" de chiquilín te miraba de afuera"
sábado, 20 de febrero de 2016
"UN PROCER DEL TANGO"
Juan Carlos Aráoz de Lamadrid –quien abrevió el nombre, para no alardear de su honrosa ascendencia– nació en Buenos Aires, en el barrio de Flores, el 30 de octubre de 1910 y murió en la misma ciudad el 16 de agosto de 1965. Era sobrino nieto del famoso general de la independencia Gregorio Aráoz de Lamadrid (1795-1857).
En su juventud se desempeñó como cantor y bailarín de tangos, además de boxeador. Pronto se inició en el periodismo, en la redacción del vespertino Crítica, fundado por el uruguayo Natalio Botana en 1913. También escribió en las revistas literarias de la época, entre ellas, Conjugación de Buenos Aires que co-dirigió con Edgar Bayley.
Dejó dos libros de versos: Hombre sumado (1958; segunda edición, 1969) y Pequeña rosa lunfarda (1981). Su poesía –él lo dijo– congeniaba el formalismo técnico e idiomático y “la violencia desbordante del lunfardo, el argentino, el porteño y la neología invencionista”.
Fue Lamadrid, como lo ha señalado José Gobello, un precursor de la tangología, disciplina que cultivaría sistemáticamente Luis Adolfo Sierra. Dos artículos memorables, publicados en el matutino porteño La Prensa (cuando éste ya había sido expropiado y entregado a la Confederación General del Trabajo), “Tango y Tanguismo” (7 de junio de 1953) y “El tango, sus poetas y sus cantores” (9 de agosto de 1953) invitan a considerarlo como tal.
Él mismo fue letrista, el primero de Astor Piazzolla con quien colaboró en Fugitiva, Marrón azul, Mandrágora y Rosa-río. También lo hizo con otros músicos, tales como Juan Carlos Cobián (Ida y vuelta), Sebastián Piana (Milonga para el caudillo, Ensayo de Adolfo Alsina), Julio De Caro (Caín y Abel), Argentino Galván (Luna rota), Roberto Selles (Cenizas en el tiempo, El cebolla, El pistolero muerto) y otros muchos.
En la Academia Porteña del Lunfardo ocupó el sillón que está puesto bajo la advocación de Carlos Gardel; y es oportuno señalar que como autor de tangos ha escrito letras como “Fugitiva”, considerada un verdadero hito en el historial de las letras tangueras.
se contó entre los diez escritores que el 21 de diciembre de 1962 firmaron el acta fundacional de la Academia. Más tarde se excluyó de la institución, que lo designó Académico Emérito mediante la resolución del 6 de junio de 1992.
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