lo bautizara en 1945 LA VOZ DE ORO DEL TANGO.
Fiorentino-Marino, pasaron a ser uno de los dúos mas destacados de la década del 40. El timbre de la voz de Marino, fue causa de un magnetismo especial para acrecentar la popularidad de la Orquesta de Anibal Troilo.
Evidentemente el Gordo, había acertado una vez mas cuando elegía. Llovían las propuestas para actuar en todos los club de Barrios, en Radios, y en todo reducto donde el Tango era bienvenido.

Corría el año 1944 y Marino se convirtió en el único cantor de la Orquesta. El Gordo, estaba en la búsqueda de una voz que ensamblara con la de Marino, para remplazar a Fiore, pero no había logrado dar hasta ese momento con el propietario de ese registro. Sucedió que Marino en conocimiento que Troilo incorporaría a otro cantor, le comentó "Anibal, mi compadre Floreal Ruiz canta con De Angelis y me habló hace un tiempo que quiere dejar la orquesta de Alfredo; no lo quisiera probar ? Pichuco, que ya lo conocía, pero por respeto jamás tentó a músicos o cantores de otros colegas; le contestó “...si es como usted dice...que se quiere ir, dígale que con gusto lo probaré”.
Y así fue como Marino interesó a Floreal quien inmediatamente aceptó pasar a ser el segundo cantor de Troilo.

En Febrero de 1946 , Alberto Marino decide continuar su carrera como solista y en consecuencia se lo comenta a Troilo , quien comprendiendo que Marino tenía luz propia y que no iba a fracasar, se alegró mucho; lo abrazó tiernamente y le deseó el mejor de los éxitos.

El tano Marino, siempre fue reconocido en el ambiente como un hombre de bien. No olvidaba que hace muchos años cuando comenzó Emilio Balcarce lo había invitado a ser el, el cantor de su Orquesta.

Por lo tanto, y en conocimiento que pronto dejaría de acompañar a Alberto Castillo, le ofreció hacerse cargo del acompañamiento musical en esta su nueva etapa de solista. Balcarce aceptó gustoso, y comienza una etapa brillante actuando en radios, y en el café Marzotto.

Comentan los que estuvieron en el debut de Marino, que era tanta la gente que acudió a la presentación de Alberto en el Marzotto, tuvieron que cortar la calle Corrientes entre Libertad y Cerrito.

Llovían las ofertas para actuar en todo lugar de Tangos, las compañías discográficas se lo disputaban, y Odeón que le hizo la mejor propuesta se quedó con la nueva estrella. Graba para este sello en 1947, La Muchacha del Circo y Organito de la Tarde, temas que inmediatamente se agotaron dado el espectacular éxito de los mismos entre el publico que lo seguía.
Cuando Emilio Balcarce le comenta a Marino que dejaba la dirección de la Orquesta para dedicarse a ser orquestador, Marino elige al maestro Héctor María Artola quien pasó a ser su nuevo director.

Los éxitos de Marino en donde actuara eran moneda corriente. Ebro Bar, Ruca, Tango Bar. Las Richmond , La Armonía, eran algunos de los lugares donde Marino trabajaba a sala llena. Recorrió todo el país, llevando a mas público su hermosa voz. Comienza a viajar al extranjero, y la colonia latina de Nueva York conoce a Marino acompañado en ese momento por Osvaldo Tarantino.

A fines del año 1969 viajó a Japón , acompañando a una embajada de Tangeros donde entre otros estaban Hector Varela. Alberto Marino, fue siempre un brillante profesional, responsable, estudioso, buen esposo y padre, asumiendo con mucha dignidad la pérdida prematura de su querida esposa Irma Argentina Galván, quedando el, al cuidado de sus dos hermosos hijos, Carlos Alberto y Claudia Analía, quien con el paso de los años , Claudia, siguió los pasos de su padre como interprete de tangos.

El 20 de Junio de 1989 a los 69 años fallece uno de los mejores interpretes que dio nuestra canción popular