" de chiquilín te miraba de afuera"

" de chiquilín te miraba de afuera"
cafe de Garcia

domingo, 16 de agosto de 2015

"MALVETA"

Horacio Malvicino tuvo sus primeros contactos con el tango a los 16 años, en Concordia su ciudad natal, con el bandoneonista Alberto Caracciolo y el guitarrista Héctor Besada. Luego, formaron un conjunto para actuar en Buenos Aires en Radio Splendid, pero nada de tango sino música hawaiana. Caracciolo tocaba el órgano y escribía los arreglos. «Me tuvo que dar permiso mi padre, yo era un menor de edad. Cuando definitivamente me instalo en la Capital me pongo a estudiar medicina, vivo en sencillos hoteles y agarro todo el trabajo que se me presenta. Pero el dinero apenas alcanzaba y yo siempre con la misma ropa. Por eso algún compañero comenzó a llamarme “Malvestiti”. Pasó el tiempo hasta que el recordado Héctor Gagliardi comenzó a decirme “Malveta”, quedaba mejor, y así quedó hasta el presente. “El Octeto no era tenido en cuenta para grabar, pero apareció el primer sello discográfico independiente, Disc.Jockey, gracias al esfuerzo de seis socios, uno de ellos era yo. El fundador, el de la idea, Rodríguez Luque, hombre de radio con un exitoso programa musical todas las noches por Radio Mitre, “Música en el aire”, aunque sin nada de tango. Realizamos dos vinilos, en el segundo hubo un tema de cada uno de los componentes. “Tema otoñal” (Francini), “Anoné” (Hugo Baralis), “Neo tango” -actualmente “Cabulero”- (Leopoldo Federico) y “Tangology” (Malvicino). El octeto no tuvo larga vida, económicamente no funcionó y los muchachos tomaron otros rumbos. «Entonces vino el primer Quinteto de Astor, con Symsia Bajour (violín), Quicho Díaz (contrabajo), Jaime Gosis (piano), El Maestro y yo con mi guitarra. Grabamos un disco que recibió muchos elogios, en él estaba por primera vez “Nonino” (el padre de Astor) y comenzaron las giras, primero por el continente y luego, por todo el mundo y todos sus rincones». En su libro confiesa su terrible impuntualidad y su afición por las carreras de caballos, vicio heredado de su padre y que a su vez transmitió a sus dos hijos varones. Perdió dinero, pero se dio el gusto, cuando ya disfrutando otra posición económica, llegó a tener su propio stud, el San Antonio. También, cuenta que cuando se fue Bajour del quinteto, acompañó a Astor a Rosario para escuchar a un violinista que le habían recomendado. Curiosamente al hombre lo vieron tocando el acordeón, era Antonio Agri que tocaba los dos instrumentos. Tiempo después, Piazzolla decidió quedarse en Italia y Malvicino inició una importante actividad como arreglador, formó varias agrupaciones y acompañó cantores de “la nueva ola”, música que estaba desplazando al tango. «Por los años 60 estuve otra vez con Astor, fue en Radio El Mundo junto a Gosis, Elvino Vardaro y otros muchachos. Un lujo. Su “Nonino” se transformó en “Adios Nonino”, al que siempre le agregaba algo. Cuando arregló el comienzo con solo de piano de minuto y medio se le ocurrió que podía hacerlo Dante Amicarelli. En el ensayo todo fue bien. Pero Astor se disgustó porque el ejecutante no tuvo dificultades. Era sabido que, si su trabajo no causaba problemas, se ponía mal. Cosas propias de Astor. Entonces cambió todo lo hecho y presentó otro arreglo lleno de trampas y complicaciones. Llamó nuevamente a Dante Amicarelli, éste se sentó al piano, echó una rápida mirada al pentagrama y lo tocó sin errores. Astor ardía y antes que pudiera decir nada, Dante se adelantó y dijo como para sí mismo: “¡Está lindo este arreglito!” Fin del problema, y así llegó al disco». Las idas y vueltas con Piazzolla fueron permanentes. Después de un tiempo separados vuelven a juntarse en Los Eléctricos, conjunto que integraban con Juan Carlos Cirigliano (piano eléctrico), Adalberto Cevasco (bajo eléctrico), El Gordo Giacobe (órgano), Daniel Piazzolla (percusión) y Antonio Agri (violín). Más tarde se separan y Horacio continuó con sus cosas, utilizando nuevos nombres artísticos: Gino Bonetti, El Gaitero de Texas y otros. «Vuelvo con Astor para otra ocurrencia suya, un sexteto. En lugar de violín un violonchelo, José Bragato, Gerardo Gandini (piano), Héctor Console (bajo), Julio Pane junto a él en un segundo bandoneón y yo con mi guitarrita. Después por diversas causas aparecieron Ángel Ridolfi (bajo), Daniel Binelli por Pane. La formación no andaba, a desinteligencias internas por motivos musicales Astor comenzó a sufrir desarreglos de salud y, poco después, resolvió no tocar más en conjunto. Fue en París, y allí, cuando bajó del vehículo que nos llevaba, no miró a nadie y al pasar por mi lado me dijo: “¡Chau Tano!”, fue la última vez que lo vi. Él continuó unos dos años haciendo giras con grupos sinfónicos hasta que tuvo su accidente cerebral». Finalmente, es importante destacar que jazz tocó con todos los grandes músicos del mundo y, en lo referido al tango, aparte de su etapa fundamental con Astor, formó conjuntos para acompañar en grabaciones a una buena cantidad de vocalistas. Sólo como ejemplos y sin orden cronológico, acompañó a Horacio Casares, a Hugo Marcel y a Elvira De Grey´s.