" de chiquilín te miraba de afuera"

" de chiquilín te miraba de afuera"
cafe de Garcia

sábado, 23 de agosto de 2014

UN TANGO BIEN HELADO

El 22 de agosto de 1918 la nieve se plantó en Buenos Aires. Ese día habían acudido al hipódromo de La Plata el pianista Agustín Bardi, "El Chino", y sus amigos Francisco Castello y Pedro Fiorito. Luego de la carrera, el trío se demoró cenando en una parrilla y emprendió el viaje de regreso en el mismo Ford a bigote en que habían ido, propiedad del último de los nombrados.//1273// Quiso la suerte, o la mala suerte para hablar con mayor propiedad, que el vehículo se les descompusiera a la altura del Parque Pereyra Iraola. Hallar por aquellos parajes un taller mecánico era cosa imposible. Como si fuera poco, en ese mismo momento o quizás un poco antes, ¡la inesperada nevada! Ver caer la nieve sobre Buenos Aires es algo así como haber sido testigo del descubrimiento de América por Cristóbal Colón. De modo que aquellos viajeros deberían estar entre deslumbrados por el inusitado espectáculo y, a la vez, molestos por el frío y el automóvil que no mostraba la mínima voluntad por volver a arrancar. Bardi pudo haber experimentado cualquiera de las dos sensaciones o acaso ninguna, ya que estaba completamente abstraído, tarareando las notas de un tango que se le acababa de ocurrir. La inspiración suele llegar cuando se le antoja y, a veces, no en el momento más propicio para crear una obra de arte. Pero así son las cosas. La segunda parte de la historia ocurrió ya superado -no sabemos cómo, pero de alguna manera-, el inconveniente. Bardi se encuentra, poco tiempo después, con su amigo y colega Eduardo Arolas, en el café T.V.O. del barrio de Barracas. Allí le narró al "Tigre del Bandoneón" lo ocurrido durante la nevada camino a la Capital, sin excluir el detalle del nuevo tango que se le había ocurrido y que aún no le había encontrado título. Ni lerdo ni perezoso, Arolas lo halló y resultó sumamente apropiado: «Ponele "¡Qué noche!", Chino.»

EL CANTOR SIN NOMBRE

Armando Laborde Nombre real José Atilio Dattoli Nacimiento 27 de abril de 1922 Origen Palermo, Buenos Aires Muerte 12 de diciembre de 1996 (74 años) Todo esto transcurría pocos días antes del viaje que D'Arienzo tenía proyectado al Uruguay para la temporada en el lujoso Hotel Carrasco de Montevideo. Respecto a esta gira Laborde, comentó: «Allí empezaron las notas periodísticas, todos querían saber quién era el nuevo cantor de D'Arienzo. Entre tantas preguntas, una metida de pata, fue cuando me preguntaron qué orquesta me gustaba y yo respondí "la de Aníbal Troilo". A la noche D'Arienzo casi me mata y me gritó "a usted la única orquesta que le gusta es D'Arienzo".» Otra anécdota interesante fue la de su nombre artístico: «Fui por varios días "el cantor sin nombre". A veces me ponía uno y al día siguiente lo cambiaba. Pero a raíz de mis grabaciones en Buenos Aires, el sello discográfico exigía un nombre definitivo para la etiqueta del disco, entonces ocurrió lo increíble. Una noche que regresábamos en el ómnibus, desde el Hotel Carrasco al centro de Montevideo, a D'Arienzo se le ocurre preguntarle al conductor cómo se llamaba: "¿Yo señor D'Arienzo?" "¡Sí, usted!". Con ese vozarrón tan ronco, tan suyo. "Yo me llamo Armando Laborde." "Ya está, ese es tu nombre." «Y así nació mi nombre artístico.» Volviendo a su discografía junto a D'Arienzo con quien grabó 145 temas quiero destacar "Con alma de tango", de D'Arienzo y Carlos Waiss, "Desde aquella noche", de Fulvio Salamanca y Carlos Bahr, y "Una y mil noches", de Alberto San Miguel, Oreste Cufaro y Carlos Bahr. Todos de la primera etapa con el maestro. Luego continúa con Héctor Varela con quien graba 24 temas, de los cuales sobresale "Noches de cabaret", de Alberto San Miguel y Antonio Fiasche. En 1952, vuelve a la orquesta de D'Arienzo con un éxito entre otros: "El vino triste", de D'Arienzo y Manuel Romero. En 1957, forma un rubro con el cantor Alberto Echagüe secundados por la orquesta dirigida por Alberto Di Paulo, grabando cuatro temas, y en 1959 regresa con Héctor Varela. En 1964, retorna por segunda vez a la orquesta de D'Arienzo, en la que permanece hasta 1974, grabando uno de sus máximos éxitos, "Yuyo brujo", de Héctor Vrela, Benjamín García y Carlos Waiss. Sin duda, Armando Laborde fue un cantor admirado por los degustadores del mejor tango, su éxito se emparentó con el de D'Arienzo, pero paradójicamente, sus dotes artísticas no fueron aprovechadas en la medida de sus merecimientos.