" de chiquilín te miraba de afuera"
viernes, 24 de abril de 2015
EL CANTOR DE PAYSANDÚ
Nació en Paysandú, Uruguay, de padres españoles y casi enseguida su familia se radica en Buenos Aires, donde siempre vivió.
En los albores de la radiotelefonía argentina se desempeña con gran prestancia como speaker, como llamaban entonces a los locutores, comenzando por Radio Cultura. Luego pasa por las emisoras más importantes matizando su labor con el canto. También llegó a cantar en los coros del teatro Colón.
El tango “Angustia”, de Horacio Pettorossi señala el primer testimonio sonoro que lo vincula con el género, cuando el 10 de enero de 1927 canta en un disco algunas estrofas con la orquesta de Francisco Canaro.
Actuó con la orquesta Donato-Zerrillo en su debut en el Cine Select Lavalle y con Julio De Caro en las agrupaciones gigantes para los bailes de carnaval de 1929 y 1930.
En 1929, es primera figura en la empresa discográfica Brunswick, recientemente inaugurada, entre una selecta nómina de artistas contratados. Su labor en ella fue múltiple, formó dúos, cantó estribillos con todas las orquestas típicas del sello y con la jazz de Sam Liberman. Siguió vinculado a Brunswick hasta su cierre.
En esta etapa grabó con las orquestas de: Donato-Zerrillo, Edgardo Donato, Julio De Caro, Pedro Maffia, Ricardo Luis Brignolo, Orquesta Típica Brunswick y Osvaldo Fresedo. También lo hizo con Roberto Firpo (para Odeon), la de Adolfo Carabelli, la Típica Víctor y la Típica Los Provincianos (para Victor).
En marzo de 1931, viaja a Europa contratado por el maestro Julio De Caro. Participa en una gira por distintos países, primordialmente Francia e Italia, retornando a Buenos Aires al promediar el año.
En 1932, cumple una etapa como cantante lírico en la obra “Madame Lynch”, de Enrique Sussini, con argumento de Enrique García Velloso y el crítico Agustín Remón. Esta obra fue representada en el Teatro Odeón de Buenos Aires.
Al año siguiente, participa en la película Los Tres Berretines y canta el tango “Araca la cana”, acompañado por José María Rizzuti, Aníbal Troilo y Vicente Tagliacozzo.
Entusiasmado por el cine, en 1934 propicia la película Galería de Esperanzas, encomendándole su texto a Enrique Cadícamo. Interviene en ese aspecto posteriormente Carlos De la Púa, provocando el disgusto de Cadícamo que vio parcialmente desvirtuada su idea original, intentando retirarse, de lo cual fue disuadido.
En la obra canta el vals “Ríe” y los tangos “Pebeta goalkeaper” y “Luces de París”, todas con música de Cátulo Castillo y versos de Enrique Cadícamo.
Luego actúa en Poncho Blanco (1936) junto a Luisa Vehil, Benita Puertolas y dirigda por Cadícamo. Enseguida produce Virgencita de Pompeya, con Nelly Quell, Enrique Maroni y Silvio Spaventa. Película estrenada en Montevideo el 13 de octubre de 1936.
Matizaba el cine cantando por radio como solista. En 1935 en LR5 Radio Excelsior, en 1936 en una radio de efímera vida: LS3 Radio Ultra, con la orquesta típica de Eugenio Nóbile. En diciembre de 1936 lo contrata Radio Splendid.
En mayo de 1937, en oportunidad de representarse en el Teatro Argentino la obra Se Acabó lo Que se Daba, de Allende Iragorri, con dirección de Atilio Supparo, participa del elenco, acompañado por Margarita Sola y Roberto Páez. Finalizado este compromiso se desempeña como actor y cantor en Radio Porteña, en la obra de Héctor Pedro Blomberg y Carlos Viale Paz, Los Caminos de la Historia.
En noviembre de 1937, canta en Radio Belgrano y enseguida viaja a Montevideo debutando en Radio Carve, con acompañamiento de guitarras.
Al regresar a Buenos Aires se incorpora a la gran orquesta de Julio De Caro, registrando lucidísimas actuaciones en Radio El Mundo. En junio de 1938 viajan a Montevideo ofreciendo una única función en el Parque Hotel, junto a la Alabama Jazz de Eddie Kay.
La orquesta de Julio De Caro, con Luis Díaz, repetirá su visita a en febrero de 1939, presentándose en el Club Atlético Defensor Sporting.
El 17 de marzo de 1939, graba los últimos temas con maestro: el vals “Era mi vida” y el tango “Coraje”, para luego abandonar para siempre el canto y toda actividad artística, en la plenitud de sus condiciones.
Fue un buen letrista, los tangos “Tierra querida” y “Cote d'Azur”, el vals “Ilusión de pierrot” y la ranchera “Quedan tuitos invitaos”, todos con música de Julio De Caro; el tango “Yo quiero casarme” y la ranchera “Ya se ha marcao la hacienda”, con Edgardo Donato; los tangos “Narciso negro”, con Pascual Martínez y “El barrio murmura”, con Álvaro Sanjurjo Varela.
Como queda en evidencia, Luis Díaz fue un artista completo que el público tanguero debe ubicar entre las voces importantes y trascendentes al haber alternado además con figuras antológicas, que no le impidieron brillar con luz propia.
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