" de chiquilín te miraba de afuera"
domingo, 1 de marzo de 2015
JOSÉ GARCÍA Y SUS ZORROS GRISES
Transcurría al año 1930, época en que diferentes emisoras porteñas trasladaron sus estudios a los teatros, ofreciendo espectáculos variados y atrayentes, pero marcaron el principio de la decadencia de los artistas del micrófono. José García que más que profesor era un amigo de sus alumnos, observó el éxito circunstancial de tales espectáculos y se dedicó a formar una orquesta típica integrada por animosos muchachos, que la convirtieron en un interesante matiz del espectáculo que se brindaba en el teatro San Martín de entonces.
En vísperas de debutar se concretó un detalle importante, el de la indumentaria de los componentes de la orquesta. En aquel tiempo se vendían unos trajes de franela gris a un precio tentador, pues no llegaban a los treinta pesos, y la orquesta se uniformó inmediatamente. El público recibió a ese núcleo de muchachos cordialmente y, como consecuencia del color de los trajes, los denominó «los grises». Aceptó García tal denominación pero, al poco tiempo, ya no le satisfizo y entonces se le ocurrió anteponer lo de «zorros». De allí nació el nombre de José García y sus Zorros Grises, utilizando el tango de Rafael Tuegols “Zorro gris” como presentación y cortina musical.
El primer conjunto de 1936 estaba constituido por la siguiente nómina de músicos: Juan Carlos Barbará (piano); Rodolfo Morán (contrabajo); Francisco Caamaño (pistón); Hipólito Morán, Juan Aprobat, Domingo Perego y Mario Lali (violines); Héctor González, Alfredo Ponce, Roberto Quiroga, Luis Mastorini y Alfredo González (bandoneones); Augusto Gothier y Nilda Wilson (cantores). Como director, José García, quien inicialmente ejecutaba el violín y posteriormente llevó la batuta solamente.
Fue ese un conjunto bien disciplinado, perfectamente afiatado que a fines de la década del '30, compitió con las mejores orquestas de la época en un momento en que todas ellas se fueron renovando como en el caso de Juan D'Arienzo, Miguel Caló, Osvaldo Fresedo, Francisco Canaro y cuando se iniciaban las orquestas de Aníbal Troilo, Ricardo Tanturi, Carlos Di Sarli y Lucio Demare.
Perteneció la orquesta de los Zorros Grises a los conjuntos denominados rítmicos, con compás bien remarcado y con la particularidad de agregar al género netamente típico, otros alegres ritmos bailables no tradicionales como corridos, rumbas, boleros, marchas, etcétera, lo que le dio gran aceptación del público y gran popularidad.
En 1938 su pianista Juan Carlos Barbará dejó a los Zorros Grises y creó su famosa orquesta característica. Lo reemplazó Rodolfo Lozano.
Las principales actuaciones del conjunto se pudieron apreciar también en confiterías y bailes de Carnaval de los grandes clubes deportivos con gran suceso, manteniendo siempre su afiatado estilo. En radio se consagró en el llamado Palacio de Belgrano 1841 que ocupaban tres emisoras, y luego de debutar en Radio Porteña, fue contratado como artista exclusivo de Radio Belgrano.
En 1941, figuraba como cantor del conjunto Carlos Alberti, al año siguiente se incorporó Alfredo Rojas, que fue su cantor más popular y estable, cuyo verdadero nombre es Asdrúbal Sterla Webster, excelente y agradable voz de buena potencia y perfecta modulación.
El conjunto cambió varios de sus músicos en 1943 y la formación quedó así: Carlos Figari (piano); Rodolfo Morán (contrabajo); Elías Slom, Rodolfo Filoso, Carlos Deambroggio e Ítalo Morán (violines); Nicolás Castillo, Luis Masturini, Héctor González y Pablo García (bandoneones); Alfredo Rojas (cantor). Ese fue el momento de su máxima popularidad.
La orquesta llegó tardíamente al disco. Fue contratada por el sello Odeon y el 23 de enero de 1942 grabó el tango de Horacio Pettorossi “Fea”, que cantó Alfredo Rojas. Entre esa grabación y el 16 de abril de 1945, grabaron 40 temas de los cuales, 33 fueron cantados por el mencionado Rojas, 1 por Nilda Wilson, 2 a dúo por Rojas y Wilson y 4 fueron instrumentales.
Otros cantores que lo acompañaron en su última época —1945 a 1947— fueron: Luján Cardillo, Osvaldo Cordó y Alberto Santillán.
Como compositor, José García hizo 28 temas, destacándose los tangos: "No pudo ser”, “Nocturno de tango”, “Esta noche de luna”, “Si escucharas mis amores”, “Jesús de Nazareth” y “Desolación”; el vals “María Triniá” y un corrido que le reportó la mayor popularidad y beneficio económico titulado “El mentiroso”.
Director de una de las mejores orquestas típicas, en lo que respecta a su calidad artística, se retiró de la actividad en 1950 y, como otros tantos valores, fue y es injustamente olvidado.
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