" de chiquilín te miraba de afuera"
miércoles, 21 de abril de 2010
El pibe de Villa Urquiza
El apuesto muchacho de apellido Pappalardo llegó un día lunes de 1946 al domicilio de Florindo Sassone, enterado por un amigo de que necesitaba un vocalista. “Hice el tango Canción de cuna y no le gustó al maestro. Allí empecé a convencerme que no servía para cantor”, contaba quien sería después Jorge Casal. “Pero al día siguiente —continuó-- recibí la sorpresa de que me buscaba para que fuera el nuevo cantor de la orquesta. Había ocurrido que mientras me tomaba la prueba, la esposa de Sassone, que tenía oído musical y había estudiado canto, me había escuchado desde un ambiente contiguo y le dijo a su marido que no me dejara de lado”. En la gatera estaba posicionado para ese puesto nada menos que Alberto Podestá.
Gracias a su mujer, Sassone tuvo su mejor cantor, que dejó grabadas interpretaciones inolvidables como Volver, La última cita, A la luz del candil, Rencor, Mi noche triste, Madre hay una sola y la citada Canción de cuna, quizás la mejor lograda.
“Salvo las dos primeras grabaciones, todo el repertorio fue elegido por mí —comentaba Casal--, en eso no daba concesiones. Sassone se encargaba de la parte musical, en lo demás… mejor ni hablar. No fue buena persona. Nunca reconoció haberse equivocado conmigo al rechazarme y, mucho menos, que el éxito de la orquesta se debía a mi presencia. En el comentario del ambiente se sabía que era así”.
Fue tal el suceso del nuevo cantor, que de inmediato le llovieron propuestas económicamente favorables para él, de importantes orquestas (Laurenz, Caló, Di Sarli, Troilo), las que desechó “en reconocimiento a la oportunidad que Sassone me había dado. Esa decisión se la comuniqué personalmente a Pichuco en su departamento, y me respondió: ‘¡Lo felicito pibe, no cualquiera hace lo que usted hizo¡’.
Ya desvinculado de Sassone, ingresó a la orquesta de Troilo dejando 20 grabaciones, pero fue otro Casal. Acartonado, distinto fraseo, menos sensibilidad y matices, varió su registro abaritonado. Pero, como sobre gustos no hay nada escrito, posiblemente otras opiniones no coincidirán con tal apreciación.
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