" de chiquilín te miraba de afuera"
jueves, 31 de enero de 2019
"MELENA ROMEO"
Romeo, Vicente
Seudónimo/s: Melena
Bandoneonista, director y compositor
(1900 - 22 enero 1958)
Nació en Buenos Aires. Fue un ejecutante de muy buena técnica y discípulo de Arturo Bernstein. Su amigo de aquellos tiempos y colega Gabriel Clausi, (El Chula), aunque varios años más joven, recordó lo siguiente:
«Vivía en un corralón de la calle Independencia y Mármol, donde tenía una pieza en la que cohabitaba con una morocha que daba las doce antes de hora. Tocaba suave, ligado, con un estilo y sonido muy similar al de Pedro Maffia; muy buen sonido. Pienso que no llegó a trascender como debía. Hasta en el carácter y en los gestos se asemejaba a Pedrito. Era más bien circunspecto y poco comunicativo.
«Después vivió en la calle Guayaquil 249. Yo iba siempre a ensayar porque tenía dos bandoneones, uno estándar y el otro más chiquito, de esos que se les decía de estudio. Me apreciaba mucho y cuando me daba alguna partitura me la dedicaba: “A mi alumno y amigo”, pero en realidad yo no estudié con él».
Más adelante, Romeo ejerció la docencia con discípulos con mucho sentido tanguero como Juan Miguel Rodríguez, (Toto).
En 1922, fue integrante fundador en la primera orquesta de Francisco Lomuto, integrada por su hermano Enrique (piano) y Pedro Polito junto a Romeo (bandoneones), que incorporó el sonido del clarinte a cargo de Carmelo Aguila.
Ese mismo año se incorpora al conjunto de Carlos Vicente Geroni Flores, para actuar en el café El Palacio de los Billares justamente del barrio de Flores. Allí tiene a su lado al colega César Ginzo. Por entonces también, fue músico de Roberto Firpo alternando su trabajo con Juan Bautista Guido y José Schumacher, (El Inglesito).
En el verano de 1923, se alinea en el grupo dirigido por Juan Carlos Bazán, compartiendo la fila de dos fueyes con Ciriaco Ortiz. Raimundo Petillo estaba al piano. Actuaban casi en exclusiva para los lugares famosos de las colectividades: Unione e Benevolenza, (Cangallo 1372), Patria e Lavoro (Chile 1567) y el Casal de Cataluña (Chacabuco 863).
Volvió a Lomuto en 1925, con fila de tres, siempre Polito y el agregado de Ricardo Brignolo. Hicieron varias temporadas veraniegas en el Club Pueyrredón de Mar del Plata y también radio, como tantos otros en LOY Radio Nacional (luego Radio Belgrano).
En 1928, reaparece luego de algunas correrías, Juan Carlos Cobián con una importante formación para grabar en el sello Victor. Allí estaban Juan Carlos Cobián, alternando con René Cóspito. Los violines de Elvino Vardaro, Manlio Francia, Fausto Frontera, Bernardo Germino y Vicente Russo. Y Luis Petrucelli, Ciriaco Ortiz, César Ginzo y Romeo en bandoneones. Krauss en contrabajo y el estribillista Francisco Fiorentino.
Para los carnavales de 1929, se integró al conjunto de Minotto Di Cicco, el virtuoso que tuvo a su lado a Romeo, a Clausi, a Miguel Caló, a Luis Minervini y a los hermanos Bianchi.
Tuvo varias tentativas como director de conjuntos de ocasión, intercalando esa actividad con su labor en orquestas ajenas. Con ellas se han podido rastrear presentaciones en el Cine Cóndor, de la calle Pedro Goyena. El Café Buen Gusto, de José María Moreno y Asamblea. Y con su colega José Mocciola, en el Cine-Teatro Dante, de La Boca y en la glorieta de José María Moreno y Chiclana.
Sus últimas actuaciones habrían sido cumplidas, formando el rubro Romeo-Spinelli, con el cantor Roberto Morel.
Como compositor sus temas más difundidos fueron: los tangos “Agarrá viaje”, grabado por Lomuto en 1925; “El borrador”, por Firpo en 1922; “La vuelta al mundo”, por Firpo en 1925; “Pipiolo”, por Di Cicco en 1930; “Retazo”, por Lomuto en 1923. Otros tres tangos sin referencias fueron “Dicho y hecho”, “La gran familia” y “Flor de ceibo”.
De sus muchos valses el más destacado es, sin duda, “Un placer”, con letra de Andrés Alietti que lo llevó al disco por primera vez, Firpo para discos Nacional, en 1922, luego vendrían las versiones de Juan Maglio con Carlos Lafuente, de Juan D'Arienzo con Walter Cabral, la de José Basso con el dúo Floreal Ruiz y Alfredo Belusi, la de Aníbal Troilo y la del Cuarteto Troilo-Grela, ambas instrumentales. Por supuesto que existen muchas más.
Otros valses fueron: “Seductora” y “Perlas y lágrimas” con letra de Carlos Pesce.
Una curiosidad, que nos lleva a pensar que cuando algo está signado para perdurar en el tiempo logra su fin, no obstante los obstáculos que existan. Como ocurrió con “Un placer”.
Por aquella época —año 1921— no existía una entidad que defendiera los derechos autorales. Cada compositor escribía su obra en el pentagrama y, cuando podía, la editaba a través de una empresa editorial o en forma particular. Romeo, por su cuenta iba a tratar de interesar a las casas de música. En una oportunidad, cansado de no obtener una respuesta afirmativa, arrojó al aire las hojas del pentagrama y se olvidó de ellas. Pasó un año y marchó con Firpo para actuar en Rosario. Una noche comiendo en un bodegón, un pequeño y desconocido conjunto comenzó a tocar aquel vals sentimental, que él desechara. Aquellos músicos habían encontrado la escritura abandonada. La respuesta del público les llamó la atención. De regreso a nuestra Capital Firpo lo grabó de inmediato, por supuesto, con su autoría en la etiqueta del disco.
martes, 22 de enero de 2019
"BONAERENSE DE LEY"
Adolfo Carabelli ( Nació en San Fernando, provincia de Buenos Aires, Argentina, 8 de septiembre de 1893 –
Murió en San Fernando, provincia de Buenos Aires, Argentina 25 de enero de 1947 )
fue un pianista, compositor y director de orquesta dedicado al género del tango
Desde muy pequeño Carabelli cursó estudios de piano, composición, armonía y contrapunto, siempre con una orientación exclusivamente clásica (la única que dictaban los conservatorios de aquellos años) y con la fortuna de recibir lecciones de los mejores profesores en cada especialidad. Hacia los quince años, convertido en un virtuoso de primer orden y ya con varios conciertos en salas de Buenos Aires, sus educadores consideraron que no tenían más para ofrecerle y le recomendaron que embarcase rumbo a Europa, para perfeccionar su instrucción bajo la tutela de los grandes maestros italianos de entonces.
Fue aceptado como alumno en el Liceo de Bologna, lo que significó un gran beneficio para la vocación del joven. Allí tuvo ocasión de cultivarse con Alberto D'Erasmo, Luiggi Torti y Ferruccio Busoni, creador de la ópera Doctor Fausto. Recibido de Maestro Compositor a los veintiún años, le esperaba un destacado porvenir como autor y concertista en el Viejo Continente; pero la inminencia de la Gran Guerra lo obligó a retornar a la Argentina y ya de nuevo en su país complementó su cultura académica con lecciones a cargo de Gianneo y Schiumma, otros dos reconocidos docentes activos por ese entonces.
En 1917, mientras integraba el Trío Argentina difundiendo música clásica, conoció al pianista Lipoff (que había llegado a Buenos Aires como acompañamiento de la bailarina Anna Pavlova) y tras este encuentro su carrera dio un giro substancial. Lipoff traía consigo amplios conocimientos de jazz; Carabelli quedó deslumbrado con esta expresión y a ella se volcó definitivamente. Formó un rubro instrumental primero con Lipoff y luego con el pianista danés Friederickson; de ahí en adelante, Carabelli aplicó todo su saber clásico en el ritmo norteamericano. La primera orquesta que dirigió fue bautizada River Jazz Band.
Condujo luego, a instancias de una radio porteña recién inaugurada, una orquesta que ya llevaba su propio apellido. Con ella llegó a grabar discos para la marca Electra. Dado lo defectuoso del sonido de este sello (el concepto de edición que tenían sus propietarios puede parecer «primitivo» para una época en la que coexistían grabaciones técnicamente muy avanzadas, como las que publicaba Victor o Nacional Odeon), hoy resulta difícil apreciar en su justa medida las características de este primer acceso fonográfico que verificó Carabelli; no obstante, constituyen un auténtico documento sonoro del jazz en este período, que llega hasta 1925 aproximadamente.
La verdadera amplitud de la capacidad de Carabelli queda registrada a partir de 1926, cuando Victor lo contrata para que asuma la dirección artística del sello, encargándole al mismo tiempo la formación de una orquesta que alterne el jazz con la música típica. Gracias a Carabelli, a partir de entonces el plantel de Victor se jerarquizó más todavía, logrando la incorporación de notables músicos y seleccionando un atractivo repertorio. A la vez, el desarrollo de las grabaciones ortofónicas consiguieron una calidad de audición insospechada apenas unos meses antes.
Sin embargo, en la orquesta de Carabelli tenían más cabida el jazz y otros ritmos que la música típica; y fue así hasta que a comienzos de la década del treinta comenzaron a aparecer más regularmente las grabaciones de tangos. Para 1931 el suyo era ya un conjunto netamente identificado con lo porteño, contando con ejecutantes como Federico Scorticati, Ciriaco Ortiz, Luis Petrucelli y Carlos Marcucci en bandoneones; Elvino Vardaro, Manlio Francia y Rossi en violines; su hermano Orlando Carabelli en contrabajo; y él mismo en piano, dirección y arreglos. De vez en cuando se incluían otros instrumentos para reforzar determinados sonidos o para lograr algunos efectos.
También pasaron por sus atriles Vicente Gorrese, Humberto Costanzo, Renato Zaffignani y Héctor Presas Cachito, por citar sólo unos pocos más. Entre los vocalistas estuvieron Charlo, Mercedes Simone, Carlos Lafuente, Luis Díaz, Alberto Gómez (bajo el seudónimo Nico) y el dúo Gómez-Vila, entre otros. Algunos discos se publicaban como Adolfo Carabelli y su Orquesta, otros como Adolfo Carabelli y su Orquesta Típica y otros como Adolfo Carabelli y su Jazz Band; este rótulo era indistinto para la agrupación, según se ampliara o no la formación instrumental para dar cabida a batería, pistón, fagot, serrucho, etcétera, según la exigencia de uno u otro ritmo grabado.
Entre los tangos más célebres de su orquesta típica figuran las auténticas creaciones que hizo de “Mi refugio” (1931), “Cantando” (1931, con el agregado vocal de Simone y Alberto Gómez a dúo); “Felicia” (1932), “Por dónde andará” (1932), “Inspiración” (1932), “Mar adentro” (1933), etcétera. También son recordadas algunas versiones con estribillo de tangos que normalmente se ejecutan de modo puramente instrumental, como “Rodríguez Peña” (1932) y “El trece” (1932). Entre sus interpretaciones de música internacional, se destacan el foxtrot “¿Cuál es su hobby?” (1931), la rumba “Negra consentida” (1932), el pasodoble “Soldadito del amor” (1934) y la canción que era éxito por Carlo Buti, aquí a la usanza local: “Vivir” (1935).
Sin figurar en las etiquetas, condujo también la célebre Orquesta Típica Victor. El talento de Carabelli otorgó una identidad reconocible a esta orquesta, ubicándola entre las mejores de su momento, y muchas veces empleando los mismos intérpretes que Carabelli convocaba para su formación propia.
Al igual que varias publicadas por Victor, y como la misma Orquesta Típica Victor que arreglara, la de Carabelli existía sólo para el disco; sus integrantes eran directores o miembros destacados de otros conjuntos y se reunían al sólo efecto de dejar grabaciones. Para sus actuaciones en público Carabelli dirigía otra orquesta, aunque más dedicada al jazz; con ésta obtuvo renombre durante los años treinta propalándose a través de varias emisoras, como LR4 Radio Splendid y LR6 Radio Mitre.
En el cine nacional participó en la musicalización de las películas De la sierra al valle (1938, dir.: Ber Ciani); Ambición (1939; dir.: Adelqui Millar); El ángel de trapo (1940, dir.: José Ferreyra) y Pájaros sin nido (1940; dir.: José Ferreyra).
Pero a partir de 1935 su serie de grabaciones comenzó a espaciarse, hasta que en el año 1940 dejó su último disco: el Victor 38.913, conteniendo el fox trot “Pero hay una melena” y el «pasodoble torero» “Manolito Bienvenida”. Se decía que un drama sentimental lo estaba afectando a un nivel tan profundo que todo en él declinaba irremediablemente. Terminó siendo despedido del sello Victor, y desde entonces sólo se dedicó a la enseñanza en su domicilio de San Fernando.
Alejado por completo del ambiente artístico, Carabelli murió el 25 de enero de 1947. Al día siguiente fallecía su vecino Servetto.
jueves, 17 de enero de 2019
"PIANISTA DE FUSTE"
Pianista y compositor
(18 noviembre 1911 - 10 agosto 1984)
Proveniente de una familia de músicos, ya a los cuatro años, su inclinación al instrumento lleva a su familia a brindarle los rudimentos esenciales de la música para luego, ya más grande, se perfeccionara con maestros de su ciudad como José y Humberto Benito.
Su gran vocación lo llevó a estudiar con ahínco y pronto se transformó en gran admirador, entre otros, de Debussy, Ravel, Chopin. Muy joven comenzó su carrera como concertista, actuando en el Hotel Majestic. En esa época, lo escuchó el famoso Alejandro Brailowsky (pianista polaco), quien lo felicitó muy especialmente. Pero estaba el tango y llamó su atención Francisco De Caro y todo el conjunto de Julio De Caro, hasta el punto que con el violinista Antonio Casanova forman una orquesta que debuta en la emisora local LT3, con un estilo netamente decareano.
En 1937, lo descubre Roberto Zerrillo y lo incorpora a su gran orquesta a dos pianos, junto a Juan Carlos Howard. Ya en Buenos Aires pasa a ser un pensionista más de la famosa pensión de la calle Salta 321, poblada por muchachos tangueros con ilusiones de futuro que llegaban a la Capital desde distintas ciudades. Sobre la vivencia en esa pensión, testimonió su esposa Luisa: «Emilio me hablaba tanto de la bohemia pensión La Alegría que la he llegado a vivirla como cosa propia» (1985). Allí comparte una habitación con otro rosarino pianista, Enrique Munné y alquilan, en Casa Lotermoser, dos pianos por veinte pesos. Se dedican a seguir estudiando y de paso formar un dúo de pianos.
Pero Rosario los llama, fue a través del director artístico de la emisora LT8 para dar conciertos. Una temporada y regreso a la gran ciudad. Emilio pasa a integrar la orquesta del arreglador y director Mario Maurano, además musicalizador de películas, de modo especial de casi todas las protagonizadas por Libertad Lamarque. Este trabajo lo alterna integrando la orquesta de Nicolás Vaccaro en el Teatro Dancing Novelty, a dos pianos junto a Carlos Parodi.
Enterado el maestro Osvaldo Fresedo de la capacidad pianística de este privilegiado músico, lo llama para reemplazar a Lalo Scalise, era el año 1942. Para la gente de tango es bien sabido que Fresedo fue siempre un admirador de Barbato, al punto que le permitía —aprobando con una sonrisa—, esas «lluvias de notas perladas» que con gran maestría y depurada técnica injertaba en las partituras de piano.
En 1946, decidido a continuar sus altos estudios de concertista, visitó a la distinguida profesora Esperanza Lothringer, quien después de haberlo escuchado le confesó no haber oído nunca un pianista que interpretara mejor a Debussy.
En 1948, enriqueció programas nocturnos de LR1 Radio El Mundo, con solos de piano de música melódica internacional acompañado, en guitarra americana por José Amatriain, en bajo por José Sciarretta y en percusión por Carlos Gómez, el conocido jazzman Cachito. Estas actuaciones prosiguieron luego por Radio Splendid y también Belgrano. Aunque no se le conocen posteriores actuaciones en público, este talentoso y completo músico nunca abandonó su piano, dedicándose a la música clásica y sus compositores favoritos, sin olvidar el tango.
miércoles, 16 de enero de 2019
"LA ORQUESTA DE ALBERTO"
formada su primera agrupación, actuó en la inauguración del cabaret Tibidabo, el 25 de abril de 1942, junto con la orquesta de Aníbal Troilo. La misma estaba integrada por Alberto Mancione, Jorge Gutiérrez, Juan Salomone y Antonio López (bandoneones), Doroteo López, Jorge Fernández y Antonio Casanova (violines), José Cimarro (piano), Pablo Piazza (contrabajo), Horacio Torres, luego remplazado por Floreal Ruiz durante seis meses (cantores).
En 1950, como artista exclusivo de Radio El Mundo, la orquesta estaba formada por: Mancione, Ángel Domínguez, Roberto Vallejos, Antonio Longarella y Julio Menor (bandoneones), Francisco Mancini, David Aszenmil, Bautista Huerta y Manuel La Plaza (violines), Francisco Orrego (piano), Julio Zeitlin (viola), Ángel Molo (chelo), Ítalo Bessa (contrabajo); los cantores: Héctor Alvarado, en 1949 se habían sumado Carlos Vidal en remplazo de Alberto Carol (por muy poco tiempo) y Jorge Ledesma y, en 1950, Francisco Fiorentino. Actúan en el dancing Montecarlo de Corrientes y Libertad y graban para el sello RCA-Victor.
Una anécdota interesante: el propio Mancione fue quien audicionó a Alberto Deluchi para reemplazar a su cantor Alberto Carol (el mismo que grabó como vocalista de la Orquesta Típica Victor), ocurrió en Radio Splendid. El aspirante eligió “Margot” y tuvo éxito, quedó en la orquesta. Su compañero era Héctor Alvarado. El representante de la orquesta, Julio Curi, sugirió buscarle un nombre artístico. La inspiración llegó escuchando al dúo Martínez-Ledesma, entonces propuso Jorge Ledesma y así quedó.
El debut se produjo en el cabaret Cote D’Azur, de 25 de mayo 536 y, enseguida, en Radio Splendid. Al año siguiente fueron contratados por Radio El Mundo donde ocuparon espacios centrales: Estrellas a mediodía, el nunca olvidado Glostora Tango Club —cuando Alfredo De Angelis se tomaba vacaciones— y en los bailables de los fines de semana. Con Mancione, Jorge Ledesma llegó formalmente al disco, con 18 títulos.
En 1966 armó un cuarteto con José Aguilera (piano), Pibledo (contrabajo), César Rilla (violín) y Mancione (bandoneón). El 20 de septiembre de 1974, con un nuevo cuarteto debutó en la confitería El Farolito de Villa Crespo, donde permaneció durante 14 años.
Otros músicos que colaboraron en su orquesta: Juan José Paz, Armando Medialdea, Norberto Digoraro, Osvaldo Requena (pianistas).
Carlos Pazo, Nicolás Paracino, Héctor Lettera, Ricardo Varela y Tito Rodríguez (bandoneones).
Fernando Suárez Paz, Antonio Napole, Fernando Espíndola, Ángel Pando, Edmundo Baya, Ángel Bodas, Natalio Lamicella, Ángel Vilar, Mauricio Marcelli y Alfonso Bernaba (violinistas).
Dino Quarlieri, Terreyro (chelistas).
Mario Monteleone, Juan Vasallo, Román Arias, Fernando Cabarcos, Ángel Cardozo y Héctor Guri (contrabajos).
Sus vocalistas que llegaron al disco fueron: Jorge Ledesma, Héctor Alvarado, Ángel Varela, Francisco Fiorentino y Luis Correa. También colaboró en un tema el actor Ubaldo Martínez, en la milonga “La mujer y los vinos”.
A ellos debemos agregar a José Torres, el mejor de sus cantores del que se conservan algunas tomas radiales; Horacio Torres, Floreal Ruiz (como Carlos Martel), Horacio Acosta, Alberto Carol, Carlos Vidal, Osvaldo de Sanctis (Osvaldo Ramos). Más tarde: Alberto Rial, Olga Cabrera, Jorge Miró y Ángel Taborda.
lunes, 14 de enero de 2019
"EL NEGRO LAVANDINA"
Nombre real: Luján, Félix
Seudónimo/s: Cacho Lavandina
Bailarín
El hombre arrancó a mediados del 30, cuando Juan D'Arienzo hacía bailar con un ritmo contundente. Era albañil, tenía la piel tostada y amó el tango como todos los de su generación. Por blanquear paredes antes de pintarlas, se ganó el apodo de El Negro Lavandina.
Fue alumno de Petróleo (Carlos Estévez) y solía practicar en el recordado Club Nelson, horno de grandes bailarines. Allá por el 37 o 38, mientras trabajaba en una obra, miró para arriba. Vio girar un canasto, y pensó que así podían realizarse los giros del tango. Algo después mostró la idea a su maestro y juntos desarrollaron giros simples y complejos.
Por su talento, la muchachada lo apodó El Bailarín Imposible; y por su identificación con el barrio, Petróleo lo honró con el de Monte Castro. Nunca dio clases, pero según Lampazo (José Vázquez ): «El Negro Lavandina estaba a la altura de cualquier maestro».
Con el tiempo algunos lo llamaron Salvador Sciana y Cacho Lavandina; sin embargo su verdadero nombre fue Félix Luján, un nombre sencillo como él, pero sobre todo un bailarín excepcional no solo por su destreza, sino porque fue uno de aquellos que además de sentirlo y bailarlo, supieron que al tango también había que pensarlo.
viernes, 11 de enero de 2019
"EL TANGO LLEGA A PARÍS"
fue uno de los introductores del tango en París. Habían ido Los Gobbi (Alfredo Eusebio Gobbi y Flora Rodríguez) enviados por la casa Gath y Chaves para realizar grabaciones que se comercializarían en nuestro país. Pronto arribaron Carlos Geroni Flores y Enrique Saborido como bailarín y, tras estos, era el año 1913, aparece el primer conjunto orquestal, sólo un trío con pareja de bailarines. Son Celestino Ferrer (piano), Eduardo Monelos (violín) y Vicente Loduca (bandoneón), sumados a Casimiro Aín y su compañera Martina.
Para el sello Pathé registraron ese mismo año 29 discos (58 temas,) bajo distintas denominaciones: Orquesta Típica Loduca, Rondalla Ferrer dirigida por Loduca, Orquesta Loduca, Ferrer, Monelos.
Poco después, Vicente se abre del conjunto para viajar a Brasil pues tuvo un ofrecimiento para actuar como prestidigitador, otra pasión suya.
Antes del viaje a Francia, en un reportaje se le preguntó cuánto tiempo llevaba practicando el bandoneón. Contestó que seis años y que ya tenía varios tangos compuestos.
Según Horacio Ferrer, en su Libro del Tango, consigna una temprana actuación de Loduca a dúo con el guitarrista de Gardel, Guillermo Barbieri y enseguida, era el año 1908, trasciende en un trío junto a Samuel Castriota y Francisco Canaro en el Café Royal de La Boca, Suárez 201, esquina Necochea.
Canaro, en su libro autobiográfico, relata esta anécdota que pinta las dificultades que tuvieron los músicos de tango a comienzos del siglo veinte: «Al salir de madrugada de aquel local, una noche, iba junto a su compañero y su mujercita española, que había tenido lo suyo con un sujeto con fama de guapo y además punguista a quien llamaban El Ñato Campana. En eso, se nos aparece revólver en mano exclamando: «—¡Esa mujer es mia!»; a lo que Loduca contestó mientras sacaba su bufoso «—¡Tuya sería!»; y sonaron dos disparos que a nadie hirió. Al día siguiente, comprobé mi sobretodo agujereado y chamuscado a la altura de las piernas».
En 1912, se lo ubica en el Café de los Loros, de Corrientes y Medrano, llamado así porque eran habitués los conductores del tranvía Lacroze que vestían uniformes de color verde. Integra un sexteto, con Canaro, Berto, José Fuster (flautista), Vicente Salerno (guitarra), Rodolfo Duclós (contrabajo). Poco antes de emprender el viaje, los tres se hallan tocando en una academia de baile junto a un cuarto integrante, el violinista José Senito. El viaje tuvo el apoyo económico de Alberto López Buchardo.
El primer lugar donde actuaron en París fue el cabaret Princesse, de la Rue Fontane nº 6 bis, más adelante, con la llegada de Manuel Pizarro, se convirtió en el famoso El Garrón. Al desatarse la guerra viajaron a Norteamérica donde permanecieron varios meses viviendo no sólo de la música.
En 1914, registró para el sello Victor quince grabaciones. Ya de regreso en Buenos Aires, es 1917, llega a nuestro país un técnico de aquel sello con un equipo grabador portátil, con el que realizaba un periplo por toda Sudamérica recogiendo la música de cada país. A continuación la narración de Osvaldo Fresedo (de la charla que con él mantuve) referida a esas circunstancias: «El técnico sólo conocía a Ferrer y a Loduca, como Ferrer se quedó en Francia salió a buscar a Loduca, cuando éste se enteró, apareció por el Royal Pigall, donde estaba tocando. A mí no me conocía, pero sí a Canaro, lo vio y le dijo «—Mirá, yo tengo un asunto, me vienen a ver de la Victor para grabar unos discos, ¿no los podría hacer con ustedes?»; ocurre que en ese momento no tenía orquesta ni nada. Aceptamos.»
«Éramos Canaro y Julio Doutry (violines), José Martínez (piano), Ruperto Leopoldo Thompson (contrabajo) y yo, ahora con Loduca (bandoneones).» Grabaron seis temas como orquesta típica Vicente Loduca y con el agregado en la etiqueta de «dos bandoneones Loduca-Fresedo», llegan al disco el resto de ese año y parte de 1918, con 28 títulos más.
¿Una curiosidad? Estando en París, en 1913, grabó su tango “El argentino”, en solo de bandoneón, convirtiéndose cronológicamente en el segundo solo de la historia del tango. El primero le corresponde a Juan Maglio.
Ese mismo año, en un reportaje para la revista Sherlok Holmes, le preguntan: «¿Quiénes son los que aquí conocen bien el bandoneón y su música?». «Muy pocos —responde—. En primer lugar está Santa Cruz que hace quince años lo practica continuamente en un café de la calle Santa Fe. Es quizá, el que mejor lo conoce. Berto también lo conoce hace bastante tiempo.» «¿Y con respecto a su música, se escribe en forma especial?». «No, exactamente igual que el piano».
Como compositor no dejó una gran producción, y si algunos títulos fueron exitosos, ello ocurrió en la época que se dieron a conocer. Ninguno perduró. Salvo, cuando se habla de tangos prostibularios, se nombra “Sacudime la persiana”, sólo la mención, aunque su conjunto lo registró en 1913. De otras formaciones, solamente Fresedo le grabó el tango “Peligro oculto”, en 1923.
Murió en París, en el hospital Bichat.
martes, 8 de enero de 2019
"EL GLORIOSO PACHO"
Juan Félix Maglio conocido como Pacho fue un destacado compositor, bandoneonista y director de orquesta de tango argentino que nació en Buenos Aires el 18 de noviembre de 1880 y murió en la misma ciudad el 14 de julio de 1934.
Fue uno de los músicos importantes de la Guardia Vieja y el primer bandoneonista que grabó solos con el tango La sonámbula de Pascual Cardarópoli y la mazurca La morocha de Gerardo Metallo. Escribió tangos que luego se consideraron clásicos como Armenonville y Sábado inglés, entre otros, y dejó grabadas alrededor de 900 obras.
Era hijo del italiano Pantaleón Maglio y de la argentina Carmen Dodero, que tenía parentesco con los conocidos armadores del mismo apellido. Fueron sus hermanos Tino, María Juana, Roque, Justina, Carmen y Carlos, al que apodaban "Pucho", que también tocaba el bandoneón y compuso tangos como Quilmes y La Paternal.
Cuando niño se familiarizó con el bandoneón que tocaba su padre y más adelante estudió música, primero con un instrumento pequeño de 13 voces y luego con bandoneones cada vez más complejos, inicialmente con Luis Almeida, apodado "El Negro Cototo" y en 1898 con Domingo Santa Cruz, autor del tango Unión Cívica. Por sus travesuras su padre lo apodaba pazzo -"loco" en italiano- que sus amigos transformaron en pacho y por el cual quedó reconocido luego.
Inicio de su carrera de músico
Debutó en público en 1899 integrando un trío con Julián Urdapilleta en violín y Luciano Ríos en guitarra, en el café El Vasco, de Barracas. Alrededor de 1903 formó un cuarteto con Ríos, Carlos Guerriero en violín y José Guerriero en flauta. En 1910 actuó por primera vez en el café La Paloma, ubicado en la avenida Santa Fe en su intersección con el arroyo Maldonado (luego entubado bajo la avenida Juan B. Justo), el mismo donde según imaginaba Cadícamo en el tango A pan y agua "en las noches brumosas, se pasean las sombras de Tito, Arolas y Bardi".2
Después siguieron actuaciones en el café Garibotto, de Pueyrredón y San Luis, en el Ambos Mundos, de Paraná y Corrientes, en La Morocha, en Salvador María del Carril y Corrientes, para retornar en 1912, ya con un éxito clamoroso, a La Paloma. En la época en que actuaba en ese lugar, Maglio fue contratado para grabar en el sello Columbia y formó la "Orquesta Típica Criolla Juan Maglio Pacho", a la que, además del propio Maglio y de Ríos, integraban José Bonano, apodado "Pepino", con violín corneta y Carlos Macchi, apodado "Hernani", con flauta. Los discos con los registros de Maglio alcanzaron grandes niveles de venta. Compró el bar Ambos Mundos, pero no tuvo éxito en esa nueva actividad y hacia 1914 quedó en una situación económica precaria, por lo que viajó a Montevideo y debutó en diciembre de 1915 en el café Au Bon Marché con tanto éxito que a veces durante su actuación el tránsito quedaba detenido por la aglomeración de público. Después de permanecer allí durante varios meses retornó a Buenos Aires y trabajó en el teatro Politeama al mismo tiempo que era contratado para animar reuniones en casas de apellidos distinguidos como Madero (dedicó a Vicente Madero su tango Maderito), Juárez Celman, y López Buchardo, entre otros. En Carnaval llevaba su música a los salones del Excelsior, el Cervantes y el Pabellón de las Rosas.
En 1920, formó una nueva orquesta, con Rafael Rossi, Nicolás Primiani y él mismo en bandoneón, Juan Carlos Ghio en piano, Benito Juliá, Salvador Viola y "El Pibe" Rossi en violín, y José Galarza en flauta y batería. Por sus conjuntos pasaron músicos que luego seguirían brillantes trayectorias, tales como Elvino Vardaro, Rodolfo Biagi, Federico Scorticati, Juan Polito y, en 1932, un jovencito de 15 años llamado Aníbal Troilo. Uno de sus cantores fue Antonio Maida.
A partir de 1930 formó un conjunto de música paraguaya con el cual interpretaba polcas, la mayoría con títulos en guaraní, que firmaba como Maglio, o con el seudónimo de Oglima (Maglio al revés).
A lo largo de su carrera grabó casi 900 piezas, la gran mayoría instrumentales, y el resto incluyendo a cantores que actuaron sólo como estribillistas. De ellos solamente tuvo trascendencia Carlos Viván, sin perjuicio de mencionar alguna intervención de Luis Scalon, reconocido vocalista que actuó muchos años en Europa. Entre los músicos se destacaron el bandoneonista Ángel Ramos y el baterista y flautista José Galarza. El último disco que grabó fue para el sello Odeón el 17 de abril de 1934, registrando la ranchera Qué esperanza, de su autoría y el vals Recordándote, de Gerardo Metallo.
Ha sido recogida la versión de que al crecer la fama de Maglio, en los comercios de venta de discos la gente directamente decía “déme un pacho” para pedir “un disco”3 lo cual está indicando, más allá de la dudosa veracidad de la anécdota, el reconocimiento de la enorme popularidad del músico.
Fumaba entre cinco y seis atados de cigarrillos negros diarios. Estuvo actuando por Radio Belgrano hasta poco antes de ser internado en el Hospital Ramos Mejía por una afección pulmonar y volvió a su casa de Bulnes 948 solamente para morir el 14 de julio de 1934.
Sus composiciones[editar]
En 1908 compuso El zurdo, su primer tango, al que le siguieron Quasi nada (subtitulado El combate), Armenonville, Jeanne, Un copetín, Adelita, Sábado inglés, Royal Pigall (en homenaje al cabaré homónimo, luego retitulado ¡Qué has hecho de mi cariño! cuando le pone letra José González Castillo), Cielito, La Guardia Vieja, Tacuarí, ¡Tomá mate!, Chile, Ando pato y muchos otros más.
De la etapa posterior del "tango-canción" son Llegué a ladrón por amarte (letra y música), La chacarera (en colaboración con José Servidio y con letra de Juan Andrés Caruso), Tango Argentino (con Alfredo Bigeschi), A media noche y Copen la banca (los dos en colaboración con Enrique Dizeo), El curdela (con Jorge Luque Lobos), El llorón (antiguo tango que recopiló y al que puso letra Enrique Cadícamo) y otros. Entre sus valses cabe mencionar a Violetas, María Esther, Orillas del Plata, Horas de hastío y Copo de nieve, entre otros
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