" de chiquilín te miraba de afuera"
sábado, 27 de febrero de 2016
"DE LINIERS AL CENTRO...."
Reinaldo Yiso fue fiel a su barrio y nunca abandonó Liniers. Viajaba diariamente al centro de la ciudad, con el fin de atender sus intereses autorales, sin descuidar por ello sus otros compromisos laborales. Si bien comenzó a trabajar en el Frigorífico Lisandro de la Torre como obrero de planta, luego fue transferido a la parte administrativa, donde llegó a ocupar un alto cargo. Tiempo después, se desempeñó como director de Magenta Discos.
En el año 1941 el maestro Ricardo Tanturi le estrena su primer título, “Por eso canto yo”; si bien es en 1943 cuando Reinaldo Yiso alcanza notoriedad con el tango “El sueño del pibe”, grabado ese año por Osvaldo Pugliese con la voz de su amigo y vecino, Roberto Chanel. La temática futbolera abordada en este tango, hace que su letra alcance gran difusión y popularidad. Es en “El sueño del pibe”, donde el autor rememora los propios momentos de felicidad e ilusión, vividos durante su juventud.
Para ese entonces Yiso, además de escribir y trabajar, presentaba en los bailes a la orquesta de Osvaldo Pugliese, tarea por la cual recibía una remuneración de cinco pesos por cada noche de actuación. Fue precisamente durante esos años cuando una tarde, al cruzar la calle junto a Chanel y Morán, lo atropelló un auto, provocándole serias lesiones que lo mantuvieron postrado durante más de un mes.
Escribió gran cantidad de tangos de carácter descriptivos, empleando versos sencillos, ya que nunca recurrió a la metáfora para adornar sus temas. La mayoría de sus letras plasmaron sentimientos propios o extraños, como así también algunas otras, reflejaron pasiones y controversias populares. Tal el caso de “Bolero”, tango que muestra el enfrentamiento que en ese momento mantenían dos géneros musicales, el tango y el bolero; en tanto en “Bailemos”, describe la angustia que siente una pareja frente al hecho irreversible de la separación. Todas las letras de Yiso encierran, verdaderas pinceladas de la vida.
Además de los temas ya mencionados, sus tangos más difundidos fueron “Un infierno”, “Soñemos”, “Cuatro líneas para el cielo”, “Un regalo de reyes “, “El hipo” , “Cómo le digo a la vieja”, “Una carta para Italia”, “Un tango para mi vieja”, “La número cinco”, “El tango es una historia”, “Estas cosas de la vida”, “La mascota del barrio” , “Un tormento” , “El clavelito”, “Susanita” y un “Vals para mamá”. Este tema Yiso lo compuso una noche en que cuidaba a su madre, víctima de una afección circunstancial. En uno de sus versos el autor refleja cual era su estado emocional en ese momento, al decir que ese vals «Surgió una noche de esas que más pensaba en ella».
Musicalizaron sus letras, entre otros, Ricardo Tanturi, Francisco Rotundo, Miguel Caló, Anselmo Aieta, el ya citado Enrique Alessio, Pascual Mamone, Santos Lipesker, Arturo Gallucci, Abel Aznar, Edgardo Donato, Roberto Chanel, Alberto Morán, Roberto Rufino y Alberto Podestá, Juan Puey, Roberto Caló, Orestes Cúfaro, Ángel Cabral, Juan Pomati, Juan Manuel Mañueco y Erma Suárez.
El 22 de mayo de 1943 se casa con Sara Rainer, con quien tuvo dos hijos: Marta y Ricardo, a los que Yiso nombra en su tango “Un regalo de reyes”. Según cuenta su esposa, el nombre con el cual fuera anotado en el Registro Civil su hijo varón, responde al deseo de la pareja de homenajear al maestro Ricardo Tanturi.
Varias de las composiciones de Yiso fueron registradas a nombre de su mujer, tal el caso de “Bien bohemio”, tema que con música de Tití Rossi y Juan Pomati, fue grabado por la orquesta de Francisco Rotundo con la voz de Julio Sosa. ¿Quién no recuerda ese verso que dice: «Estoy en Pampa y la vía como viola en el empeño»? También, con el nombre de Sara Rainer, registró otros tangos, entre ellos: “Ruiseñor de Puente Alsina” y “Pifia”, y con el seudónimo de Rianco, firmó la letra de “No me esperes esta noche”, obra popularizada por la cancionista María Graña.
A su vez, compuso diversos valses peruanos, entre otros, “He visto llorar a Dios”, “Errante vagabundo” y “Desagradecida”.
Su aporte al tango quedó reflejado en la gran cantidad de composiciones que escribió, sin apartarse nunca de un particular estilo de poeta de barrio. Sus letras resumen emociones y pasiones comunes a la sensibilidad del porteño.
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